viernes, 19 de julio de 2019

TEMPORADA DE NOVILLADAS NOCTURNAS EN LAS VENTAS: Contundente debut de Tomás Rufo: la espada le arrebata la Puerta Grande

Con cuatro festejos picados, el joven de Talavera corta una oreja al mejor lote de una complicada y desigual novillada de José Cruz tras sufrir una luxación de hombro.
MARÍA VALLEJO
@m_vallejo_ 
Diario EL MUNDO de Madrid
Entre los tímidos ecos de su presentación y aquellas buenas sensaciones, trenzó Alfonso Ortiz su segundo paseíllo en Las Ventas. Esa bellísima parte del rito que en Madrid extraña el España Cañí la completaron, neófitos y desmonterados, Emilio Silvera y Tomás Rufo. Que despertó y explotó la tarde.
El tercero de la novillada de José Cruz apuntó su fondo de casta en el capote del joven. Que voló con prestancia a la verónica. Someter a Travieso requería de un mando difícil de exigir, quizá, a quien toreaba su quinto festejo picado. Y de ahí que la faena discurriera, de los albores al ecuador, con cierto barullo y ligera intermitencia. Hasta que la garra de Rufo se impuso, bajó la mano y ganó la partida al novillo en dos rondas diestras de alta tensión. Que se terminó de disparar lícitamente cuando TR hundió el mentón, clavó los talones en la arena, y pegó un pase de pecho de hondura y rectitud en grado superlativo. Abrochó aquello con las infalibles manoletinas y se catapultó tras el estoque fulminante. Tanta fuerza llevó el volapié que salió de él con el hombro luxado. Retorciéndose de dolor mientras, bajo la negrísima noche de Madrid, el blanco de los pañuelos cumplía su sueño fresco y debutante: la oreja cayó con el peso de la ley.
Para la pelea a cara de perro que sería el sexto, salió TR de la enfermería con el hombro recolocado. Y la Monumental entregada desde esa suerte de verónicas del desdén sobre las que levantó el bello recibo al de José Cruz, que derribó con violencia el caballo. Sin dejarse descabalgar, Manuel Sayago se aferró a la silla con monta de alta escuela, levantó el jaco y cobró un buen puyazo. ¡Qué honda sonó la ovación tributada! Como la que arropó el brindis de Rufo en los medios. Antesala de su lucha cuerpo a cuerpo con aquel tigre cornúpeta que le avisaba y le saltaba al pecho. Había que dejársela muy puesta y estar tan firme que, cuando el joven lo lograba, se desprendía una emoción inmensa. Burló de milagro el pitón sagaz de Rebujino cuando lo lanzó por los aires como un muñeco de trapo. Entre las tablas y el viento, una última y emocionada serie a derechas hacía ya saborear la oreja que abría el portón de la gloria. Su hombro remendado, sin fuerza para empujar el estoque, lo cerró de un golpe seco.
De aquella liturgia inicial del paseíllo y u magia nos sacó pronto el primero de José Cruz. La misma rapidez que se gastaron los cabestros de Florito en devolverlo al corral tras perder las manos en la capa de Emilio Silvera. Que optó por echar al cuarto. Juboso tenía de toro serio el nombre y también el trapío. "Hostiaaaa", se exclamó el tendido al verlo. Y hasta aquí el #MicroCuento. Acostada la mole entre las rayas, Florito volvió a escena. El primero tris, de Casa de los Toreros, tuvo gas y fijeza en su media altura sin ser un alarde de clase. Silvera firmó tres series diestras compactas. Con la zurda bajaron la intensidad y el ajuste para no volver. Y la espada no ayudó a la remontada. Ni luego el cuarto de la noche. Otro sobrero de Casa de los Toreros manso y parado que se movía a brinquitos.
Alfonso Ortiz brindó al público el primer novillo del hierro titular que permaneció en el ruedo. Que fue el cuarto en salir por toriles. E igual de feo por dentro que fuera. Regordío, yermo de clase, algo protestón y soldado al piso. Ortiz desplazó su masa de 517 kilos en una faena avezada y de toques fuertes, que coronó con una estocada franca y en el hoyo. Flautero, mansote y muy mirón, no mejoró su suerte. Tampoco la espada, dubitativa esta vez.
Tomás Rufo abandonó Madrid a pie. Bajo la gran ovación que reconoció el mérito de tan contundente debut.
JOSÉ CRUZ - Emilio Silvera, Alfonso Ortiz y Tomás Rufo 
Jueves, 18 de julio de 2019. Monumental de las Ventas. Un tercio de entrada.
Novillos de José Cruz y dos sobreros de Casa de los toreros (1 tris y 4); pasados de peso y de diferentes remates; devueltos tras perder las manos 1 y 1 bis; protestón y pegado al piso el 2; encastado el 3; muy parado el 4; manso y mirón el 5; peligroso el 6.
Emilio Silvera, de celeste y oro. Bajonazo y estocada perpendicular (división de opiniones). En el cuarto, un pinchazo, media estocada y cuatro descabellos.
 Alfonso Ortiz, de malva y oro. Estocada (saludos). En el quinto, cuatro pinchazos y una estocada caída (silencio).
 Tomás Rufo, azul noche y oro. Estocada (oreja). En el sexto, pinchazo, estocada caída y tres descabellos. Aviso (saludos).
 PARTE MÉDICO DE TOMÁS RUFO
Luxación de hombro reducida manualmente en la enfermería de la plaza. Sale a matar el sexto novillo bajo su responsabilidad.

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