lunes, 16 de diciembre de 2019

Repentinamente muere el mozo de espadas Martin Ramos

Desde hace unos años residía en el Perú
 
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Foto: Marcial Lopez Aramacuto

No salimos de nuestro asombro. Dicen que la única manera segura de morirse es estar vivo. Y cuando esta llega, nos sorprende a todos. Es lo que ha sucedido este lunes cuando nos enteramos a través de las RRSS el trágico final del conocido mozo de espadas caraqueño Martin Ramos en suelo peruano.

Persona jovial, de una singular manera de andar en el lio del toro desde muy joven, Martin fue en sus duros comienzos novillero con amplias aspiraciones a mediados de la década de los ´70 que buscarían ese anhelado sueño en la ciudad capital, cuando esta era el epicentro del toreo en Venezuela y en especial el Nuevo Circo de Caracas.

Pero su afición pudo más… a pesar de no alcanzar las mieles de la gloria taurina se hizo un grandioso mozo de espadas, a las órdenes de toreros de tanta o igual personalidad como Leonardo Benítez, y una larga lista de espadas nacionales e internacionales quienes disfrutaron de sus servicios profesionales y atenciones. Y en especial la amistad, e ilusión de ver a sus sobrinos en la cúspide de esta dura profesión como lo están desarrollando los matadores Antonio José y Ángel Ramos, al igual que todos los toreros de la saga de los Vanegas, comenzando por César, Manolo o Anyinson, y últimamente Jesús Enrique Colombo, coletas a quienes sirvió espadas recientemente no hace unos días atrás.

Miembro de la saga taurina de los Ramos, Martin junto a su hermano Antonio, se labraron  cartel en las recordadas novilladas con ganado criollo, sacando también partido a su otro gran oficio como lo fue el de carpintero en donde destacaría su destreza.

Infausta noticia el que este lunes nos enteremos que un ACV, según comentan, cuando se trasladaba en taxi tras arribar de un largo viaje en el cumplimiento de sus funciones taurinas. No hubo manera de recuperarle, por lo que sería traslado a un centro sanitario limeño para certificar su muerte y con ello, iniciar su velatorio, al lado de sus familiares y amigos más cercanos que residen en suelo peruano, como él, con la ilusión de mantenerse en el lio del toro, oficio el cual dedicó gran parte de su vida.

Descanse en paz Martin… ya no volveremos a verte en los callejones tu efusiva personalidad, tus multicoloreadas camisas anudadas con pañuelo al cuello, el cual te crearon y convirtieron ser un personaje difícil de igualar.

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