Diario EL MUNDO
El Puerto de Santa
María
Homenajeado tras el paseíllo, al cumplirse veinte años de su
primera tarde en El Puerto, Juan José Padilla quiso agradar con un primero bien
hecho y en tipo de Juan Pedro Domecq. Se mostró variado con el capote y
compartió palos con Ferrera en un vistoso tercio. Muleta en mano, Padilla dejó
los mejores pasajes al natural aprovechando las inercias del toro. Epílogo por
manoletinas y ovación tras aviso.
Del susto al triunfo pasó Padilla en el noble cuarto, de
buena condición pero que se apagó pronto. El jerezano se libró milagrosamente
tras caer en la cara del toro a la salida del segundo par de banderillas. En la
faena, tiró de efectismos, no marró con los aceros y paseó una oreja, informa
Mundotoro.
Formó un alboroto Antonio Ferrera, que sustituía a
Manzanares, en su primero. Devuelto el segundo por flojo ya en banderillas,
saltó un sobrero del mismo hierro que tuvo calidad. Fijeza, prontitud y ritmo
en las embestidas. Mantuvo ese buen tranco el de Juan Pedro en el último tercio
y el extremeño firmó un trasteo lleno de torería en el que destacó con la
zurda. Naturales caros, citando de frente y echando los vuelos. Se gustó el
torero, que escuchó el primer aviso antes de cambiar la ayuda por la espada, y
se entregó la plaza. Se volcó y hundió el acero entero, en la yema. Estocada
entera. Dos orejas con mucha fuerza.
Ferrera tuvo delante a un quinto endeble, que no andaba sobrado
ni de fuerzas ni de casta. Exprimido en banderillas, con de nuevo un tercer par
por los adentros sensacional, el pacense tiró de ese poso bueno, de torero
cuajado, que atesora en este regreso a los ruedos para sostener al animal. A
base de temple construyó una obra bien hilvanada en la que volvió a destacar
toreando a pies juntos al natural. De frente, los cites. Nueva estocada hasta
los gavilanes y tercera oreja en su esportón. Pero se negó a salir a hombros
por respeto, dijo, a su compañero Manzanares, a quien sustituía.
Otras dos sumó en el encastado último, que volteó con dureza
al peruano, sin que el percance pasara a mayores. Roca Rey sí que aprovechó su
triplete para marcharse a hombros de la plaza de El Puerto de Santa María.
Cayó de pie Andrés Roca Rey en su esperado debut como
matador de toros en El Puerto de Santa María. El peruano paseó un trofeo del
probón tercero, que obligó al torero a tirar de su valor seco y una tremenda
disposición. La carta de presentación del quite por gaoneras ya lo avisó.
Milimétricas algunas de ellas, con los pitones rozando la taleguilla. Comenzó
el trasteo con el mismo ajuste, por cambiados por la espalda, para después
correr la mano en redondo con temple. Estocada de rápido efecto y oreja.
Otras dos sumó en el encastado último, que volteó con dureza
al peruano, sin que el percance pasara a mayores. Roca Rey sí que aprovechó su
triplete para marcharse a hombros de la plaza de El Puerto de Santa María, que
registró dos tercios de entrada.
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