El
Fandi sale a hombros en el día de la vuelta de los toros al Coliseo Balear
entre gritos de "¡Libertad, libertad!".
PACO MARCH
@franciscomarch9
@franciscomarch9
Diario EL
MUNDO de Palma de Mallorca
Noventa años cumple el Coliseo Balear y qué mejor
que celebrarlo volviendo a dar toros (una corrida, pero algo es algo) después del
stand by de 2018 por mor de una surrealista Ley de toros a la Balear, tumbada
en la mayoría de sus puntos por el Tribunal Constitucional el pasado mes de
diciembre atendiendo a su propia jurisprudencia con la prohibición catalana. De
aquella "ensaimada" que pervertía la esencia misma de la tauromaquia
apelando al maltrato animal (sic), se mantienen, eso sí, trabas de índole
administrativa( prohibición a los menores de 18 años; prohibición de bebidas-
en Las Ventas no iría mal una regulación, dicho sea de paso- o controles
antidoping a toros y toreros, como si del Tour se tratara). Estas y otras,
relativas a la conservación del inmueble, seguridad, servicios, corrales...se
han demostrado insuficientes para que el Ayuntamiento de Palma (tripartito de
izquierdas) pudiera impedir- aunque el cuerpo les pidiera lo contrario- que se
diera la corrida.
Desde 1954, cuando compró el inmueble a la familia
Tous, la Casa Balañá es la propietaria del Coliseo Balear. Más de una década de
esplendor vino después, por él pasaron las primeras figuras del toreo y hubo
temporadas que fue la que más festejos dio. Y, en los últimos años, la Casa
Matilla, tan vinculada a los Balañá, ha sido quien la ha gestionado, como
también en esta corrida extraordinaria (8toros8) y nocturna que nos ocupa y en
la que entramos ya al detalle no sin dejar de mencionar, atendiendo al relato
anterior, las muchas similitudes con el "caso catalán". Sin embargo,
lo que en Palma de Mallorca ha sido posible, con todas las de la Ley, en La
Monumental de Barcelona, aún no parece haber llegado el momento. De momento,
Balañá dixit.
Acabado el paseillo, los gritos de
"¡libertad, libertad!" coreados por el público que casi llenó los
tendidos del Coliseo Balear, reivindicaban un derecho fundamental que, extramuros
de la plaza, trescientos vociferantes totalitarios se encargaban de negar con
la discutible razón del insulto y anatemas supuestamente de izquierdas. Hay que
joderse.
Pena fue que el primer toro, de Virgen María,
apenas se tuvo en pie para que Morante dibujara un par de verónicas, una media
en el quite y no tuviera otra que abreviar con la muleta tras intentarlo con
tanta fe como fuerzas tenía el animal. Con este ya para el arrastre mulillero,
saltó un valiente anti. Ellos son así.
Sedosas verónicas a pies juntos en el saludo
capotero de El Juli que luego, con la muleta, lo llevó por los dos pitones con
largura, ligazón e, incluso, mano baja. El pinchazo previo a la estocada
caidilla que necesitó del descabello no impidió una petición de oreja que el
usía consideró insufuciente.
El Fandi fue puro espectáculo con capote y
banderillas, poniendo al público en pie. Largas de rodillas,verónicas de la
misma guisa, zapopinas...No digamos con los pares corriendo hacia atrás o de la
moviola. El toro galopaba con alegre tranco y David Fandila le dio fiesta en
series a derecha e izquierda aprovechando la bondad franciscana del de Virgen
María. Tanto fue así que, con la complicidad del torero, llegó una tan
desaforada como exagerada petición de indulto que,tras la estocada, quedó en
vuelta al ruedo para el toro y dos orejas para el torero.
Subió la presentación con el cuarto al que José
María Manzanares trató con buen pulso en series que tanto en redondo como al
natural tuvieron bella expresión y largo trazo. Estocada marca de la casa y
oreja al esportón
Salío Morante decidido en su segundo turno y
dibujó tres verónicas y una arrebujada media. Torería en los ayudados por alto
de inicio en una faena en la que José Antonio quiso más que el de Parladé que
incluso le levantó los pies del suelo pero sin consecuencias. Y Morante,
arrebatado, le dio tres molinetes con su aquel. Si no pincha antes de la
estocada, hubieran aflorado pañuelos.
Si el presidente dejó a El Juli sin oreja en su
primero no tuvo otra que otorgarla en el sexto,después de un trasteo asentado
ante un toro de escasas energías y con un efectivo julipié final.
En el que cerraba plaza Manzanares estuvo
relajado, centrado y siempre llevó las embestidas con mimo y templanza.
Mató a la segunda de una gran estocada recibiendo
y saludó una ovación tan calurosa como la noche de Palma.
Y la gente fue feliz.
VARIAS GANADERÍAS - Morante de la Puebla, El Juli, El Fandi y
José María Manzanares
Coliseo Balear. Viernes, 10 de agosto de
2019. Toros de Virgen María (1º, 2º,
3º y 4º, éste premiado con la vuelta al ruedo); 1º de Parladé (5º) y tres de Juan
Pedro Domecq (6º,7º y 8º), correctamente presentados, justos de fuerzas y
nobles en general.
Morante
de la Puebla, de verde botella y
oro. Cuatro pinchazos, estocada corta y descabello (silencio). En el quinto,
pinchazo y estocada (ovación).
El
Juli, de azul noche y azabache.
Pinchazo, estocada caída y descabello (ovación). En el sexto, estocada (oreja).
El
Fandi, de verde aguamarina y oro.
Estocada (dos orejas). En el séptimo, pinchazo, estocada, descabello. Aviso
(oreja)
José
María Manzanares, de burdeos y
azabache. Estocada (oreja). En el octavo, pinchazo y estocada (ovación).
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