ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Cuando Antonio Ferrera agarró las banderillas ante el quinto
toro de Torrestrella, adornadas con la bandera de España, y brindó al público,
se escucharon algunos pitos que bajaban de los altos de las galerías. Ferrera
se sintió ofendido por lo que consideraba una ofensa a la bandera. A su
sentimiento español. A España en España. Torció el gesto y se negó a
banderillear. Devolvió los palos y su papel lo cumplió la cuadrilla. Después,
los tendidos de sombra reaccionaron con una ovación cerrada.
Como respuesta mayoritaria del sentir de la afición de
Bilbao. "Yo respeto mucho a todos y exijo respeto a España. Esto es España
y yo me siento muy español", dijo en el callejón al finalizar la faena a
un toro encastado con sus muchas claves. Paseó una oreja entre el reconocimiento
de la plaza de Vista Alegre, donde a veces algunos pocos adquieren una
relevancia nacionalista y antiespañola. Hace años ya le sucedió a Francisco
Rivera Ordóñez y a su cuadrilla.
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