CARLOS RUIZ VILLASUSO
@CRuizVillasuso
Redacción APLAUSOS
Pocos periodistas pueden tener el privilegio de
contar con una trayectoria como Federico Arnás. Trayectoria en tiempo,
continuidad y medios. Desde su paso por Radio Cadena Española hasta la
dirección de Tendido Cero, ha pasado por todo tipo de pautas del periodismo,
por todos los formatos, métodos, herramientas nuevas, cambios, propuestas…
tanto en los mismos medios de comunicación como en el propio toreo. Una vida
tan dilatada en tiempo, en medios y en audiencias sólo es posible
reinventándose de la forma mejor: haciendo siempre periodismo.
Hubo un tiempo en donde los programas de radio
dominicales nocturnos eran el baluarte del periodismo taurino de calidad. Allí
estaba Federico Arnás. Un tiempo, en el prólogo de Internet, cuando el boletín
diario de toros de las 22:05 de Radio Nacional de España, Radio 1, eran los
minutos más escuchados de lo taurinos en medios. Viví esa época del “boletín”,
que empalmaba nuestra información a la del informativo de las 22:00.
Ese boletín fue una escuela: en cinco minutos, restando
careta de entrada, saludo y despedida, se resumían fielmente las corridas y
novilladas de una época en la que se llegaban a celebrar más de 50 festejos en
un mismo día de agosto y septiembre, granando crónicas en cinta física.
Urgencia, rapidez, eficacia, información. En apenas una hora se recibía la
información de cada festejo, se grababan unas cinco crónicas de voz y se daba
el resultado de los restantes festejos después, incluso, unos segundos de
titulares. Una escuela de periodismo, para cualquier periodista de cualquier
ramo. Ahí naufragaría la mayoría de los que ahora hacen periodismo.
Esa forma de hacer periodismo desapareció,
desapareció casi la radio de toros, y sólo los periodistas como Arnás
aguantaron el tirón del cambio. Porque se recicló siempre de la misma forma.
Haciendo periodismo. Cada reto recibió la respuesta del periodismo. Siendo
crítico con Internet, supo saber su importancia y proximidad. Manejó como pocos
el artículo de opinión y le obsesionó siempre la pulcritud de sus programas en
cuanto a contenidos, duración y equilibrio cabal.
Arnás sabe que el periodista sólo se muere cuando se muere el
hombre y la vida es tan larga como larga vida es la del periodista. Una
profesión que no termina nunca cuando ha sido de verdad
Posiblemente su adiós de la tele sea también
reflejo del adiós de un periodismo que va mutando hacia ser otras cosas, que
llaman comunicación. Gestionar la noticia, cualquier género clásico del
periodismo, ha sido siempre la alquimia válida, la única, que ha sostenido al
periodismo. La única forma de ser creíble, la única forma de que la gente crea
en el periodismo. ¿Cómo?
Haciendo que la estrella no sea el quién o el cómo
sino el qué. La única estrella en el periodismo de Federico Arnás ha sido la
propia información, cada pieza en el formato que sea. Ese es el secreto, en mi
opinión, de una carrera tan constante, dilatada, en la cima, pero sin ostentar
un brillo que ya tenía sin necesidad de reclamar otra atención para ese brillo.
Le escribo en una cabecera que siempre fue fiel al papel, Aplausos, en un guiño
abierto de homenaje a eso que se muere a veces, o a ratos, pero nunca para
siempre. Arnás sabe que el periodista sólo se muere cuando se muere el hombre y
la vida es tan larga como larga vida es la del periodista. Una profesión que no
termina nunca cuando ha sido de verdad.
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