JORGE ARTURO DÍAZ REYES
@jadir45
Se, velan armas en Cañaveralejo para el inicio de
la feria 63 y la enėsima temporada nacional. Quince matadores, tres de
novillos, doce de toros aguardan por seis encierros que saldrán a muerte
flameando diez divisas y marcados con diez hierros distintos.
Por buenos antecedentes vuelven: Alhama
(novillada), Ernesto González (festival), Ernesto Gutiérrez, Achury Viejo, Juan
Bernardo Caicedo, Fuentelapeña, Paispamba, Salento, Guachicono, y debutará
Orbes el 31, con el concurso de ganaderías que clausura el año fúnebre de su
fundador don Manuel.
Habrá goyesca, la segunda, y no habrá monoencaste.
Las estirpes: Domecq, Parladé, Conde de la corte, Murube y Santacoloma estarán
equitativamente representadas en defensa de su prosapia; trapío, bravura y
nobleza. En el papel, esta correlación torista es de gran interés para el
aficionado, a los toros digo, Pues de ella pende casi todo.
Lo demás correrá por cuenta de cinco espadas
españoles, seis colombianos, dos mexicanos, un francés y un peruano: don
Enrique Ponce, que viene cantando la primacía conquistada por sus tres décadas
en figura. El Cid, precedido por su apoteosis de Zaragoza cerrará el 30 un
largo 2019 de adioses. Paco Ureña, lujosa sustitución de Manzanares y
debutante, llega con la Oreja de Oro de RNE y el título como triunfador de la
temporada europea. El muy serio Emilio de Justo, refrendada revelación del
2018. Román, avalado por su festivo y comprometido arrojo. Sebastián Castella,
primer torero de Francia y séptimo en la estadística contractual. La vigencia renovada
del macho toreo mexicano será sustentada por el irreductible Luis David Adame,
y el siempre sorprendente novillero Diego San Román. Y el limeño Roca Rey,
regresando de una grave lesión a reclamar su sitio de amo de la taquilla. Esta
legión extranjera, documentada, pero menos placeada que otros años, deberá
contar en general con más empeño y acierto a los mostrados en sus recientes
andanzas por México y Perú.
El bando nacional, aún menos lidiado, defenderá la
patria con los caleños poseedores del trofeo Señor de los Cristales: Luis
Bolívar y Paco Perlaza. Los finos paisas Juan de Castilla y Luis Miguel
Castrillón. Y los inicialistas novilleros: el constante bogotano Gitanillo de
América (II) y el sogamoseño Sebastián Hernández en vísperas de su alternativa
manizaleña. La tienen difícil.
Suenan clarines. Cada cual tendrá su opinión y yo
la mía. Toreros y ganaderías están justificados. Pero extraño algunos nombres
autóctonos, no solo acá, sino en toda la temporada colombiana. Primero, dos
ausencias: Mondoñedo, todos saben por qué, y Ramsés, nadie sabe por qué. Pero
ya no caben cuitas, la suerte está echada, y sobre el viejo ruedo de la
reestructurada plaza lo que ha de pasar pasará. Hay que verlo.
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