martes, 9 de julio de 2019

SAN FERMÍN – SEGUNDA CORRIDA: Suspendida por la lluvia la corrida de Pamplona

Tras un aplazamiento de media hora, la autoridad y los toreros se rinden a la evidencia de una tromba de agua. *** Las peñas de sol amenizan la espera con un singular concierto.
BARQUERITO
Foto: EFE

Lunes, 8 de julio de 2019. El cuarto de los diez festejos del abono de San Fermín fue suspendido por causa mayor. Se hicieron buenos todos los presagios meteorológicos y a primera hora de la tarde empezó a llover en Pamplona, su cuenca y su comarca. A las cinco y media jarreaba. A las seis, un diluvio. La corrida, a la hora de costumbre: las seis y media. Estaban anunciados Manuel Escribano, Rubén Pinar y Juan del Álamo con toros de los dos hierros de Cebada Gago, que, muy arropados por el cabestraje, habían cumplido por la mañana un impecable y veloz encierro.

Se rompió la tradición según la cual los toros de Cebada, de siempre temperamentales, protagonizan encierros sangrientos. Ni una sola cornada. Tres corredores lesionados, ninguno de gravedad. Tanto Manuel Escribano como Rubén Pinar habían corrido el encierro. El uno, cerca de los pastores; el otro, camuflado en el anonimato de la calle Estafeta. Se había vendido casi entero el aforo de la plaza. El abono y su cupo obligado y sobrante de mil quinientos billetes. Pese al anuncio de lluvia, funcionó la reventa. El 8 de julio se celebra la fiesta de hermandad entre Pamplona y Bayona, ciudades unidas por viejos vínculos desde los tiempos de Alfonso el Batallador, a caballo entre los siglos XI y XII. La presencia de aficionados franceses en las calles de Pamplona era muy notoria.

Las puertas de la plaza se abrieron a las cinco y media. No hubo paseo de mulillas desde la plaza del Castillo hasta la plaza. No pudieron desfilar las peñas por Estafeta hasta el portal reservado para ellas. No parecía Pamplona. O sí, porque a la espera de acontecimientos, y mientras se daba por descontado que la corrida tendría que suspenderse, desde su puesto de combate, las gradas y andanadas de sol y no tanto desde los tendidos solo parcialmente poblados, las peñas dieron un auténtico concierto, hicieron una exhibición singular de sus poderes acústicos y de su talento coral y amenizaron la tregua con un regalo de su repertorio.

No todo, solo una antología: el Vals de Astrain, vulgo el Riau Riau, se escuchó y cantó entero con acompañamiento de una banda de metal. Dos de las cuatro dianas del maestro Turrillas sirvieron de tránsito entre coros. “La chica yeyé”, la más incombustible de todas las piezas del catálogo, también se interpretó entera. Solo la lluvia impidió bailarla como en tantas tardes de sol. Una vez más, las cantadas de aliento para Osasuna –sacrosanto emblema del fútbol navarro- provocaron a una multitud rendida. “Oé, oé, oé, oééé…” La gente hizo la ola y se estrenó en los toros con el grito de guerra de Barak Obama en su primera campaña electoral: “Sí se puede, ¡sí se puede, sí se puede…! traducción por libre del Yes, we can. Hicieron su agosto los vendedores de almendras. Las neveras portátiles se vaciaron en los corredores de los tres pisos de la plaza.

Los operarios de la Casa de Misericordia se emplearon con llamativa diligencia para achicar el agua: rodillos secantes, rastrillos de metal, una paciencia infinita mientras el agua, inmisericorde, no dejaba de caer. Prácticamente ni un charco en el ruedo. A las seis y media se había anunciado una demora, hasta las siete, del inicio de corrida. Se tiró un espontáneo no se sabe con qué propósito. Tal vez la idea de animar a las cuadrillas a desafiar la tempestad. Poco después de las siete por megafonía se anunció la suspensión definitiva con derecho a devolución del importe de las entradas. La tormenta –truenos, relámpagos- no iba a amainar y, según pronósticos dignos de crédito, solo dejaría de llover a la hora del encierro del martes. Cuando la temible corrida de José Escolar.

Postdata para los íntimos.- Lecciones del Diario de Navarra, edición del lunes 8 de julio. El kilo de trigo ronda estos días los 0,175 euros; el de cebada cotiza sobre los 0,185. ¿Os parece poco, mucho? La cosecha media en Navarra va a ser de unas 630.000 toneladas. Mareantes cifras. Y, sin embargo, se entiende que la cifra es deficitaria. Por tanto, subirá el precio del pan. Antes o después. La sequía ha hecho estragos en la Ribera. Solo por lo que hace al cereal. ¿Qué tal las alcachofas? Como siempre: suculentas.

Hay en la página 13 del DdNavarra una foto espectacular de los silos de Urroz mientras un tractor descarga trigo recién cosechado. Una luz en el tejado, que entra en oblicuo, parece un foco de teatro. Los cosecheros de Arguedas están que trinan. La sequía. No hay grano ni para pájaros.

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