Víctor José
López EL VITO
@vejotaele
-“Soy tan paisano de Aldemaro Romero, que los dos
nacimos en el Cerro El Zamuro de Valencia, los dos somos aficionados a los
toros y juntos le hemos dado brillo a Valencia en nuestras profesiones”.
Así, lleno de orgullosa valencianidad se expresaba
Federico Núñez.
Federico murió el sábado en Caracas. Sus restos
fueron sepultados este lunes, por Silvia
Grasso su compañera. La inseparable en los mejores y los duros días del final
del camino.
Federico gustaba de hacer referencia a su niñez.
Identificado con Aldemaro y con Renny Ottolina, también atentos cuando los
toros de Cojedes llegaban por la madrugada a Valencia. Su madre le despertaba
cuando el barullo del encierro, los cencerros de los bueyes y los gritos de los
vaqueros que llevaban la corrida de toros marqueseños entraba por la Navas
Spínola. Iban los barreteros camino de Camoruco, para ser lidiados en las Arenas de Valencia. La trocha trazada por la
falda de los cerros era el camino de los toros desde la Isabelica, hasta los
corrales de Arenas de Valencia.
Federico Núñez Sandoval murió el sábado a la edad
de 91 años. Nació en Valencia el 30 de octubre de 1928, el año que Gonzalo
Gómez compró el Nuevo Circo y cuando la fiesta de los toros en Venezuela vivía
su mejor momento, eran los días de la rivalidad entre Eleazar Sananes “Rubito”
y Julio Mendoza. Dos toreros que lideraban una afición apasionada, pero
dividida.
No cabe duda que, ademas del ambiente taurino de
aquella Valencia, la influencia de Luis Núñez Regaterín, su tío, que fue el
banderillero de Sananes en los momentos estelares del rubio torero de San José,
fue definitiva en la educación taurina de Federico.
Sus amigos Zárraga, especialmente Eduardo y Pedro
Zárraga influyeron mucho en su formación radiofónica de cuya excelencia siempre
se ufanó Federico. La Voz, como con cariño le distinguíamos, fue uno de los
pilares que le condujeron al periodismo taurino
y radiofónico, desde donde brilló a niveles internacionales codeándose
con estrellas de la transmisión taurina, como lo hizo en “su” Nuevo Circo mano
a mano con Matías Prats, la tarde que se lidiaron toros de Samuel Flores en
directo para España y el mundo desde Caracas.
Federico quiso ser torero.
Hizo el paseíllo con César Girón en Maracay el 31
de marzo de 1946, vestido de celeste y oro. Completaron cartel Ramón Moreno
Sánchez y Aurelio Díaz "El Bombero" con dos novillos criollos y
cuatro becerras de la ganadería de "Guayabita", para los debutantes
Girón y Núñez. Esa misma tarde debutaron como banderilleros Pedro Arias y Pedro
Delgado, "Pedrucho de Caracas".
La inteligencia le recomendó el retiro anticipado pero siendo su afición
más poderosa, siempre estuvo presto a participar como aficionado práctico en
festivales y tentaderos.
Luego de su breve actuación por los ruedos, y ya
con experiencia radiofónica en su natal Valencia, Federico vino a Caracas y,
Víctor Saume, leyenda de la radio y de la televisión venezolana le abrió la
puerta de Radio Rumbos, donde comenzó con guardias a media noche sembrado una
muy cercana amistad con Delio Amado León. Delio se iniciaba ante los micrófonos
y estaba a dos pasos de convertirse en un maestro en la locución del beisbol
profesional.
Federico fue contratado para los espacios y cuñas
de cigarrillos Alas y la poderosa empresa Colgate Palmolive. Antes, con
Alejandro Arratia Oses, hizo pareja insuperable en programas de radio en
espacios meridianos donde exaltaban los valores nacionales como nunca y juntos
tuvieron presencia en Televisa. Estuvo en Radio Caracas, en los primeros años
del decenio de los sesenta, y luego, tras prolongada estada en España donde
coincidió con Renny Ottolina, que le manifestó con sus conocimientos su afición
por los toros, rechazó su oferta de viajar a Roma atendiendo un llamado de la
gerencia de CVTV Canal 8 en 1964.
No fue ajeno al periodismo escrito, y además de
diferentes corresponsalías en México y España, Federico Núñez escribió en
importantes diarios venezolanos como lo fueron La Esfera y Últimas Noticias.
Sus carteles taurinos en la radio nacional fueron guía para la afición, como un
heraldo que anunciaba que en Maracay se presentarían los jóvenes ases del
torero sevillano Diego Puerta y Paco Camino.
Casi 50 años de amistad nos unieron. Una historia
afectiva con el testimonio de su hermana Margarita y de su hijo Samir, que de
memoria han de repetir las ocurrencias de dos ilusos quienes soñamos con una
Venezuela mejor y libre, y de los venezolanos. Hombre de envidiable memoria, en
los momentos lúcidos de sus 91 años, fue un libro enciclopédido abierto para
los más diversos temas de la Fiesta de los Toros. Casi tan abierto como lo
fue su mano amiga, siempre extendida ante las circunstancias que
se presentaran.
Desde ayer su voz tiene sordina, La Voz Taurina de
América, como le bautizara Pepe Alameda, está guardada bajo el suelo de
Caracas, y le arropa su cielo, al que Silvia Grasso, su mujer, le ruega por su
alma. Hablamos con Samir, su muy querido
hijo junto a quien vivió los últimos días de su prolongada estada en Georgia,
Estados Unidos, antes de regresar a Caracas donde le atendieron con amor y
cariño Nataly, Shauki y Salah.
Compartimos nuestro pesar con Margarita, su
hermana, y su hermano Rafael… Con sus amigos, Hugo Domingo Molina, Hugo Alberto
y el Morocho Molina. Con Alberto Ramírez Avendaño, Orlando Echenagucia y
Mariela Echenagucia, Andrés Miguel Velutini y Graciela, con Pedro Vicente
Echenagucia, quienes además fueron sus vecinos y compañeros en la vida.
Deja Federico un gran vacío en lo que fue su vida
como taurino.
¡Te abrazo, hermano!
NOTA DE REDACCIÓN VUELTA AL RUEDO: Fue don Federico Núñez
un baluarte muy importante en el ámbito taurino y los medios de comunicación su
penetrante timbre de voz era junto al de don Antonio Aragón referencia de una época
para el país en materia taurina inolvidable. En Mérida era fija su presencia en
el abono ferial, tanto en AM (Radio Los Andes 1040) al lado de Eliecer “El
Cheché” Monsalve como voz comercial, así como en sus últimos años bajo el
respaldo de Beltrán Contreras y el Circuito Líder, y la voz comercial de un
jovensímo Gildardo Moreno u Oscar Ramírez. Estamos hablando de comienzos y
mediados de la década de los ´90 hasta mediados del 2000, cuanto ya le veríamos
con avanzada edad por última vez en el ruedo emeritense.
Sin duda alguna don Federico
Núñez ha dejado tatuado su impronta, y aun cuando siempre mantenía por estos
lares su celo profesional en el ejercicio de sus funciones, no es menos señalar
que era un placer escucharle. Tenía lo más importante en esto de hablar de
toros: sabía y conocía la técnica e historia del toreo. Descanse en Paz,
maestro.
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