El
lorquino sale a hombros con una excelente corrida de Luis Algarra como cierre
del ciclo; Castella pasea una oreja en tono menor; Perera pierde el triunfo con
la espada.
SALVADOR
FERRER
@salvaferrer78
Diario EL MUNDO de Valencia
Paco Ureña, Valencia y Algarra han vivido años atrás
tardes de gloria. Quizá, la mejor versión de Ureña tenga la huella de Valencia.
Inolvidable la emotividad, el desgarro y la pureza del diestro de Lorca que
eligió Valencia para reaparecer tras la cogida de Albacete.
El cartel, por cierto, sufrió dos modificaciones
durante la confección de la feria y tras la presentación de los carteles. En
plenas Hogueras, Manzanares se cayó del cartel y en pleno San Fermín causó baja
Roca Rey. Perera sustituyó al peruano y Ureña forzó la salida del alicantino
tras la Puerta Grande en Madrid. Intrahistorias.
El primer algarra fue un toro que iba y venía,
incómodo, sin entrega. Frondoso el saludo capotero de Sebastián Castella y
ligero el quite por chicuelinas. Se desmonteró en banderillas Rafael Viotti y
lidió con solvencia en inteligencia José Chacón. Faenó sin relieve y poca
limpieza el torero francés, que no le cogió el aire a un toro siempre incómodo
y molesto.
Mejoró el tono Castella en su segundo turno sin
aproximarse a su mejor nivel. Se movió el cuarto algarra, con codicia y
transmisión. Se reencontró el francés por momentos. Una serie a derechas tuvo
intensidad y ajuste, las cercanías, el desplante... Una efectiva estocada le
valió una oreja, papel mojado en comparación con la que paseó Ureña.
El segundo se partió la mano en varas. Una
lástima, las hechuras perfectas, bajo, la expresión. Corrió turno Miguel Ángel
Perera y salió un burraco más altón que tuvo codicia. Suave y ganadora la
verónica del extremeño. Curro Javier anduvo soberbio en la lidia, fijando y
puliendo aristas a las embestidas. Perera se lo sacó en seguida a los medios.
El toro tenía un nervio que anestesió Miguel Ángel con el temple, la medicina
infalible. La faena no alcanzó los vuelos que se hacían presagiar pero tuvo
pasajes de toreo macizo y sedoso. La muleta cogida por el centro del palillo,
la embestida cosida en la panza y vaciada por abajo. Un primor que por h o por
b no tuvo continuidad.
El quinto se lidió como sobrero. Bien hecho,
apretó en varas y posibilitó el lucimiento de Ignacio Rodríguez. Clamorosos dos
pares de Curro Javier, que encendió una atronadora ovación. Perera se puso a
torear en redondo de rodillas. Sin probaturas. Dejó hacer y estar el toro, otro
buen toro. Hubo una serie cumbre de temple y profundidad al final de la faena.
Las luquesinas sin pestañear encendieron la pasión. La espada enfrió todo. Al
toro le dieron la vuelta al ruedo sin ser, de lejos, el mejor de un excelente
encierro de Algarra.
Paco Ureña firmó un saludo por delantales intenso
y profundo sin apenas sacar los brazos. Abierto el compás para la media
belmontina a la cadera. La pureza barroca. Sonó una diana floreada, preámbulo
de faena grande. Acertó su autor. El prólogo genuflexo con la muleta tuvo
sentido y temple. El asiento y el encaje de siempre. Ureña impregnó de sutileza
y sentimiento el toreo en redondo. Cuando se rompe, exagera el compás. La
entrega al servicio del toreo. Los pases de pecho liberaban la tensión de los
parones del notable toro de Algarra, que tuvo ritmo y nobleza. Y fue agradecido
a todo lo bien que lo trató el torero de Lorca. Maravillosa la interpretación
de Concha Flamenca de la Unión Musical de Montroi. Agarró una estocada tras un
pinchazo, y quizá por eso no agarró las dos orejas. Sigue el idilio.
El sexto no hacía presagiar nada bueno. Aunque
Ureña se puso con él como si lo fuera. El asiento, el encaje, la muleta
adelantada. Los muletazos, casi robados de un toro vulgar que no ensombreció
una corrida de Algarra de gran categoría. Ureña salió a hombros de la Feria de
Julio con la corrida de Algarra. Decíamos ayer, que diría Fray Luis de León...
LUIS ALGARRA - Sebastián Castella,
Miguel Ángel Perera y Paco Ureña
Plaza de Valencia. Domingo, 28 de julio de
2019. Última de feria. Más de media entrada.
Toros de Luis Algarra, incluido el 2º bis, de buenas aunque dispares
hechuras y excelente comportamiento. Desclasado el 1º, bueno el 2º, aplaudido
en el arrastre, notable el 3º, ovacionado en el arrastre, encastado el 4º,
ovacionado en el arrastre, con buen son el 5º, premiado con la vuelta al ruedo,
vulgar el 6º.
Sebastián
Castella, de azul rey y azabache.
Pinchazo y estocada casi entera (silencio). En el cuarto, más de media trasera
y desprendida. Aviso (oreja) .
Miguel
Ángel Perera, de verde botella y
oro. Dos pinchazos, estocada baja (ovación). En el quinto, dos pinchazos,
estocada corta, estocada tendida. Dos avisos (ovación).
Paco
Ureña, de lila y oro. Pinchazo y
estocada casi entera (oreja). En el sexto, estocada (oreja). Salió a hombros.
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