Víctor José
López EL VITO
@vejotaele
@vejotaele
El mal uso del léxico taurino provoca entre los
aficionados algunas confusiones. Hablamos por ejemplo de la palabra casta, la
que confunden con bravura y hasta con genio.
Como en los toros la palabra bravura es un simil
del talento humano, exagerando por supuesto, don de privilegio, hablemos
primero, y brevemente de casta.
CASTA es “linaje”. Es decir que tiene que ver con
la linea de ascendencia o descendencia de los hierros y divisas ganaderas. Los
encastes integran el conjunto de caracteres originarios que recibe el toro de
lidia, independientemente que se manifiesten en su comportamiento.
La expresión más divulgada hoy día, si el toro tiene
poder, lo denominamos de casta, con casta o encastado. Lo que da cabida a las
calificaciones de buena o de mala casta, y en Venezuela donde tenemos muy
fresca la memoria con los toros criollos, nos referimos a toros de casta, media
casta cuando hay un cruce y criollos o cuneros como han sido denominados en
otras naciones taurinas.
La casta y la bravura como bandera en la búsqueda
de una Fiesta plena de emoción. Este es el decálogo de Víctorino Martín Andrés
sobre su historia como ganadero y sobre el espectáculo taurino:
1. "Lo primero que intento transmitir es que
el toro tenga casta, que sea bravo en el caballo, que embista por derecho sin
derrotar y metiendo los riñones, que tengan fiereza y nobleza. Pero que no
embista en tonto, sino en bravo".
2. "Han inventado el toro fácil y sin
emoción. Y eso no es la Fiesta..."
3. "Yo no digo que sea mejor o peor ganadero,
solo que mi ganadería es distinta. Yo soy yo, y por desgracia ahora salen
demasiados toros iguales".
4. "Aquí no hay ninguna receta secreta, solo
criar el toro bravo, el elemento primordial sobre el que debe girar la
Fiesta".
5. "En el campo solo ganan dinero los
futbolistas".
6. "Me encanta que me apoden el Paleto de
Galapagar, porque soy de pueblo y porque en los toros solo nos han llamado
paletos a Domingo Ortega, un monstruo del toreo, y a mí".
7. "A las figuras del toreo nadie les ha
regalado nada, lo son por algo, y cualquiera de los que están arriba puede
cuajar un toro mío, pero, en general, mis toros los matan otros toreros que no
son figuras del toreo, pero que en muchas ocasiones están tan bien o mejor que
ellos".
8. "La sociedad debería aprender del toro, de
su simbología y su rito".
9. "Las Ventas siempre será mi plaza, la más
exigente. Que me perdonen las demás, pero Madrid es Madrid".
10. "El espectáculo sin emoción, no
sirve".
Victorino Martín García, hijo del Paleto de Galapagar,
responde a la pregunta cómo define BRAVURA: es “la capacidad del toro de luchar hasta el
final con poder, fiereza y nobleza, porque la bravura sin nobleza no es
bravura, sino FIEREZA. Para explicarlo de otra
forma y comparándolo con un coche, la bravura o la casta es el motor y la
nobleza son las ruedas y el volante, sin los cuales sería imposible conducir.
Por eso los dos elementos son fundamentales, de otra forma este coche no iría a
ningún lado y el toro quedaría en una fiera indomable a la que no se le podría
torear”.
No queda la menor duda de que don Antonio Llaguno
fue un genio de la intuición genética. Sus primeras lecciones in situ -allá en
San Mateo– le dan clara idea del porvenir que se trazó. Para 1906 lo que criaba
Antonio Llaguno González eran toros criollos, fruto seguramente de aquellas
reses facilitadas por su propio padre y por vecinos del Barranco y Santa Cruz,
seleccionándose finalmente 30 vacas a las cuales cruzaron con un toro criollo,
del Barranco. Todo esto a fines del siglo XIX. Volvemos a reiterar: tal
esfuerzo demostró que el señor Llaguno era tan buen ganadero de criollo como lo
fue más tarde con el ganado de bravo. Sobre sus hombros, igual que sobre los
hombros de la familia González de Piedras Negras, descansa más de un siglo de
bravura en el toreo mexicano.
Para el ganadero de La Joya, José Antonio González
Esnaurrizar. “El GENIO es una acometividad, una bravura no depurada, movilidad
incómoda de reacciones imprevistas y hasta molestas para el torero. La bravura
es algo que los ganaderos tienen que moldear, para que la acometividad sea
franca, clara, con fijeza y metiendo la cabeza a los engaños”.
Marco A. González Villa, ganadero de Piedras
Negras: “De la bravura extraes lo que quieras” y es que se pueden obtener
bondades del toro para beneficio de la fiesta. Un toro bravo puede transmitir
clase y calidad, términos que van ligados.
La NOBLEZA, que es la parte donde el toro persigue
los engaños hasta el final, le permite al matador torear y expresarse; mas no
es un toro que pase sin representar mayor peligro. La bravura transmite
emoción, muchas veces la mansedumbre provoca peligro y despierta morbo, o
desinterés por su falta de acometividad. El toro de lidia trasmite, cuando el
espectador se fija en el comportamiento del toro y en lo que está pasando en el
ruedo. Más allá si el ejemplar tiene una buena condición por el pitón derecho o
izquierdo, cuando hay un toro bravo en la arena siempre transmitirá emoción a
los tendidos. Y eso será en beneficio del espectáculo.
En una ponencia titulada “Tesis cultural de la
bravura”, presentada en el VIII Congreso Mundial de Criadores de Toros de Lidia
(Aguascalientes, México), Jorge Ramón Sarasa Juanto, un pamplonés genial
definió su criterio, claro y preciso en torno al concepto bravura: La bravura
también puede definirse como el desarrollo obtenido al seleccionar la capacidad
de acometer: la fiereza seleccionada y orientada hacia la nobleza. O sea, la
bravura encaminada hacia la creación de belleza.
Rodrigo García González-Gordon, en su trabajo “La
evaluación estandarizada de la bravura”
sistematiza bravura, diferenciando hasta 8 componentes específicos: “la
bravura es un concepto multifactorial que engloba ocho dimensiones. Así, un
toro bravo se caracteriza por la persistencia de su atención en los estímulos
visuales y auditivos que se le presentan:
(1. Fijeza), debiendo mantener un nivel de actividad
constante pero sometida a unos ritmos y pausas.
(2. Movilidad), para facilitar la evaluación,
consideramos conveniente distinguir entre la acometividad y la embestida.
(3. Acometividad) se refiere a la arrancada, es
decir, la primera parte de la embestida. El concepto propiamente de embestida
lo hemos reservado para cuando el animal se encuentra dentro de la jurisdicción
del lidiador, ya sea en el caballo.
(4. Embestida en el caballo) o en los engaños.
(5. Embestida en los engaños). Asimismo un toro
bravo debe reunir requisitos de poder, vigor, robustez y resistencia, no
cayéndose durante la lidia.
(6. Fuerza), una embestida recta y embebida en los
engaños caracterizada por la claridad y franqueza.
(7. Nobleza) pero sin perder por ello la
combatividad, el ímpetu, la codicia y en resumen.
(8. Fiereza)”.
BRAVURA es la
capacidad de acometividad con potencia, resistencia y nobleza. Va de menos a
más. El hecho de acometer y de acudir al cite es lo que caracteriza al toro de
lidia… Bravura es la capacidad de acometividad con potencia, resistencia y
nobleza. Va de menos a más. El hecho de acometer y de acudir al cite es lo que
caracteriza al toro de lidia para el autor e investigador don Cesáreo Sanz
Egaña que afirma que “en el cuadro de la zoología, el toro aparece como un
animal cobarde… la timidez rebasa fácilmente al miedo y el toro es un animal
miedoso… el toro acomete a los objetos o seres móviles por miedo”. Agrega que
“la bravura es un instinto ofensivo; mejor un instinto de liberación”.
Pepe Alameda, periodista, poeta y escritor
fundamental en la Fiesta; "Sin la bravura del toro la fiesta es una
comedia.
Gregorio Corrochano, maestro de la crónica
taurina, la considera como el grado superlativo del instinto, modificable por
las incidencias de la lidia.
Fernández Salcedo entiende que es permanente y no
constante, variando con la edad y pudiendo variarse el concepto con los
tiempos.
Domingo Ortega opinaba que la bravura no es un
instinto de defensa, sino de ataque y lo asocia también a la edad del toro.
Álvaro Domecq Diez estima que es como un explosivo
o una llamarada. La bravura, primero instinto de defensa y luego mantenida ha
terminado siendo una misteriosa cólera.
Juan Pedro Domecq define la bravura como la
capacidad de luchar del toro hasta su muerte, opina que no se puede hablar de
lo bravo que es un toro sólo como se emplea en el caballo o en la muleta, sino
durante toda la lidia.
Fernando Domecq considera que el toro bravo
demuestra su bravura si es capaz de estar acometiendo durante toda la lidia. Lo
fundamental para él es que la embestida vaya detrás de la muleta y quiera
cogerla, pues hay una gran diferencia con el toro que pasa, y aunque se le
adelantara excesivamente, siga el mismo ritmo.
Samuel Flores entiende la bravura como
consecuencia del perfecto equilibrio entre la mayor agresividad y la mayor
lidiabilidad posibles, el toro es bravo cuando, junto a toda la fiereza
posible, se entrega con tal intensidad que se vuelve noble y conducible por el
torero.
Juan Pablo Jiménez Pasquau, el toro bravo es aquel
que tiene una entrega total en la pelea con el caballo y en la muleta.
Eduardo Miura opina que es bravo aquel toro que
cumple en varas; que sea en este tercio bravo, alegre y duro y que tenga en los
demás, clase y calidad para que pueda estar bien el torero.
Paños Martí define la bravura como un carácter
genético hereditario… Hay que hacer dos apuntes, primero que la bravura es un
carácter contenido, es decir, que el toro bravo no se manifiesta ante la
presencia humana, y no necesariamente siempre, sino exclusivamente cuando el
hombre penetra en el terreno del toro bravo…. El grado de bravura lo evaluamos
cuando el toro se encuentra a solas frente al hombre, por medio de la
manifestación más inmediata que es la embestida o acometida.
Hoy, como nos dijo Paco Aguado en la Tertulia de
Ventaurinos, el toro es muy bravo, más bravo que nunca. Tiene hermosa lámina y
alcanza romanas inimaginables. Hoy, agregamos nosotros, junto al toro ha
evolucionado la técnica de la lidia y entre tanto desarrollo evolutivo se va quedando
en la cuneta del camino de la fiesta la emoción del toreo.
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