JAVIER
LÓPEZ
A sus 63 años, Ortega Cano está convencido de que
el toreo le debe todavía una última tarde de gloria, la que espera se haga
realidad este sábado en San Sebastián de los Reyes (Madrid), donde dirá su
definitivo adiós a los ruedos tras tomar una decisión en la que "el
corazón ha mandado más que el sentido común".
- ¿Cómo se
encuentra a pocos días de volver a vestirse de luces en San Sebastián de los
Reyes?
"La verdad es que estoy muy ilusionado, muy
contento por la oportunidad que me viene, para la cual me siento totalmente
capacitado. Confío mucho en la corrida, en mis compañeros de cartel (Miguel
Ángel Perera y Talavante), que sé que estarán también ahí para lo que necesite,
y en el público que seguro nos arropará para lograr que la tarde sea lo más
completa posible, de esas que perduren en el recuerdo".
- ¿Cómo
surgió la posibilidad de que usted matara esta corrida? ¿Cómo se fraguó el
acuerdo?
"Hace unos meses coincidí con Jorge Matilla y
representantes de la propiedad de la plaza en una comida. Allí ya me ofrecieron
torear en la feria. Pero en ese primer momento no lo vi claro, las opiniones en
casa estaban divididas y decidí aparcarlo en un primer momento.
Pero cuando pasó lo de Morante -anunció su
retirada hace diez días y Ortega Cano le sustituye en esta corrida- volvimos a
tener otro contacto y ya no me pude resistir. Les expliqué a los míos que iba a
ser la última, que me gustaría despedirme de la profesión en el sitio donde
empezó todo, donde llegué con ocho años y empecé a jugar al toro, y, aunque
todavía algunos no lo veían claro, al final aceptaron".
- Se intuye
por sus palabras que el de este sábado será su adiós definitivo a los ruedos.
"Efectivamente. Será el último y definitivo.
De ahí que vayan a estar conmigo todas las personas más importantes: mi mujer,
mis hermanos, mi madre y mis tres hijos, que serán los que me corten la coleta
al acabar la tarde. Y una vez hagamos este ritual no habrá marcha atrás".
- ¿De
verdad que no siente miedo de volver a ponerse otra vez delante del toro, a
exigirse de esa manera, sobre todo, después de la intervención de corazón a la
que fue sometido hace pocos meses?
"Yo creo que los años, el tiempo que llevo en
esto, me ha dado mucha tranquilidad y confianza en mí mismo. Además soy un
hombre de fe. Dios ha estado conmigo en los momentos difíciles y sé que el
sábado va a estar también a mi lado.
También me ayuda el aliento de mi gente, los que
me quieren de verdad, y de los médicos, que, aunque no las tenían del todo
consigo, al final me han dado su consentimiento con la única condición de que
puedan estar también ese día en la plaza, cerca de mí".
- Si su
familia e, incluso, los médicos no estaban al cien por cien seguros, ¿Qué es lo
que realmente le ha movido para desoirlos y aceptar finalmente este reto?
"El dinero ya te digo yo que no. Lo que pueda
ganar toreando una tarde no me va a solucionar nada. Es más una necesidad
interior de volver a sentirme delante del toro. Es lo único que me ha movido.
Por eso digo que a veces el corazón manda más que el sentido común.
También me ha ayudado la tremenda confianza que
tengo en la ganadería de Cuvillo. El ganadero me tiene mucho cariño y sé que ha
puesto todo de su parte a la hora de escoger los toros apropiados para la
ocasión".
- ¿Cómo ha
sido su preparación?
"Siempre he presumido de ser muy deportista,
pero es verdad que llevo diez días doblando mis entrenamientos, que consisten,
sobre todo, en caminar rápido para mejorar mi capacidad pulmonar, torear mucho
de salón, que me encanta, y ahora, evidentemente, tentar mucho en el campo para
ir cogiendo sensaciones".
- Estos
días han aparecido algunas voces muy críticas con usted, con su reaparición, al
asegurar que físicamente ya no está para estos trotes. ¿Qué opina de esto?
"Les agradezco que se preocupen por mi
integridad. De verdad que se agradece. Pero ya soy mayorcito para saber lo que
puedo hacer y lo que no. Aquí cada uno que piense y diga lo que quiera, aunque
luego, a lo mejor, tengan de retractarse".
- El caso
es que con su vuelta, San Sebastián de los Reyes va a convertirse en el
epicentro del toreo. ¿Siente esa responsabilidad?
"Mi sueño es poder cuajar una gran tarde. Soy
consciente de mi edad, esa es mi mayor responsabilidad, pero también sé que ha
habido muchos toreros en la historia que han ofrecido días gloriosos con mis
mismos años, o incluso más mayores.
Recuerdo la despedida de Antonio Bienvenida en
Madrid, una corrida que me dejó huella, a Domingo Ortega toreando festivales
con una edad ya considerable, a Curro Romero, a Rafael de Paula o a
Antoñete".
- ¿Cree que
después de 43 años de alternativa, con cuatro puertas grandes de Madrid, entre
otros innumerables triunfos, le queda todavía algo que demostrar en el ruedo?
"Puede que me haya quedado algo. Seguramente.
Pero aún así estoy muy orgulloso de todo lo conseguido durante tantos años. Por
eso no me importa lo que algunos puedan decir ahora".
- ¿Un deseo
para este sábado?
"Que sea un día inolvidable para todos, que
la gente que vaya a la plaza recuerde esa tarde para siempre. Yo pondré todo de
mi parte. Mi capote y mi muleta están preparados para el reto. Ojalá pueda
disfrutar y hacer disfrutar con mi toreo. Sería el recuerdo más bonito que
podría llevarme". / EFE
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