miércoles, 24 de julio de 2019

FERIA DE SANTANDER – PRIMERA CORRIDA: 'Timonero' repesca al viejo Cid en el mar de la nostalgia

Un importante toro de La Quinta impulsa por la puerta grande al matador sevillano en su despedida de Cuatro Caminos; un gran Emilio de Justo le acompaña en el triunfo,
Curro Díaz
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Santander

A estas alturas de la temporada existen ya graves sospechas de que a Emilio de Justo le han hecho un butrón en 2019 sus propios apoderados. Es difícil rentabilizar peor una campaña tan importante como la suya pasada. Entre las lesiones inoportunas y Luisito y Alberto García.... Empieza uno el año con El Cid en Vistalegre, que es plaza de la casa, y, claro, llega Santander y te anuncian con El Cid. Que se despedía de Cuatro Caminos entre ovaciones y pancartas. Y con la baraka sempiterna como aliada. Muchos frentes para De Justo. Que puede con casi todo incluso sin el Timonero que repescó los reflejos más cabales de Manuel Jesús. Como espectros del pasado en el mar de la nostalgia. O en el Cantábrico, donde para afrontar la "tarde de gran responsabilidad" y aliviar tensiones, uno de los administradores de Emilio chapoteó y colgó por la mañana el selfie en Twitter. Hay cosas que marcan y que sólo un torero tan bueno supera con la categoría que le restan. A hombros marcharía finalmente con Cid.

Su cabeza funciona tan bien como su expresión. Que está en sazón como demostró con Bombero. Un hermoso y bravo toro de La Quinta que escondía claves a desentrañar. Para empezar no abusó del caballo, aunque Bombero quería el fuego del peto desde cualquier lugar del ruedo. Y después entendió perfectamente la media distancia para jugar con las inercias y romper ese dique de la embestida. Que se venía más que se iba. Y lo hacía sin descolgar. EDJ tapó defectos y potenció virtudes. Y así aprovechó el mayor recorrido del pitón derecho, siempre con la muleta puesta. Los pases de pecho fueron colosales broches. Cuando parecía que la faena concluía en el tono menor del pitón izquierdo, una última ronda de redondos lo exprimió con fibra y gesto. La rectitud de la estocada dejó jirones de la taleguilla en los cuernos. El trofeo fue muy de verdad. Una ovación arropó el arrastre de Bombero. Tan generosos público y torero con la entereza del toro.

Y remató la tarde con un santacoloma de ojos achinados que se dormía a mitad del muletazo. O se desentendía de él. Emilio de Justo le consintió todo. Incluso sufrió un volteretón por tragar lo indecible. El acero de su piel, tanto como el de su empuñadura, lo catapultó en volandas.

Curro Díaz puso cariño en el brindis a Manuel Jesús. El mismo amor ya le podía haber puesto al puyazo desmedido. El bondadoso torito, que venía con el poder contado de fábrica, acusó el hemorrágico castigo tremendamente. Díaz lo mimó ahora en la apertura y en dos series desigualonas de suaves derechazos. En la tercera tanda, un tirón seco como este agosto dio con la osamenta en el ruedo del frágil santacoloma. Que se incorporó encogido y moribundo. Casi le sobró el espadazo en los blandos.

Exactamente por el mismo sitio despachó CD al cuarto, elevando el bajonazo a la categoría de suerte. El rincón de Ordóñez, le decían antiguamente. Pintó el linarense flashes con el buen embroque del santacoloma. Que tenía ese noble instante de humillación, el preciso para lo que dura el pase de Díaz.

A lo tonto, la mano de Espartaco cayó un par de veces -una en cada paleta- sobre el quebradizo Palomo. Tan estrecho, lindo y fino, sangraba hasta las pezuñas. Por uno y otro lado. No había ni fuelle ni fondo para tanto. Y se desinfló como un globo en la muleta de El Cid. Que remontó con la belleza superior del quinto. Timonero vino a hacer justicia a un currículo de bajío imbatible. Que recuperó de los túneles del tiempo al viejo Cid. Que devolvió con largura potra y aliento. Por una y otra mano -no tanto por la izquierda- colocaba la cara en los vuelos Timonero, y sembraba con su humillación la confianza del sevillano en retirada. Si a la faena se le borran los momentos de histriónico descaro -como el cierre- y algún que otro desajuste, da un adiós inmejorable de Cantabria. Media estocada en todo lo alto y la puerta grande a todo un idilio con Cuatro Caminos.

Timonero capitaneó la gloriosa despedida.

LA QUINTA - Curro Díaz, El Cid y Emilio de Justo

Plaza de Cuatro Caminos. Martes, 23 de julio de 2019. Tercera de feria. Tres cuartos de entrada.

Toros de La Quinta, hechurados y entipados; frágiles pero muy sangrados 1º y 2º; bravo sin humillar el 3º; extraordinario el 5; bueno el 4º; dormido y desentendido el 6º.

Curro Díaz, de azul pavo y oro. Estocada baja (saludos). En el cuarto, estocada baja (petición y saludos).

El Cid, de tabaco y oro. Estocada rinconera (palmas). En el quinto, media estocada arriba. Aviso (dos orejas).

Emilio de Justo, de verde esperanza y oro. Estocada (oreja). En el sexto, gran estocada (oreja y petición). Salió a hombros con El Cid.

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