Las
protestas, las pancartas y las reivindicaciones, contra los toros -los
detractores- y "en favor de la libertad" -los partidarios- se
sucedieron durante toda la tarde frente al Coliseo Balear.
JAIME MORA
Diario EL
MUNDO de Palma de Mallorca
Contra los antitaurinos, gritos de libertad.
Frente a los gritos de "asesinos", el Que Viva España de Manolo Escobar.
Los organizadores de la corrida de toros que tuvo lugar este viernes por la
noche en el Coliseo Balear encontraron la mejor arma para acallar las protestas
de los más de 300 detractores de la Fiesta Nacional concentrados a la puerta de
la plaza. Un enorme bafle con música atronadora les bastó para minimizar una
manifestación que resultó ser bastante más numerosa que la celebrada en el
mismo lugar dos años atrás, cuando tuvo lugar el último festejo antes de la
aprobación de la Ley de toros a la balear.
Los partidarios de mantener las corridas no
hicieron tanto ruido, pero dejaron claro su apoyo de la forma que más les
apetecía: ocupando sus asientos en las gradas de un Coliseo Balear,
prácticamente vendidas las 12.000 localidades del coso. Y todo, aderezado con
grandes dosis de fiesta. Porque además de música hubo baile, palmas y alegría
con la que celebrar el regreso de los toros a Mallorca tras su periplo
político-judicial, primero en el Parlament y finalmente en el Tribunal
Constitucional.
Los gritos, las protestas, las pancartas y las
reivindicaciones, contra los toros -los detractores- y "en favor de la
libertad" -los partidarios- se sucedieron durante toda la tarde frente al
Coliseo Balear, si bien la numerosa presencia de efectivos de la Policía Nacional
y la Policía Local sirvió para mantener el orden. Sí se tuvo que proceder a la
identificación de media docena de personas excesivamente exaltadas en la
defensa de sus posiciones, pero la cosa no pasó a mayores.
En medio de la fiesta llegó a sonar incluso el
himno nacional, como forma de proclamar la españolidad de las Islas frente a lo
que algunos partidarios de las corridas entienden como una "imposición del
catalanismo". Entre quienes se colocaron tras las pancartas de No es
cultura, es tortura se encontraban varios miembros de Podemos, como su
secretario de organización, Alejandro López. También estaba la ex de Podemos
que fue presidenta del Parlament balear, Chelo Huertas. Al otro lado de la
acera, representantes del Partido Popular -Maria Salom- y de Vox -Jorge Campos-
se dejaban ver para mostrar su apoyo a un espectáculo que volvió también a
reunir a centenares de turistas.
Para el partido animalista Pacma, lo sucedido este
viernes en el Coliseo Balear representa una "retroceso" y una
"involución", de la que acusan directamente al Constitucional, por
haber impedido -entre otras cosas- que saliera adelante la prohibición que,
según el texto normativo autonómico, impedía la muerte de los animales durante
las corridas. Desde la Associació Animalista de Balears (Assaib), Luis Miguel
Pérez protestó también por el hecho de que las instituciones insulares "no
hayan cancelado la corrida pese a las deficiencias de la plaza de toros",
que fueron definidas como "leves" por parte del Ayuntamiento de
Palma. Podemos quiso también mostrar su "rechazo" a la corrida, y
señaló por su "corresponsabilidad" al actual presidente del Gobierno
en funciones, Pedro Sánchez.
Precisamente, la Fundación Toro de Lidia celebró
que el Juzgado nº 1 de lo Contencioso-Administrativo de Palma haya condenado al
Ayuntamiento de Binissalem tras declararse localidad antitaurina en 2016. El
consistorio, en Pleno Ordinario celebrado el 2 de noviembre de 2015, había
dictado un acuerdo en el que se declaraba "antitaurino y contrario a las corridas
de toros" y se comprometía a solicitar una nueva Ley de Protección Animal
que "prohibiese cualquier espectáculo con toros". La Sentencia
dictamina que el Ayuntamiento no se limita en su texto a realizar una mera
expresión ideológica (principal argumento empleado por el Consistorio) sino que
se trata de una declaración con efectos prácticos y contrarios a la Ley.
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