El veterano torero de Cartagena se cortó la
coleta en una emotiva tarde en la que compartió el triunfo con Perera y
Talavante, que cortaron tres orejas cada uno.
GONZALO I.
BIENVENIDA
@GonIzdoBienve
San
Sebastián de los Reyes
Foto: EFE
Ortega Cano se despidió triunfal y definitivamente
del toreo (esperemos). La localidad madrileña que le vio crecer arropó al
torero de Cartagena en una tarde muy emotiva que arrancó recordando a Dámaso
González. La triste noticia que recorrió el corazón del toreo en los albores
del día. Los 60 segundos de silencio ayudaron a empezar a asimilar el dolor por
la muerte del rey del temple.
Ortega Cano recorrió el anillo destocado, como
correspondiendo a la expectación. Sus partidarios le obligaron a saludar antes
de enfrentarse a su primer oponente, un noble toro de Núñez del Cuvillo que
humilló con bondad desde que pisó el ruedo de La Tercera de Madrid. El capote
liviano, los vuelos por delante, la suave colocación... Otra forma de entender
el toreo, un aire distinto. Las verónicas del recibo y del quite despejaron las
dudas de los presentes y quizá también las del maestro. Con confianza inició la
faena toreando desde la primera tanda. El compás semicerrado con la pierna de
salida por delante, el pecho acompañando la embestida y las muñecas dibujando
un trazo tan ajustado como sentido. El maestro llegó a abandonarse al natural
con la afición entregada. En el momento de la estocada: decisión y suerte.
El cuarto estaba más montado. Gacho de pitones pero
corpulento. El cartagenero quitó por chicuelinas sin aspavientos ni regates,
sólo colocó el capote para que el cuvillo lo tomara descolgado. En el inicio
hubo mando. Ortega Cano, como figura del toreo que es, marcó su trayectoria por
su personal sello y por la pureza con la que interpretó todas las suertes. En
Sanse, además de esos argumentos, sacó toda su raza para transformar una tarde
de temor colectivo en éxito rotundo. Con la mano izquierda y el pecho por
delante alcanzó el "cante grande" que tantas veces le ponderó Rocío
Jurado. Sus hijos le cortaron la coleta en los medios de la plaza.
Miguel Ángel Perera demostró una tarde más que está
atravesando un gran momento. Su importante paso por Bilbao así lo corroboró.
Ante el primero de su lote mostró todo su aplomo desde un largo quite por
tafalleras hasta un final de faena marca de la casa compuesto por muletazos que
dibujaron trenzas y ochos en torno a su cuerpo. Perera cuajó de principio a fin
al noble cuvillo.
En el quinto mostró la versión más amplia de su
tauromaquia. La rotundidad de Perera explotó en tres tandas de largo trazo que
hicieron vibrar a los tendidos. El toro se apagó pero la obra ya había
destacado. Perera, amigo personal de Dámaso González, honró al maestro
albaceteño con un crespón negro y, sobre todo, con una tarde llena de temple.
Alejandro Talavante cortó también tres orejas. Su
actuación estuvo marcada por la entrega, en plena remontada de su temporada.
Con ganas y buen gusto entendió al manejable cuvillo que hizo tercero. Dejó
siempre muerta la muleta con la mano izquierda para torear con ritmo.
En el sexto, inició la faena de forma vibrante de
rodillas. El pacense combinó sutilidad y valor en una faena que llegó mucho al
público. Remató con unas manoletinas mirando al tendido.Los tres toreros
salieron a pie de la plaza tras el éxito. Cada uno con sus motivos, Ortega Cano
probablemente cabreado porque sus compañeros no quisieran salir a hombros con
él. Perera por el luto por el maestro fallecido y Talavante porque le pilló la
discusión en medio. Extraño final en una emotiva tarde de toros.
NÚÑEZ
DEL CUVILLO | Ortega Cano, Perera y Talavante
Toros
de Núñez del Cuvillo, justitos de
presentación y de manejable juego en líneas generales.
Ortega Cano, de coral y oro. Media estocada baja (oreja). En el cuarto, pinchazo,
pinchazo hondo y un descabello (oreja).
Miguel Ángel Perera, de grana y oro. Estocada trasera (dos
orejas) . En el quinto, pinchazo y estocada trasera y desprendida. Aviso
(oreja).
Alejandro Talavante, de malva y oro. Estocada (dos orejas). En
el sexto, media estocada (oreja).
Se
guardó un minuto de silencio por la memoria de Dámaso González.
Plaza
de toros de San Sebastián de los Reyes (Madrid). Sábado, 26 de agosto de 2017.
Primera de feria. Más de media entrada.
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