domingo, 7 de julio de 2019

Morante y Roca Rey: mano a mano de campanillas para la Goyesca de Ronda

El ‘vis a vi’s del sevillano y el peruano es el plato fuerte de la feria de Pedro Romero, que este año adelanta en una semana su programación taurina.
 
ÁLVARO R. DEL MORAL

Los carteles ya son oficiales. La plaza de la Real Maestranza de Ronda volverá a vestirse con sus mejores galas para acoger la LXIII Corrida Goyesca. El ‘mano a mano’ que dirimirán Morante de la Puebla y Andrés Roca Rey será el indiscutible plato fuerte de una feria, la de Pedro Romero, que este año adelanta su programación taurina –en realidad no coincidirá con los días feriales- por necesidades de agenda de la empresa y los propios matadores. Este adelanto llegó no sin polémica y bronca política en la ciudad del Tajo aunque empresa y ayuntamiento están negociando para reconducir la situación en los próximos años.

Francisco Rivera ha logrado juntar en el mismo cartel –la tarde del 31 de agosto- al genio de La Puebla y a la primera figura del momento, ese vendaval peruano que se llama Andrés Roca Rey, que retorna a la Maestranza de piedra después de presentarse en 2018. Delante tendrán un encierro de Juan Pedro Domecq y Parladé.

Las combinaciones de toros y toreros han sido presentadas este año a través de las redes sociales obviando la habitual rueda de prensa junto a las autoridades de la ciudad malagueña y el teniente de Hermano Mayor de la Maestranza rondeña. El autor de la obra pictórica que timbra el cartel, desvelado también a través de las redes, es el pintor David Seaton.

Las combinaciones también incluyen la tradicional corrida rondeña de rejones, el primero de septiembre, que alcanza este año su XXXVIII edición. Se anuncian los jinetes Rui Fernandes, Diego Ventura y Andrés Romero que lidiarán un encierro de Benítez Cubero-Pallarés. La novillada sin picadores, el día 30 de agosto, reúne los nombres de los toreros noveles Antonio Romero, Cayetano López y Moli de Ronda que estoquearán erales de Torrestrella.

Un poco de historia

Hablar de la goyesca de Ronda implica hacer un repaso a más de seis décadas de toreo y fidelidad a un apellido: el de los Ordóñez. La primera Goyesca se celebró, sin vocación de continuidad, para conmemorar el segundo centenario del nacimiento del mítico diestro rondeño Pedro Romero. Fue en 1954, acartelando al Niño de la Palma (hijo), César Girón y Antonio Bienvenida.

La idea reverdecería en 1957, consagrando su continuidad, ya en manos de Antonio Ordóñez. Desde entonces sólo se ha interrumpido, por obras en la plaza, en 1963 y en coincidencia con la primera retirada del maestro. Ordóñez llegó vestirse de majo -casi siempre de blanco con pasamanería negra- hasta dieciocho veces. Las primeras goyescas reeditaron el formato de corrida concurso y Antonio Ordóñez alternó con toreros como Rafael Ortega, Aparicio o Bienvenida. Sólo falló a la cita en 1961. El año anterior había sido testigo de la alternativa de Paula de manos de Julio Aparicio

1964 marca el nacimiento de una nueva etapa: Antonio vuelve a ser fijo en los carteles en el lustro prodigioso que finaliza en 1969. Ha cambiado la baraja: repiten Bienvenida o Aparicio pero ya aparecen los nombres de Miguelín o Palomo Linares. El maestro de Ronda no compareció en 1970. Tampoco lo hizo en 1971, año de su auténtica retirada en San Sebastián.

La última etapa del maestro

Pero Ordóñez volvió a prepararse a fondo para volver a su festejo más querido en 1972, mano a mano con Bienvenida. Llegó a matar más de 50 toros a puerta cerrada antes de volver a enfundarse el traje goyesco. Retirado de la guerra de la temporada, su comparecencia anual en Ronda se convirtió en una auténtica peregrinación de aficionados de todo el mundo que lo vieron alternar con matadores de la talla de Paquirri o Camino -bases de este periodo- además de Curro Romero o Manzanares, que se convertiría en el torero más recurrente de las goyescas de la década siguiente.

El maestro de Ronda volvió a tomar distancia en 1978 y 1979. Los carteles experimentaron un extraño bajón de calidad que se recuperó por completo en 1980, año del recordado mano a mano entre el mismísimo Ordóñez y su yerno Paquirri. Ésa fue la última Goyesca del genio de Ronda, que también tenía previsto actuar en la de 1981 -año de su frustrada reaparición- aunque se hizo sustituir por El Cordobés. Ordóñez se consagró a la organización de un evento al que le costó recuperar su ausencia. Francisco Rivera Ordóñez actuó por primera vez en la Goyesca en 1996. Su abuelo organizó la última dos años después. El último Paquirri es, desde entonces, el alma de un evento que constituye un homenaje a su dinastía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario