Decenas
de cuadrillas y matadores de toros se concentran para reivindicar «las ayudas
que por ley nos pertenecen». *** «Muchos compañeros están pasando necesidades y
acudiendo a comedores sociales», aseguran los banderilleros
ROSARIO
PÉREZ
@CharoABCToros
Diario ABC de
Madrid
«Papá, ¿hoy tampoco toreas con tus amigos
toreros?», pregunta Paula, de ocho años. Paula es una de las dos hijas de Ramón
Moya, un banderillero que lleva cotizando un cuarto de siglo. «Pero ahora no
tengo derechos, solo obligaciones». Este subalterno madrileño no tiene trabajo.
Ni ayudas. «El SEPE nos deniega lo que por ley nos pertenece y la situación de
muchos compañeros es ya insostenible. Más de uno, muchos, está acudiendo a
comedores sociales para poder comer».
Moya, como tantos otros hombres de plata, se
manifiesta frente a la puerta grande del Ministerio de Trabajo, una puerta que
sistemáticamente se les cierra. ¿Qué le diría a la ministra si pasara por aquí?
«Le enseñaría las fotos de mis hijas, Paula y Ana, que cuando me han preguntado
dónde iba les he dicho que a luchar por lo que les pertenece. A la señora
Yolanda Díaz le diría también que tenemos obligaciones tributarias y aportamos
muchísimo a Hacienda. Esta temporada es de mucha incertidumbre, no se ve color.
Señora Yolanda, estamos pasando hambre y nos están marginando». A estas alturas
del calendario, Ramón Moya -en su extensa trayectoria ha actuado a las órdenes
de El Fundi, El Juli, Perera, Cristina Sánchez, Padilla y Robleño, entre otros-
calcula que hubiese toreado unos 30 festejos: «Este año voy suelto. Y no llevo
ningún contrato, puedo haber perdido fácilmente quince o veinte mil euros».
Cuenta que muchos buscan ya trabajo en otros menesteres «desesperadamente, pero
es muy difícil: lo nuestro es torear».
Muy cerca, Cayetano Rivera Ordóñez, probablemente
el matador que más se está implicando en esta crisis y dando la cara -aun con
las zancadillas de dentro-, conversa con su cuadrilla, su otra familia. «Estoy
aquí en apoyo a las personas que sí está dejando atrás este Gobierno, y que
además decide a quién dejar atrás únicamente en función de su ideología. Es una
injusticia y queremos dar voz e intentar apoyar a esas personas a las que se
está discriminando, para apoyar a esos que no tienen ni para comer, ni ellos ni
sus familias. Esto ya no es una cuestión de tauromaquia, esto es una cuestión
de personas. Y este Gobierno les está dejando atrás». La discriminación se
alarga como una sombra: «No nos sentimos representados ni por parte del
Ministerio de Trabajo ni por parte de Ministerio de Cultura, que sí nos
considera, como es lógico y normal, dentro de su Ministerio, pero luego no está
dando la cara ni defendiendo a la gente a la que pertenece a su Ministerio. Aquí
tienen todos responsabilidades y desde luego no las están cumpliendo. Sin
embargo, el mundo del toro sí tiene y todas las obligaciones, como todos los
demás, y no recibe los mismos derechos. Hay una injusticia bien clara que hay
que comunicar, que la gente debe conocer».
Las cámaras buscan a Cayetano, que habla con todos
para trasladar el drama del sector, pero el matador quiere dar voz también a
los hombres de plata, que cuenten de primera mano su testimonio. A su vera, los
suyos, como Joselito Rus, catorce años junto al hijo de quien derramó sangre
inmortal y engrandeció la Fiesta. «Como todo contribuyente español, tenemos
derecho a las ayudas. Yo, como todos los compañeros, las he pedido y me las han
denegado. A seis compañeros se las aprobaron y luego tuvieron que devolverlas.
Somos artistas, estamos en cultura, y nos discriminan, nos quieren oprimir»,
dice apesadumbrado. Y sigue: «Voy con una figura como Cayetano. A estas alturas
llevaríamos unas 25 o 30 corridas y varios festivales. Yo estoy tirando de
ahorros, pero los ahorros se acaban, aunque tenemos la suerte de que nuestro
matador nos ha ayudado un poquito».
Entre gritos de «¡viva la libertad, viva la
tauromaquia, viva España!» , otro de sus subalternos, Javier Gómez Pascual, fue
el encargado de leer el manifiesto. Alto y claro frente a las puertas de un
Ministerio que se las cierra. «El trato no es igual para todos», se oye. «Hasta
ahora los toreros hemos sido discretos -leyó el banderillero-, hemos resistido
con admirable fortaleza agravios e insultos, pero ese acoso y derribo debe
terminar». Minutos antes, se expresaba así en ABC: «Somos trabajadores, somos
artistas, pero luego las ayudas prometidas por Cultura han generado un gran
conflicto en el propio Gobierno, derivadas al Ministerio de Trabajo, que tenía
que ejecutarlas y las ha denegado sistemáticamente, tanto la ministra, de
Podemos, como el director general del SEPE, como el secretario de Estado, de
Podemos.... Sibilinamente han dicho que para los toreros no había ayudas,
estamos convencidos de que ha habido órdenes directas para denegarlas. Hay
mucha división dentro del propio Gobierno, con sus socios. Desde Podemos han
dicho abiertamente que están en contra de los toros, pero esto no es cuestión
de tauromaquia, es cuestión de humanidad, con personas que están viviendo
situaciones muy dramáticas». También lamenta el trato «dispar en asuntos de
aforo respecto otras industrias como el cine o el teatro, por no hablar de ocio
como las terrazas; estamos siendo perjudicados en todo».
A la sombra de un árbol y con una furgoneta de la
Policía al fondo, un cartel que ninguna feria ha hecho ni hará: Paco Ureña,
Emilio de Justo y Pablo Aguado. Aguado, la gran ilusión de 2019, ha viajado
desde Sevilla «para defender los derechos de trabajadores que tienen los mismos
derechos que los demás, para defender la justicia y la democracia». «No se
puede dejar a la gente sin nada que comer por motivos ideológicos -subraya-.
Conozco a muchos compañeros que no tienen literalmente para dar de comer a sus
hijos y estas medidas de discriminación alimentan eso, que la gente pase
necesidad». Partidario de que la maquinaria de la Fiesta se ponga en marcha,
dice: «Esto debe funcionar siempre y cuando no exista riesgo sanitario, que es
lo primero. La tauromaquia es responsable y solidaria con las circunstancias, y
en el momento en que se pueda asegurar la sanidad deben darse festejos».
Respecto a los miembros de su cuadrilla, comenta que, «como todos, lo están
pasando mal, aunque por suerte vamos a torear dentro de poco y cogerán un poco
de aire».
«Como artistas que somos, debemos reivindicar la
ayuda que nos pertenece. Este Gobierno nos está demostrando que nos tiene
prácticamente discriminados. No pedimos nada descabellado, son nuestros
derechos, como los de cualquier otro sector», reclama Emilio de Justo. El
extremeño, que tiene una cita en Plasencia el 4 de agosto mano a mano con
Enrique Ponce, aboga por la unidad en este momento tan crítico: «Es
imprescindible que todos naveguemos juntos en la misma dirección. En esta
profesión se ha sido muy individualista, con muchos intereses que no han
permitido crear la unión que necesitamos. Hay que dejar de lado esos intereses
y pensar en un futuro». Los toreros se reúnen con ministros, con presidentes de
Comunidades... ¿Para cúando la gran reunión de todos los estamentos? «Sería muy
bueno hacer una general. En el toreo somos muchos y es importante que nos
pongamos de acuerdo».
Paco Ureña cierra la conversación: «Estamos
reclamando algo que nos pertenece por ley, las mismas ayudas que se le dan a
cualquier otro trabajador. El toreo es cultura y, como tal, defendemos nuestros
intereses y los que nos corresponde». Y va más allá: «Esto debería servir para
darnos cuenta de que hay que reestructurar el sector desde dentro para que
fuera se vea todo lo que representa el toreo para la sociedad. Cada uno tiene
un compromiso con la profesión y debemos aunar fuerzas».
«Para la señora Yolanda Díaz somos ciudadanos de
segunda -advierte Pedro Iturralde-. Somos muchas las familias que vivimos del
toro, gente con hipotecas, con hijos, gente que está pasando mucha necesidad».
Y continúa este picador de toros, 24 años a caballo: «El ministro de Cultura sí
nos ha dado el sitio que merecemos como artistas de la cultura, pero la
ministra de Trabajo no lo entiende como tal. Ese eslogan de "no dejaremos
a nadie atrás" no lo están cumpliendo y nos han forzado a estar aquí
reivindicando lo que es nuestro, lo que aparece en el BOE y desde el 7 de mayo
están aprobadas esas ayudas al sector, porque cotizamos como todos los demás,
pagamos nuestros impuestos y somos un espectáculo legal. Hay muchas familias
que nos dedicamos completamente al toro y para funcionar en esto no son las dos
horas de la plaza, es una dedicación diaria».
Espartaco ocupaba la primera línea de las
pancartas («la tauromaquia es cultura», «la discriminación es delito, la
tauromaquia es cultura» o «los toreros somos cultura, no a la discriminación»):
«Tenemos que ayudar a las personas que queremos, a la gente del toro, que han dado
su vida por nosotros, por nuestras raíces, por nuestra cultura, y porque
defendemos algo justo. Las ayudas que reciben otros sectores también tiene
derecho a recibirlas la tauromaquia, y debemos estar aquí apoyando por la gente
que ha dejado su vida por dedicarse a esta profesión tan bella. Los que hemos
vivido otra época, sin tanto ataque, tenemos la obligación de apoyar a los
toreros de ahora, que muchos lo están pasando muy mal... Por eso exigimos a la
ministra que cumplan la ley».
José María Manzanares tampoco faltó: «Estoy aquí
por mis compañeros, por la tauromaquia, por la discriminación tan brutal que
hay en las ayudas. El Ministerio de Cultura sí nos atendió, al menos tuvo la
valentía de reunirse con nosotros y aseguraron que sí estábamos dentro de esas
ayudas y nos traspasaron al Ministerio de Trabajo, que nos las denegó. Hemos
intentado hablar con ellos y no hemos recibido respuesta. Esta es una de las
pocas formas que nos quedan para que nos oigan. No sé si será una cuestión
ideológica o qué será, pero la realidad es que nos están apartando y que mucha
gente lo está pasando mal y están yendo con sus familias a comedores sociales».
También dando la cara estaba Diego Urdiales. Y Miguel Ángel Perera, solidario y
volcado con la causa. Uno de los suyos, Curro Javier, se expresaba así:
«Queremos dejar claro que el toreo existe y somos cultura. Pagamos nuestros
impuestos como todos los trabajadores y estamos legalizados, queremos ser
escuchados. Hay muchos padres de familia que lo están pasando mal. Siento que
nos quieren oprimir, una cosa es que no les gusten los toros y otra que nos
discriminen». ¿Qué tal sus impuestos? «Muchos tengo, todos pago, y con todo en
regla. Lo peor es que nos engañan, no están tirando el palito al tejado y están
dando pie a que nos enfademos de verdad». ¿Le representa a usted Pedro Sánchez?
«Le respeto como presidente que es, pero a mí no me representa, porque no le
gusta el pan que yo gano. En el toro hay mucha gente del PSOE, pero no sé por
qué nos tienen tanta tirria. Bueno, creo que todo esto por Podemos, que se ha
declarado antitaurino; sin este socio, solo con el PSOE, no hubiésemos llegado
a esto». Mientras, Juan Sierra escribía en Twitter -lleno de manifestaciones en
apoyo a los toreros-: «Detrás de cada prestación denegada hay una familia,
hijos, pareja... ¿Serás capaz de mirarnos a los ojos y mantener la mirada,
Yolanda Díaz?»
Cristina Sánchez, patrona de la Fundación del
Toro, habló con firmeza: «Nos discriminan por una cuestión puramente
ideológica. Con Cultura hemos trazado puentes, pero al pasar a Trabajo se nos
han denegado sistemáticamente las ayudas a la industria taurina. Y no podemos
dejar pasar ya ni una más. No hay derecho a lo que está haciendo este Gobierno.
Vivimos cada vez más oprimidos y el mundo del toro es libertad». En nombre de
la Fundación, Chapu Apaolaza, subrayó: «Tenéis razones para defender lo vuestro
y para que no vuelva el tiempo de la censura». Antes, su presidente, el
ganadero Victorino Martín, enviaba una carta abierta a Yolanda Díaz: «Antepone
la política identitaria antitaurina de su grupo político a la justicia y a la
protección de la clase trabajadora».
Buscando la sombra de las ramas, savia de
matadores jóvenes: López Simón, Román y Gonzalo Caballero. «Hay un desprecio a
los toreros -comenta este último-, y esto ya no es cuestión de toreros, sino de
hombres, de familias. La ministra, que dijo que iba a apoyar a todos, está
dando la espalda a un sector que tanto bien hace el país». Y el triunfador
primero del año Covid añade: «Tenemos que apoyar a las cuadrillas, nuestros
ángeles de la guarda cuando nos coge un toro. Son el colectivo más
desfavorecido y detrás de cada picador, de cada banderillero, de cada mozo de
espadas, hay una historia humana». A las órdenes de López Simón actuó Jesús
Arruga en la primera corrida en Ávila. El maño manifestó a ABC: «Es un derecho
que tenemos reconocido. Hemos estado mucho tiempo callados, tenemos que
reivindicarnos por nuestros antepasados, por nuestro presente y nuestro futuro,
por nuestras familias y por nosotros, por nuestra dignidad, por nuestra
profesionalidad». ¿Se siente representado por el Gobierno? «Si lo podemos
llamar Gobierno, porque yo lo llamaría Desgobierno; desde luego, hay una
proclama de Podemos contra los toros y nos quieren desplazar y ahogar, negando
la tauromaquia. El presidente ha cogido a Podemos de socio y están liquidando
España. Entendemos que el Ministerio de Cultura nos reconoce como cultura, y
gente del SEPE nos dice que hay un orden para que nos denieguen las ayudas». Cuenta
que su deseo es que «se ponga en marcha la tauromaquia, aunque la realidad es
que hay miedo por los rebrotes y también desinformación».
El banderillero Pedro Lara, que lleva casi dos
años en el SUMA, fue también a apoyar a sus compañeros: «Apenas he dormido,
pero tenía que estar aquí. No hay derecho a tanta discriminación».
«Nos sentimos marginados y despreciados -señalaba
Juan Diego-. Un gobierno socialista debería ser sensible con todos los
trabajadores, aquí hay gente muy humilde». Y añadía: «La gente piensa que aquí
todos son figuras y ricos, y la realidad es que la mayoría vive con lo justo y
sacrificándose mucho. Y la realidad es también que somos artistas reconocidos
desde el 85, estamos inscritos en la Seguridad Social y el Gobierno está anteponiendo
sus gustos a lo que por ley nos corresponde».
Miguel Abellán, director gerente del Centro de
Asuntos Taurinos de Madrid, también participó: «Estoy aquí apoyando a mi sector
al ver que las ayudas que prometió el ministro Uribes, la ministra Yolanda Díaz
las está denegando sistemáticamente cuando los toreros están reconocidos como
artistas. Entendemos que están incurriendo en un hecho delictivo». Y agregó:
«Nos sentimos engañados, defraudados y ninguneados. Creo que en este país los
ciudadanos deberíamos ser todos iguales ante la ley, con igualdad de derechos y
oportunidades. Este sector aporta cantidades ingentes de dinero, con cánones,
IVA y Seguridad Social, y todos estos profesionales están condenados a la
pobreza más absoluta. Entendemos que prevalece el gusto personal y una
ideología que quiere asfixiar a la tauromaquia. Reclamamos un derecho, la
constitución nos ampara».
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