viernes, 5 de julio de 2019

SAN FERMÍN – NOVILLADA DE ABONO: El peso del toreo de Diego San Román rinde Pamplona

El debutante mexicano sale a hombros con el único buen ejemplar de la decepcionante novillada de Pincha.
ZABALA DE LA SERNA
Diario EL MUNDO de Madrid

«Carrera, encierro, apartado y, naturalmente, la corrida de la tarde a las seis y media de la tarde. La proverbial puntualidad en fiestas de Pamplona, donde, sin que apenas se sienta, todo funciona con el ritmo de las tripas de un reloj de péndulo». A Barquerito siempre hay que volver. Como a Pamplona. La exactitud de las cosas más mundanas -el almuerzo y la merienda- hecha tradición entre «la larga liturgia» de los días. Es también clásica ya la novillada del 5 de julio desde 1999. Antes del 99 se programaba el 6, la fecha del chupinazo que libera a las blancas peñas como una marea de etílica espuma.

La plaza sin peñas respiraba paz no exenta de ambiente: una magnífica entrada arropaba a las promesas. Repetía la ganadería navarra de Pincha. Que estrenó la tarde noche con un novillo contrahecho, sin cuello y sin cara. Geniudo para más inri. Completa la cosita. Francisco de Manuel resolvió -menos con el acero- con firmeza y oficio su cada vez más complicada condición. Y en ese mismo aire pero con otras hechuras -tampoco bonitas ni armónicas- desarrolló el altón segundo, bravucón en el caballo, de pésimo y agrio estilo. La media verónica a pies juntos de Antonio Grande como respuesta a un ajustado quite de Diego San Román fue lo más limpio de su lidia: la tormenta de cabezazos enganchó casi siempre la muleta. Difícil y desagradecida papeleta para Grande.

Respiró la novillada a través del cuello del zancudo tercero. Que trajo la humillación. Una fantástica noticia para un torero de suerte negra y valor contrastado que necesitaba uno bueno para demostrar los quilates que nacen de su plomada. Pesa el toreo de San Román, de poderosa mano baja y colocación auténtica. Dos tandas ligadas con su derecha embrocada y una con su izquierda templada -un par de cambios de mano desembocaron en inacabables circulares- explotaron y rindieron la buena condición del utrero. Que duró eso no más. Cerró el debutante mexicano oportunamente la faena y culminó con un espadazo. La presidencia se entregó al fervor del paisanaje con la vuelta para el novillo; antes le había abierto la puerta grande a DSR con alegre contundencia. Como aquí se pagan las rondas.

No embistió dos veces igual el más bajo cuarto. Que cambiaba velocidad y ritmo y aminoraba, por dentro, la entrega. De Manuel se justificó sobradamente -volteretón incluido-, pero se atascó con el descabello. Mató muy bien, sin embargo, Antonio Grande al derrengado y bondadoso quinto. Como tampoco las había en el desfondado sexto. Que cerró la decepcionante novillada de Pincha: San Román se pegó un arrimón sin espada antes de irse en volandas. Atrás quedaba la estela del peso de su toreo.

PINCHA - Francisco de Manuel, Antonio Grande y Diego San Román

Monumental de Pamplona. Viernes, 5 de julio de 2019. Primera de feria. Tres cuartos.

Novillos de Pincha desiguales y feotes; malos 1º y 2º; bueno pero sin final el 3º; cambiante y a peor el 4º; derrengado el bondadoso 5º; desfondado el 6º.

Francisco de Manuel, de sangre de toro y oro. Dos pinchazos y estocada contraria (aplausos). En el cuarto, estocada defectuosa y varios descabellos. Aviso (silencio).

Antonio Grande, de blanco y oro. Estocada caída (silencio). En el quinto, estocada (saludos).

Diego San Román, de azul pavo y oro. Estocada (dos orejas). En el sexto, tres pinchazos y estocada (silencio). Salió a hombros.

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