PACO AGUADO
Foto: EFE
El diestro extremeño Antonio Ferrera, que cortó la única
oreja de la tarde, dio hoy toda una lección de torería, mando y capacidad
resolutiva ante la áspera y temperamental corrida de Torrestrella, lidiada en
el segundo festejo del abono de Bilbao (norte de España).
Quizá el cartel de toreros-banderilleros, con el que se
quiere evocar aquella memorable combinación de los años ochenta, no sea el más
adecuado contexto para que se valore en toda su dimensión la maestría y la
soberbia capacidad lidiadora de la que lleva tiempo haciendo gala Antonio
Ferrera.
La festiva receptividad del público que acude a este tipo de
festejos, en busca de la vistosidad del segundo tercio sobre todo lo demás, no
parece la más idónea para que se aquilate una tarde como la de Ferrera en Bilbao,
digna, por su riqueza de matices, de una tarde de mayor categoría y
expectación.
El hecho es que la única oreja que se le pidió y concedió no
pareció premio suficiente para el despliegue de torería, mando e inteligencia
que hizo el maestro pacense ante una compleja corrida de Torrestrella, que, por
su aspereza defensiva, exigía un plus de firmeza y dominio por parte de quien
se pusiera delante.
Y así se manejó Ferrera con los dos toros de su lote, con
los que se asentó con entrega en la arena hasta imponerse sobradamente a base
de aguante, mando y criterio lidiador, no solo dominándoles sino también
atemperándole y alargándoles las desabridas arrancadas con su templada muleta,
tan firme de planta como de pulso.
Pero, como sucedió especialmente ante su primero, Ferrera lo
hizo todo con tanta facilidad, aparentemente sin gran esfuerzo, que sus enormes
méritos no llegaron a encontrar el "eco" suficiente en el tendido. Y,
por eso, un simple pinchazo antes de la estocada dejó su balance en el primer
turno en una rácana ovación, cuando debió pasear una oreja de tanto peso como
la que, ante tan apabullante evidencia, ya sí que le dieron del quinto.
El resto de esta corrida de matadores-banderilleros no tuvo
excesiva historia ni siquiera en los tercios de banderillas, que la terna
cubrió conjuntamente en los tres primeros astados, pues lo hicieron sin brillo,
de manera esquemática, sin alardes y sin gran compromiso en los embroques.
Ya con la muleta, Juan José Padilla estuvo voluntarioso pero
poco resolutivo con el avacado toro que abrió plaza, que se le coló en
bastantes ocasiones, y se alargó más de la cuenta con el estrecho cinqueño
lidiado en quinto lugar, el único manejable de la corrida aunque siempre con
una insulsa nobleza.
Apenas se empleó el toro en los engaños de Padilla, que le
hizo una faena populachera y movida antes de pasar más apuros de los normales
con la espada y el descabello.
Por su parte, a El Fandi le correspondieron los peores toros
del encierro gaditano, y con los dos resolvió con corrección, sorteando como
pudo las malas intenciones de uno y abreviando ante las cortas acometidas del
otro. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Torrestrella,
dispares de hechuras y de cuajo, pero todos con seriedad en las cabezas. En
conjunto, corrida de temperamento y aspereza, con movilidad, pero sin entrega o
a la defensiva en los engaños. El cuarto, mansón y noble, fue la excepción a la
norma.
Juan José Padilla, de azul noche y oro: estocada caída y
descabello (silencio); pinchazo bajo, estocada delantera desprendida, dos
descabellos, estocada baja delantera y descabello (silencio tras aviso).
Antonio Ferrera, de fucsia y oro: pinchazo y estocada
desprendida (ovación tras aviso); estocada trasera desprendida (oreja tras
aviso).
El Fandi, de añil y oro con remates negros: media
estocada trasera tendida y descabello (silencio); estocada caída y dos
descabellos (silencio).
Segundo festejo de abono de las Corridas Generales, con un tercio de
entrada en los tendidos (unas 4.500 personas), en la ciudad española de Bilbao.
No hay comentarios:
Publicar un comentario