Banderilleros
y mozos de espadas, apoyados por algunos matadores, protestan por la
“discriminación” del sector en el reparto de las ayudas prometidas por Cultura
ÁLVARO R.
DEL MORAL
@ardelmoral
Diario CORREO
DE ANDALUCÍA
Las bases del toreo siguen en pie de guerra. A la
denuncia pública del presidente de la Fundación del Toro de Lidia contra el
sectarismo de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se ha sumado la primera de
las tres concentraciones previstas y organizadas por la Unión de Picadores y
Banderilleros de España (UNPBE) y la Agrupación Sindical de Mozos de Espada.
La concentración, iniciada a mediodía de este
martes, ha logrado reunir alrededor de tres centenares de profesionales de la
tauromaquia que han pedido la dimisión de la ministra protestando por la
“discriminación” en el reparto de ayudas por la crisis del COVID-19. Las
concentraciones continuarán en las jornadas del miércoles y jueves. Se trata,
advierten sus organizadores, de llamar la atención ante la grave situación por
la que atraviesa el sector, al que no se han concedido ningún tipo de
compensaciones por el parón del estado de alarma.
Los matadores apoyan a sus hombres
Pero los picadores, banderilleros y mozos de
espadas apostados a la puerta del ministerio de Trabajo no han estado solos. La
presencia de matadores como Espartaco, Cayetano, José María Manzanares, Diego
Urdiales, Cristina Sánchez, Emilio de Justo, Paco Ureña o Miguel Ángel Perera,
además del Director del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid,
Miguel Abellán, ha supuesto un apoyo manifiesto que se ha completado con los
mensajes de otros toreros publicados en las redes sociales.
Es el caso del diestro sevillano Pablo Aguado que
ha recordado en un vídeo publicado a través de sus canales oficiales que “el
ministerio de Cultura aprobó las ayudas a los artistas en espectáculos públicos
donde legalmente se encuentran recogidos los profesionales taurinos; sin
embargo Yolanda Díaz, la ministra de Trabajo, ha rechazado estas ayudas por
motivos ideológicos provocando que muchas de las familias del mundo del toro no
tengan donde comer, no puedan pagar sus hipotecas y tengan que acudir,
literalmente, a comedores sociales para dar de comer a sus hijos...”
Pero hay otras figuras ajenas al ruedo que han
salido en defensa de este sector laboral como el catedrático Antonio Rodríguez
de Arellano, antiguo rector de la Universidad de Sevilla y ex consejero de
Esconomía e Innovación con el último gobierno socialista de la Junta de
Andalucía que ha señalado que “los profesionales del toro merecen el mismo
trato que el resto de trabajadores”. Ramírez de Arellano, que nunca ha ocultado
su afición, explica en su perfil personal de Twitter que “si la ley lo
dificulta, cámbiese la ley” y que si la ley no lo impide “no se creen
dificultades innecesarias” sentenciando que “es de justicia”.
La Fundación del Toro de Lidia (FTL), que apoya
sin reservas estas concentraciones, ha estado representada por su portavoz, el
periodista vasco Chapu Apaolaza, que comunicó a los profesionales del toro su
solidaridad y les agradeció que defiendan “un mundo que es de todos, porque
tenéis razones para hacerlo y para que no vuelva el tiempo de la censura”.
Una situación extrema
Los manifestantes se parapetaban detrás de varias
pancartas en las que se proclamaba “Los toreros somos cultura, no a la
discriminación”, “La discriminación es delito, la tauromaquia es cultura” o “La
cultura no se censura, señora ministra no discrimine a los toreros”.
Todos esos lemas aludían a la reiterada negativa
del Servicio Estatal de Empleo a adjudicar a los profesionales del toreo las
ayudas económicas que el Gobierno ha destinado a los artistas en espectáculos
públicos para paliar los perjuicios de parón del COVID, a pesar de que los
toreros están reconocidos como tales desde un real decreto de 1985.
Al finalizar la concentración, el banderillero
Javier Gómez Pascual leyó un manifiesto en el que aseguró que “hasta ahora, los
toreros hemos sido discretos, quizás en exceso, y hemos resistido con admirable
fortaleza insultos y agravios, pero este acoso y derribo debe de terminar”.
“Hemos demostrado entereza desde la quietud, pero nos toca demostrar nuestro
valor y también que la tauromaquia es un arte vigente y necesario en la
sociedad del siglo XXI. Y todo esto desde la libertad y la falta de complejos”,
continuó. El representante de los banderilleros consideró que “se ha llegado ya
a un punto de no retorno, con un Ministerio de Trabajo, como este ante el que
estamos, que margina a unos trabajadores por el hecho de ser toreros y les
niega la ayuda que tanto ha prometido. No queremos privilegios, pero tampoco
que no se cumplan con nosotros las leyes vigentes por el hecho de nuestra
profesión”.
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