El
sector taurino respira con alivio, después de que parte de los socialistas se
alinearan con la derecha y con los comunistas sin tapujos
FRANCISCO
CHACÓN
Diario ABC
de Madrid
CORRESPONSAL
EN LISOBA
El cisma interno en el Partido Socialista con
respecto a los toros se ha saldado con un alineamiento de parte de la formación
que dirige el Gobierno portugués con las opciones defendidas tanto por la
derecha como por los comunistas. El resultado es que la iniciativa
parlamentaria para intentar poner fin en su totalidad a la financiación pública
(gran parte son las ayudas municipales) de los espectáculos de tauromaquia
terminó en un absoluto fracaso gracias a los votos en contra tanto del PS como
del PCP y el bloque conservador, integrado por el PSD, CDS y Chega (equivalente
a Vox).
De modo que la polémica iniciativa presentada por
el Bloco de Esquerda, el Partido Animalista y los Verdes no consiguió convencer
a la mayoría de los diputados, conscientes de que las «touradas» (palabra
portuguesa para expresar ‘corridas’) están muy arraigadas en la tradición
cultural del país vecino y de que suponen un plus turístico que se plasma en
esas noches especiales en plazas como la de Campo Pequeno.
Eran cinco proyectos de ley consecutivos los que
se votaron este viernes 10 de julio… y los cinco tumbados, incluido el que
respondía a una propuesta de tono popular, urdida por un colectivo de
ciudadanos.
La mayor controversia se produjo en el seno de los
socialistas, que tenían libertad de voto y evidenciaron una división que
alcanzó momentos de alta tensión en sus filas.
«Un país con recursos limitados no puede optar por
financiar espectáculos cuyo supuesto entretenimiento implica el sufrimiento de
un animal, en detrimento de la inversión en servicios que redunden en más
calidad de vida para los portugueses», declaró una de las portavoces de la
medida que finalmente ha quedado en el baúl de los recuerdos parlamentarios.
Por tanto, el sector taurino respira tranquilo en
Portugal, que bastante tiene con tratar de digerir que el IVA ha pasado del 6%
al 23%. Y todo porque la ministra de Cultura, la socialista Graça Fonseca, ni
siquiera escuchó a la Asociación Portuguesa de Empresarios Taurinos (APET) y a
la Asociación Nacional de Toreros (ANT) cuando alzaron su voz en contra de
semejante subida de la tasa.
Fonseca es una conocida militante antitaurina y
lleva tiempo enfriando las relaciones con un sector que ha padecido una serie
de reveses continuados en los últimos meses, como la decisión gubernamental de
suprimir el único programa televisivo especializado que se emitía en la cadena
pública RTP.
Ahora las circunstancias provocadas por la
pandemia del coronavirus han acelerado la búsqueda de soluciones para tratar de
rescatar al mundo portugués del toro del colapso en el que se encuentra, con
especial preocupación entre los ganaderos.
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