GONZALO I.
BIENVENIDA
@GonIzdoBienve
Diario EL
MUNDO de Madrid
Foto: Plaza 1
Foto: Plaza 1
El lejano recuerdo de las nocturnas que
instauraron los Hermanos Lozano suena a tópico o a utópico anhelo. Aquel
festejo concebido como lanzadera de toreros es hoy un imposible. Los ecos de
los reconocimientos fracasados por El Freixo dieron que pensar. De la novillada
de El Juli dejaron solo tres reses como aptas. El trío fue protestado de salida
por su presencia por aquellos que durante San Isidro no dijeron ni pío con las novilladas
más normales que se han lidiado en el año de Madrid. Se protestó porque
lucieron el hierro de una figura del toreo y porque el veleta criterio
presidencial avivó la hoguera rechazando novillos a mansalva perfectamente
adecuados para Las Ventas (máxime para una novillada nocturna). El ridículo se
apropió de las propuestas cuando a la voz de ¡toro, toro! se quejaban de la
falta de trapío del segundo, un novillo cuajado y ofensivo. Se hartan de pedir
el toro toro pero se olvidan de que están presenciando una novillada novillada.
Cortó una oreja al segundo Rafael González tras
una arrebatada actuación. Voló fácil el capote, con seguridad, con mando.
Declinó poner banderillas y arranco de rodillas su faena. Estatuarios de
hinojos nada menos hasta el cambiado por la espalda inverosímil. Obedecía el
novillo de El Juli que se entregó en el siguiente natural sin aún haberse
erguido. El poderoso trazo de Rafael González hizo que aflorase el genio del
novillo que se tornó protestón. El madrileño acortó distancias y se pegó un
arrimón. La estocada, algo desprendida, tuvo un efecto fulminante. Muy pronto
se apagó el remiendo de Couto de Fornilhos que hizo quinto y que hasta ese
momento había sido manejable. No lo vio tan claro esta vez con los aceros.
Tras su importante presentación en Las Ventas en
el mes de abril en la que cayó herido, Ignacio Olmos llegó con casi el mismo
oficio y la presión incrementada. Su planteamiento, de pura entrega no tuvo
mácula. Quiso torear tan bien colocado como asentado en sus dos turnos. No
acertó con las distancias ante el noblote primero de su lote, de El Freixo, ya
que se quedó muy encima apocando sus virtudes. Muy irregular fue la embestida
del novillo de Couto que cerró la noche y ante al que apenas pudo desarrollar
la faena. Con la espada estuvo muy acertado estoqueando con brillantez en sus
dos turnos.
Abrió el cartel Tibo García que planteó una seria
actuación ante el cuarto, de la divisa portuguesa, que no fue fácil. La
humillación no tapó su aspereza. El francés se mostró muy comprometido aunque
pasó mal rato después con los aceros. No dijo mucho ante el buen primero que no
tuvo fuerza para aguantar la lidia.
Madrid no debe perder su exigencia pero eso no
debe significar hacer imposible que salgan toreros.
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