La
rejoneadora, que ha pasado el confinamiento en el campo, afronta la temporada
más rara de toda su trayectoria "es lo más parecido a estar jubilada
después de 14 años entrenando a tope"
PATRICIA
NAVARRO
@PatriciNavarro
Diario LA
RAZÓN de Madrid
Lea Vicens vive en el campo, entre animales, es
mujer y torea a caballo. Por la crisis sanitaria ha cambiado los planes de esta
temporada 2020. Se adapta y reinventa. Sorprende.
-Está
metida en el campo, pero le podremos ver a través de Tauroten...
Sí, estoy participando en la plataforma digital
con otros cinco toreros y pretendemos trasladar a los abonados parte de nuestra
cotidianidad. Creo que el mundo del toro necesita ser contado y aquí tenemos
una gran oportunidad. El público ve el espectáculo, pero no conoce, siempre, lo
que hay detrás.
-Si
pusiéramos título de película a este año sería...
La temporada más rara, más triste o más caótica de
la historia.
-¿Cómo ha
llevado el confinamiento?
He tenido la suerte de no notarlo tanto, porque
vivo casi confinada de manera habitual, encerrada en el campo, pero es un
privilegio hacerlo en la naturaleza y no en un piso.
-¿Sigue
entrenando igual que una temporada normal?
Cuando empezó el estado de alarma, la incógnita
del virus, toda esta pandemia tan brutal, me vine abajo y me relajé en la
intensidad de los entrenamientos. Sigo montando todos los días, pero dejé de
presionarme por tener que montar a los quince caballos todos los días y
culpabilizarme si no lo hacía. Cuando se empezaron a anunciar los primeros
carteles ya me cambió la cabeza.
-¿En qué se
ha hecho especialista durante el confinamiento?
He desarrollado nuevas aficiones, una de ellas es
la apicultura, me encanta, voy todos los días a ver a las abejas, aprendo mucho
de ellas y de su estructura, de cómo se organizan... He descubierto una pasión.
Y otra de las cosas que he descubierto que quiero hacer es ofrecerme para hacer
una actividad turística en la finca para enseñar mi mundo desde dentro.
-¿A quién
pondría en cuarentena?
No soy nadie para poner en cuarenta, pero creo que
a nivel político deberían preguntarse si están haciendo bien las cosas.
-Su sector ha
tenido un estado de alarma movido.
Ha sido vergonzoso cómo dejan de lado a la
tauromaquia. Creo que en este caso han sido los políticos los que nos han
toreado. Es una pena que la tauromaquia se politice, porque es un auténtico
tesoro.
-¿Es
feminista?
Considero que hay que trabajar la igualdad, pero
no comparto nada una ideología militante ni politizar el feminismo. Defiendo
los valores de cada uno de manera igualitaria.
-¿Qué le
diría a Pablo Iglesias?
Le pediría respeto. Él pide eso permanentemente,
pero no lo pone en práctica con aquello que no le gusta.
-¿Y a un
animalista?
Que se vengan una semana conmigo, sin hablar. Y
luego que me digan su opinión.
-¿Se siente
animalista?
No, no me siento animalista, porque como
feminista, y casi todo lo que acaba en «ista», tiene una connotación militante
y no me gusta. El animalismo tiene un concepto de bienestar animal totalmente
humanizado. Piensan que el animal está feliz si lo tratan como un humano y ya
el concepto de felicidad me escama. Yo respeto al animal sin cambiar la
naturaleza de su especie. Vivo entre animales. Siempre. ¿Cuántos de los que se
llaman animalistas lo hacen?
-¿Qué es el
valor?
Valor es dominar el miedo y ser uno mismo en cada
situación.
-¿Le
molestan los piropos?
Me encantan, siempre que tengan arte y no sean
pesados. Me encantan que me digan bonita, guapa y qué bien lo haces. A nadie le
incomoda un halago.
-¿Qué se
escucha en una plaza de toros?
A todos. Desde el que está en barrera al último de
arriba.
-¿Y qué ha
oído?
Hay cosas muy graciosas, en pleno momento de
concentración te puede caer un «cásate conmigo».
-¿Da tiempo
a visualizar por si interesa?
¡Qué va! Ni a ubicarlo (ríe).
-¿Cómo es
el miedo antes de jugarse la vida?
Yo tengo varios miedos. El más grande es el
físico, el que te sube las pulsaciones, se te ponen las piernas flojas y se me
dispara cuando veo que el piso de la plaza está mal. Mi cuerpo no lo domina
porque la cabeza hila las ideas y sé que el caballo se va a caer y va a haber
una tragedia. Luego está el miedo al toro, yo le tengo mucho respeto, pero
miedo físico no, porque he trabajado para dominarlo. Y luego está el escénico
en el que entra el juego el temor al fracaso.
-¿Cómo vive
ahora sin asomarse a esos miedos?
Como si estuviera jubilada. Me estoy asomando al
futuro. Llevo 14 años entrenando a tope con mucha presión y es la primera vez
que me he permitido bajar la guardia un par de meses.
-Cuando se
abra la veda de los conciertos, ¿a quién irá a ver?
Tengo muchas ganas de ver a Ben Harper en directo.
-¿Qué
canción le ronda ahora?
El silencio y los pájaros, es una buena melodía
cuando estás en el campo.
-¿Cuáles
son las vacaciones idílicas?
No soy de vacaciones, porque mi vida son unas
vacaciones.
-Afortunada...
Me lo he currado tela, no ha venido Papá Noel a
traerme nada. Pero sí, me considero una afortunada porque me dedico a lo que me
apasiona.
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