ÁNGEL
GONZÁLEZ ABAD
Diario ABC
de Madrid
Navarra es en lo taurino mucho más que el encierro
de Pamplona. Desde finales del siglo XIV están datadas fiestas de toros en la
capital, y uno de los orígenes del toro bravo se encuentra precisamente en las
orillas del Ebro: los astados que se criaban en la zona de Aragón, Navarra y La
Rioja, de donde provienen los miles de festejos populares que se celebran cada
año en estas tres comunidades.
Los primeros diestros navarros se datan
precisamente en la lejanía del siglo XIV. El primero, un matatoros llamado
Esquiroz, famoso por sus malas hazañas como bandolero, y de finales del siglo,
el estellés Juan Santander, reconocido por sus temeridades. Pero cuando
comienzan a surgir afamados mozos que destacaban por sus habilidades ante los
toros, fue ya en el XVII. De José de Burdeos, de Sangüesa, al tudelano
Francisco de Milagros, famoso por la zona en torno a 1650, y de Tudela también
Juan de Arana.
Pero, sin duda, los navarros que pasaron a la
historia, metidos en el siglo XVIII, fueron el Licenciado de Falces y Juanito
Apiñani. Los dos inmortalizados por Francisco de Goya en sendos grabados de su
universal Tauromaquia. También en aquellos años destacó José Legurregui «El
Pamplonés», que toreó en la inauguración de la plaza de toros de la Puerta de
Alcalá de Madrid en 1749.
Con el toreo reglamentado, no son pocos los
toreros nacidos en tierras navarras los que alcanzaron la alternativa. Otra
cosa, los que consiguieron ocupar destacados puestos en el escalafón de
matadores. El primer doctorado fue el de Saturio Torón en los sanfermines de
1931 de manos de Marcial Lalanda; confirmó en Madrid, pero como las cosas no le
iban bien renunció a la alternativa antes de su trágico final en la Guerra
Civil.
Julián Marín ha sido el diestro más destacado y
popular que ha dado Navarra. Nacido en Tudela, tomó la alternativa el 7 de
julio de 1943 con un cartel de lujo: Pepe Bienvenida y Manolete. Toreó hasta
mediados de los cincuenta y demostró siempre un valor y un pundonor a toda
prueba. Le dio la alternativa en Pamplona a su hermano Isidro en la feria de
1951, pero el menor de los Marín dejó menos huella entre los aficionados.
Como una anécdota pueden considerarse las
alternativas de Javier Sarasa y Lalo Moreno. El primero, un aficionado práctico
que no quiso renunciar a ser matador de toros por un día. Fue en abril de 1973
en Pamplona; y alternativa y despedida también de Moreno, que se cortó la
coleta la misma tarde del doctorado en la plaza de Tafalla en 1987. Nacido en
Pamplona y alternativado en Aranjuez en 1960, Victoriano de la Serna Ernst.
Después llegaron Sergio Sánchez, en Pamplona en
1990; Paquiro, torero de desgraciado final, el día de San Fermín de 1992; Edu
Gracia, en Tafalla en 1997, y Francisco Marco, en Santander en 1999. Después,
Pablo Simón «Chiquilín» y Javier Antón. Y así hasta Javier Igea, que se doctoró
en Tudela en 2017.
Pero ha sido a caballo en donde un navarro ha sido
máxima figura. Desde Estella saltó a la fama Pablo Hermoso de Mendoza, un
rejoneador que ha escrito innumerables páginas de oro en la historia del toreo
con una alternativa tomada en Tafalla en 1989. Su hijo Guillermo busca el
relevo tras doctorarse en Sevilla la pasada temporada.
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