El
peor lote de la corrida de Montalvo le niega la suerte al reaparecido
valenciano en una tarde en la que deslumbra el clasicismo de Emilio de Justo.
Emilio de Justo |
@salvaferrer78
Diario EL MUNDO de Valencia
Roto el paseíllo, la plaza se puso en pie para
ovacionar a Román, el último eslabón de la historia taurina contemporánea que
ha trascendido más allá de Valencia: El Soro, Ponce, Barrera, El Califa y
Román, que quiso compartir el cariño con Emilio de Justo.
Los ecos del reportaje de Román en PAPEL, de EL
MUNDO, coleaban los días previos a la reaparición. La literatura fundida con el
periodismo y empapada de tinta; las fotografías crudas, una muestra gráfica de
la autenticidad del toreo. La oscuridad de las imágenes muestran, muchas veces
mejor, la luz de la verdad. Las cicatrices en blanco y negro, las grapas, los
puntos, las carnes cosidas, el dolor convertido en sombras. La grandeza, en
fin, de estos héroes coloridos de medias rosas. Aunque las secuelas de las
cornadas dejan más marcas en la cabeza que los tatuajes con forma de cicatriz:
la huella del dolor, el umbral del morir, sentir que se puede apagar todo.
El torero de Benimaclet resucitaba en Valencia
tras haber cuajado en el campo varios toros y un par de vacas en las placitas
de tientas de Fuente Ymbro -donde indultó un toro- Jandilla y Daniel Ramos.
Sorprende, no obstante, captar los gestos, descifrar la misma sonrisa, la
espontaneidad de siempre tras el drama de Las Ventas.
Emilio de Justo no pudo torear con Román el día de
San José en Fallas. El extremeño firmó una buena faena en el toro de su debut.
El de Montalvo, con su nobleza a cuestas, tuvo su ritmo y De Justo lo entendió.
Dos chicuelinas y una media tuvieron mucho sabor. Como el prólogo, tan torero,
de tan bello embroque, tan sutil y tan sedoso. Inteligentes los tiempecitos
entre los muletazos, bordados los de pecho. Como los naturales del epílogo ya
enfrontilado. El descabello le privó de la oreja.
Como un tiro salió de toriles el tercero.
Codicioso, con brío. Bravo. De Justo brindó a Román. Maciza y torera faena del
extremeño. Una obra intensa preñada de clasicismo: la torería. El toreo en
redondo tuvo redondez y profundidad. Hubo una serie cumbre de gobierno y poder,
la muleta a rastras. Gustosos los remates, con el aroma sabroso de la
inspiración. Soberbia fue la estocada. Una oreja que pudieron -o debieron- ser
dos. Pero en Valencia, de siempre, el criterio es cambiante de un sábado a un
domingo...
De Justo pudo volver a expresarse con el quinto,
franco y de buen son. Tres de tres, se llevó el lote. La sobriedad, el aroma de
lo caro, el derechazo desmayado, el trincherazo sentido. Sin la rotundidad de
su obra a su segundo, pero con el gusto de las dosis que dejan sabor. Por los
aceros se perdió el honor de la puerta grande. Debe ser en Fallas.
El manso encastado segundo cantó todo en los
primeros tercios. La cara por las esclavinas, se dolió en banderillas, los
arreones, la huida a las tablas, la nula entega. Eso sí, tenía la emotividad de
la incertidumbre. Como en Las Ventas, Román volvió a brindar al ministro en
funciones José Luis Ábalos, entre protestas. De vergüenza ajena. Como cuando
pitaron al maestro Enrique Ponce por brindar un toro a Raúl González, capitán
del Real Madrid, el 7 de Europa. Nivelazo valenciano. Román fue metiendo en el
canasto de su muleta tal mansedumbre. Faena de paciencia y cocción lenta.
Emotivas las series con la diestra de mano baja entre las rayas de picar del 2,
cerca de toriles. Y ceñidísimas las luquesinas ajustadas para amarrar la oreja
que se había ganado. La fe que tuvo con el toro la tuvo menos con el estoque.
El castaño segundo fue devuelto por inválido y
saltó en su lugar un rinoceronte de 610 kilos como sobrero. En fecha tan
especial, Román se quedó sin la de Algarra que había matado los últimos años ni
una corrida de Montalvo torera para la reaparición... Bruto el toro, parado,
infumable. El sexto ratificó la mala suerte de Román en el sorteo. Áspero,
desclasado, violento. A ver si en Fallas ya lo colocan donde se merece y como
se merece en Valencia. Que ya va siendo hora.
MONTALVO - Emilio de Justo y Román
Plaza de Valencia. Sábado, 27 de julio de
2019. Tercera de feria. Más de media entrada.
Toros de Montalvo, incluido el 4º bis, de hechuras y tipos muy desiguales,
de variada conducta. Noble el 1º, aplaudido en el arrastre, manso el 2º, bravo
el buen 3º, infumable el 4º, franco el 5º, áspero el 6º.
Emilio
de Justo, de catafalco y oro.
Estocada y varios descabellos. Dos avisos (ovación). En el tercero, estocada
(oreja tras petición de la segunda). En el quinto, dos pinchazos y estocada
tendida (vuelta al ruedo).
Román, de azul rey y oro. Dos pinchazos, estocada
casi entera desprendida y tres descabellos. Dos avisos (ovación). En el cuarto,
media atravesada. Silencio. En el sexto, tres pinchazos y media atravesada
(silencio).
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