ZABALA DE
LA SERNA
@zabaladelaserna
La información sobre la reforma de Las Ventas que
firma Roberto Bécares este miércoles en EL MUNDO despeja algunos interrogantes
sobre las obras que exige el estado del coso.
La pieza de Bécares aclara el presupuesto 15,1
millones de euros, la fecha de inicio (el último semestre de 2018), el número
aproximado de localidades que perderá Las Ventas (entre 2.000 y 2.500), el
objetivo de que la farónica empresa se acomenta por fases y el largo proceso
administrativo con Patrimonio al fondo.
Madrid contará con un edificio multiusos -concluye
el texto- "para que las licencias de cualquier tipo de espectáculo
dependan de ellos y no del Ayuntamiento de la capital". Esto último es una
inexactitud en la que se viene incurriendo: todas las licencias dependen de la
Comunidad de Madrid; el Ayuntamiento únicamente emite informes técnicos sobre
la seguridad de los espectáculos no taurinos. Ahora "sólo" falta el
proyecto.
Entonces, ¿qué obras pensaban hacer en junio
cuando se pretendía clausurar la plaza en verano?. Reformas de gradas y
andanadas, dice Manuel Ángel Fernández, que es el ñapas con cargo de director
gerente del Consejo de Asuntos Taurinos. Fernández señala a "un cambio de
criterio del Ayuntamiento" -cuando el criterio del Ayuntamiento viene
fijado de lejos- como responsable de la situación.
De su pliego de condiciones que sacó a subasta
pública un edificio inhábil para su explotación ni palabra. Queda Las Ventas en
un limbo más allá del que ya está. Del limbo de las licencias -de unas carece y
la taurina es como el fantasma de la chica de la carretera- al limbo
contractual.
La oferta que ganó el concurso (Casas-Nautalia) no
se puede desarrollar en su totalidad. Ni se podrá en un futuro de "obras
por fases". Y hasta llegar a las obras, tampoco. Desde la Comunidad de
Madrid insisten en que la reforma no afectará a la programación taurina, toda
vez que la extrataurina la dinamita por completo. Y esto tiene unas
consecuencias en la relación contractual entre inquilino y propietario, entre
Casas-Nautalia y la CAM.
Llámese reequlibración, renegociación,
compensación o el término que quieran para que encaje en el marco de la Ley.
Cuando alcancen algún acuerdo, igual lo cuentan. Por aquello de la
transparencia y para quedar todos tranquilos de que, como las obras, tampoco afectará
al desarrollo de la temporada. Que las elecciones esperan a la vuelta de la
esquina de 2019. Como bien calcula el gobierno de Cristina Cifuentes.
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