El
extremeño cierra una tarde suprema en la capital navarra cortando cuatro orejas
a un gran lote de El Capea, que lidió un toro premiado con la vuelta al ruedo
de nombre 'Razonante'.
PACO AGUADO
El jinete extremeño Leonardo Hernández, que cortó
cuatro orejas, se llevó de calle la tarde de rejones de los Sanfermines, que
desde 1995 es el auténtico feudo del navarro Pablo Hermoso de Mendoza, a quien
esta vez le tocó salir a pie por sus fallos con el rejón de muerte.
Claro que, a tenor de la generosidad del público,
que, el día del chupinazo y sin peñas aún, se muestra más agradecido a todo
cuanto sucede en el ruedo, bien pudo Hermoso haber cortado otros tantos trofeos
de no mediar tales desaciertos con el estoque después de cuajar el mejor toreo
a caballo de la sesión.
Pero como finalmente las presidencias y los
públicos premian el conjunto de la actuación, contando en especial con la
efectividad al entrar a matar, las orejas y el honor de la salida a hombros
correspondieron al joven Leonardo Hernández, que puso garra en su trabajo y,
además, tumbó a sus toros de sendos rejonazos fulminantes.
Las dos primeras se las cortó a un segundo noble
pero que se paró y se desfondó pronto, por lo que el de Badajoz tuvo que
atacarlo en una labor que encontró más eco en el tendido con los embroques
finales, cuando clavó, sin solución de continuidad, tres banderillas cortas en
la suerte del violín.
Exactamente igual finalizó Hernández su faena al
quinto, que tampoco tuvo mucho empuje, por lo que el tono y el criterio de su
actuación no difirió demasiado de la que llevó a cabo con el toro anterior,
aunque esta vez se adornó con más fibra de cara al tendido.
La presidencia, en el mismo tono amable, le premió
con otros dos trofeos y, más como premio al conjunto de la buena corrida de
Capea que al juego de ese quinto en sí, también sacó el pañuelo azul para que
el voluminoso ejemplar fuera arrastrado en vuelta al ruedo por las mulillas.
Con todo, el mejor rejoneo llevó la firma del
maestro Hermoso de Mendoza, que sorteó dos toros voluminosos y de mucha clase
pero que perdieron gas en el segundo tercio. El navarro lidió con limpia
perfección y mucho temple al primero, aunque sin transmitir demasiado, antes de
pinchar con el rejón definitivo.
Por ello fue por lo que echó el resto con el
cuarto, arriesgando mucho para apurar los espacios en los galopes de costado
con Disparate, mientras que, en plena merienda, sus paisanos apenas
reaccionaban a sus méritos.
Fue ya con el torerísimo tordo Arsenio, y la
chistorra engullida, cuando la faena de Hermoso y el ambiente de la plaza se
dispararon, hasta hacer pensar en ese premio de dos orejas que un pinchazo dejó
solo en su mitad.
Roberto Armendáriz, que como sus compañeros
también salió a hombros en la anterior edición de esta corrida, cerró la terna
con el toro de menos opciones, un tercero sin tanta clase como sus hermanos y
que alcanzó en demasiadas ocasiones a sus caballos.
Más entonado estuvo el otro rejoneador de la
tierra con el sexto, en una faena a más que tuvo el cénit de tres apurados y
valientes quiebros, arrancando y batiendo muy en corto, sobre el fibroso
"Farruco", que entusiasmaron a sus paisanos antes de que, como pasó
con Hermoso, los fallos al matar obligaran a Armendáriz a salir a pie de la
monumental pamplonesa.
EL CAPEA Y CARMEN LORENZO - Pablo
Hermoso de Mendoza, Leonardo Hernández y Roberto Armendáriz
Monumental de Pamplona. Segunda de feria.
Lleno de "no hay billetes".
Toros, despuntados para rejones, de los
hierros del Pedro Gutierrez Moya “El Capea”
y Carmen Lorenzo (1º, 3º y 6º), con
carnes y mucho volumen en general y, a falta de un punto mas de raza y fondo,
de muy buen juego para los caballos por su enclasado ritmo. El quinto, que no
fue el mejor, fue premiado con la vuelta al ruedo. Tras ello, el mayoral de la
ganadería también paseó el anillo acompañando a Leonardo Hernández.
Hermoso
de Mendoza, con casaca grana y
plata: dos pinchazos y rejonazo trasero (silencio); pinchazo y rejonazo trasero
contrario (oreja).
Leonardo
Hernández, de chaquetilla azul
marino: rejonazo trasero fulminante (dos orejas); rejonazo trasero (dos
orejas).
Roberto
Armendáriz, de chaquetilla gris
marengo: rejonazo trasero y dos descabellos (silencio); tres pinchazos y
rejonazo contrario trasero (silencio).
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