Nada
es como fue en este nuevo tiempo que admite todas las definiciones posibles,
que será todo lo que queramos que sea menos normal...
ÁLVARO R.
DEL MORAL
@ardelmoral
Diario CORREO
DE ANDALUCÍA
La plaza de toros de Ávila ha acogido los dos
primeros festejos mayores de este nuevo tiempo que, ya lo hemos dicho más de
una vez, será lo que queramos que sea menos normal. Las cosas son así, por más
que queramos recuperar costumbres, rutinas y ritos aplazados. Pero el mundo se
ve distinto detrás de ese bozal que, como la ceniza de la Cuaresma, nos
recuerda nuestra propia caducidad y la gran mentira del estado de bienestar.
Sólo somos borregos obedientes. El panorama sigue siendo complicado. Los
rebrotes que germinan aquí y allá no son el mejor pasaporte a ese mundo de la
tranquilidad que ya añoramos como un paraíso perdido. Pero eso es lo que hay...
¿Iremos otra vez para dentro? No sería aventurado
pensar que esa posibilidad ya figura entre las opciones de la pandilla
lamentable que nos gobierna. Pero es mejor no perderse por las ramas y volver a
la cara del toro recordando, mil veces más, que la historia de nuestra patria
es indisoluble de la fiesta que, precisamente, más y mejor la define: la de los
toros. Y hablar de España es adentrarse en el corazón de Castilla. Y el toro,
siempre el toro, ha vuelto a salir en la ciudad de Santa Teresa. La prueba era
incierta. A las restricciones de aforo y los miedos inevitables se sumaba el
tibio atractivo de dos carteles de medio tono que han dado la única medida que
podían dar: su escaso poder de convocatoria. El empresario del evento, José
Montes, se quejaba en una recentísima entrevista publicada en Aplausos de la
moderada respuesta de la afición. Pero es que no sólo se trata de dar toros.
También hay que brindar atractivos. La pregunta es... ¿quién estaba dispuesto a
torear?
Con la vista puesta en el Atlántico
Para qué vamos a darle más vueltas: habrá que
esperar a las dos citas de Huelva y El Puerto para contemplar la primera salida
a la palestra de algunas figuras. Las otras -léase Roca Rey, Manzanares y El
Juli- siguen removiendo la cucharilla. Se anuncian a finales de agosto en
Mérida bajo la batuta de Matilla, que también anda dispuesto a sacar hacia delante
una atípica feria en Jerez en torno a la festividad de San Dionisio, en pleno
puente del Pilar. Ya hemos hablado de algunas de esos ‘meetings’ recalcando que
hay dos nombres que brillan con luz propia entre ambas orillas. No son otros
que los de Aguado y Morante. Su concurso servirá para reunir, por primera vez
en 2020, a la afición más encopetada de dentro y fuera de la Baja Andalucía.
Con o sin las restricciones de aforo y las exigencias sanitarias, hay que
buscar excelencia, oportunidad e ilusión en los carteles. Todos sabemos de lo
que estamos hablando...
El prólogo de esta reactivación taurina en clave
andaluza se vivirá entre Osuna y Estepona con el estreno de agosto. En la villa
ducal, con esa mixta que reúne los nombres del rejoneador Diego Ventura con los
veteranísimos diestros Enrique Ponce –perejil de todas las salsas rosas y
diestro base de la nueva temporada- y su compadre Javier Conde. La empresa del
coso de Las Canteras, comandada por Antonio Osuna, recalca una advertencia a
través de mensajes y comunicados: aún hay entradas en la taquilla del coqueto
coso de Osuna. Es la misma taquilla que servirá para calibrar el verdadero
tirón de esas peculiares mixtas que empiezan a poblar los avances de carteles
de este tiempo nuevo y anormal.
El mismo día y en Estepona, ya lo saben, se
anuncia el reaparecido diestro malagueño Salvador Vega con Aguado y Cayetano.
Los dos últimos comparten el apoderamiento de Curro Vázquez que ya hizo su
propia declaración de intenciones: hay que poner a funcionar la maquinaria del
toreo cuanto antes, dispuestos a asumir los sacrificios que haga falta. El
futuro está en juego. Llegados a este punto hay que volver a invocar la cumbre
de matadores que se celebró en casa de Roca Rey en pleno confinamiento. Se
quiso dar imagen de unidad pero lo cierto y verdad es que no hay la más mínima
unanimidad en la cúpula del toreo para poner a echar el carro a andar de nuevo.
Todos caminan por cuenta propia, atendiendo a sus propios intereses o los de
las casas que los tutelan olvidando que el problema es cosa de todos. El último
que apague la luz.
¿Aguado y Roca en Ronda?
Ya hablábamos la semana pasada que este
Observatorio taurino había detectado movimientos en torno a la más lujosa cita
del primer sábado de septiembre. Evidentemente se trataba de Ronda y su
inimitable goyesca. El año no está para discutir demasiado por las fechas. El
pasado se habló del divorcio entre la Feria de Pedro Romero –que ya ha quedado
suspendida- y la corrida de toros, adelantada por Francisco Rivera Ordóñez en
una semana sobre sus fechas tradicionales. Entonces no se podía atisbar el
panorama que se barajaría en 2020. La Goyesca será –si finalmente se celebra-
el único vestigio festivo en la ciudad del Tajo en este año infausto. Vamos al
turrón: ya sabíamos que se había reseñado una corrida de Núñez del Cuvillo pero
es que el compañero y amigo Álvaro Acevedo ha añadido un dato más que
redondearía el acontecimiento: Pablo Aguado y Andrés Roca Rey podrían dirimir
su demorado duelo –no se ven las caras en un ruedo desde el 10 de mayo de 2019-
en la Maestranza de piedra. Si el empeño fuera hacia delante se convertiría en
el verdadero, y único, acontecimiento del año. Crucemos los dedos...
Y nos vamos, enviando nuestro más sincero pésame a
las familias Carrasco Romero y Buendía Ramírez de Arellano. Los ganaderos Ana
Romero y Juan Carlos Buendía han fallecido con pocos días de diferencia.
Curiosamente ambos criadores, desde sus respectivos hierros, seguían
defendiendo la vigencia de un encaste fundamental del campo bravo andaluz: el
de Santacoloma. Descansen en paz.
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