Sergio Flores |
BORJA ILIÁN
Fotos. EFE
La Corrida Guadalupana, séptima de la Temporada
Grande en la Plaza México, transcurrió este jueves entre pitos y broncas por la
falta de casta de los astados, las labores del mexicano Sergio Flores y del
peruano Andrés Roca Rey y las decisiones del palco de autoridades. Los toros de
Begoña resultaron muy mansos y de desigual presentación. El sexto mereció
banderillas negras. Fue devuelto tras este tercio, contraviniendo con ello el
reglamento. La oreja de Sergio Flores fue protestada por la mayoría de los
20.000 aficionados que acudieron a la Monumental.
El regreso del hierro de Begoña, tras 23 años
ausente, acabó en escándalo con lanzamiento de almohadillas incluido. El sexto
de la corrida remató una tarde de mansedumbre, rehuyendo del encuentro con la
puya en el tercio de varas con saltos. El juez decidió se le impusieran
banderillas negras, decisión que tras dos intentos fallidos del subalterno
sorpresivamente corrigió. La bronca y lluvia de almohadillas del tendido motivó
que el juez de plaza de nuevo solicitase el castigo ejemplar por mansedumbre. El
escándalo tornó en la mayor bronca de la Plaza México en años, cuando el toro
fue devuelto a corrales tras el tercio de banderillas. Que el propietario del
hierro sea Alberto Baillères empresario de la plaza, amplificó el enfado de los
aficionados.
El único toro con algo de casta del festejo tocó
en suerte al peruano Andrés Roca Rey. La vuelta del matador tras su lesión dejó
claro que está muy disminuido. No ligó ni una tanda y siempre corrió tres
metros entre pase y pase. Muy agachado al citar y fuera de cacho. Fue pitado en
sus dos faenas.
Andrés Roca Rey |
La oreja de Sergio Flores fue otro de los momentos
álgidos de las protestas. Tras una labor despegada y sin estructura, en ambos
toros fue superado, con un manso que se desplazaba, cuando por fin pareció
meterlo en la muleta, el toro se le paró y en vez de tragar y mandar para
finalizar el pase se alivió feamente con un pase por la espalda. Mató
degollando al toro en segundo intento. Solo afloraron algunos pañuelos y aun
así el palco le dio una oreja protestada. Flores interpretó su heterodoxa faena
sin mando con un histrionismo grosero, como si se tratase de un gran triunfo, y
la bronca fue monumental.
Sergio Flores |
El tercer espada Luis David nada pudo hacer con el
peor lote de la corrida.
La tarde dará mucho que hablar por lo acontecido,
sumado al mal desarrollo de lo que va de Temporada Grande. / EFE
Que mal escrito, a los toros no los degollan, quien habrá sido ese periodista de EFE, que no sabe nada de nada.
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