jueves, 19 de diciembre de 2019

La estrategia de la hambruna

CARLOS RUIZ VILLASUZO
MUNDOTORO

Para terminar con el toreo no hace falta prohibirlo. A esta conclusión llegaron los sectores prohibicionistas poco tiempo después de la sentencia sobre la inconstitucionalidad de la prohibición de los toros en Barcelona. Todas las demandas contra declaraciones o prohibiciones locales han perdido en los tribunales. Incluso las llamadas “consultas populares”. Prohibir los toros no es tan sencillo en el panorama legal español. Esto no quiere decir que haya desaparecido la voluntad política de prohibir. Pero su estrategia ha cambiado.

Prohibir los toros no es tan sencillo en el panorama legal español. Esto no quiere decir que haya desaparecido la voluntad política de prohibir. Pero su estrategia ha cambiado.

Unidas Podemos, uno de los componentes del próximo Gobierno, decidió hace unos dos años variar su discurso prohibicionista contra la Tauromaquia, aplicando un instrumento no inventado por ellos, pero muy bien observado por ellos: hacer inviable al toreo desde el punto de vista económico para debilitarlo cada vez más. Cocinar a fuego lento su debilidad económica es poner al toreo bajo mínimos sociales. Y cuando su economía toque fondo, se puede hablar ya de prohibir algo cuyo peso social es mínimo.

Es una estrategia muy bien planteada por los partidos afines en todos los países taurinos.  Abandonar la presión violenta visible y sitiar al toreo para provocar su hambruna.  Los casos de Barcelona y Bogotá y sus sentencias de inconstitucionalidad, tienen mucho en común. Los partidos de Gustavo Petro en Colombia, Unidas Podemos en España y ciertos grupos que forman parte de MORENA, gobernando en México, tienen en sus filas a los “fabricantes” del prohibicionismo que se coordinan en sus formas de actuar. Petro lo dejó muy claro en su cuenta de Twitter: hay que subir los costes y los precios de arrendamiento de las plazas para hacerlas inviables a los “empresarios asesinos”.

Así se hacen en España, Colombia, México…: denunciando subvenciones inexistentes para que no exista subvención, un derecho que nos asiste como Patrimonio Cultural. Aplicando una persecución letal de boicot contra toda marca o empresa que quiera invertir o publicitarse en este sector taurino. Una estrategia que no es nueva ni la inventaron ellos, sólo la han observado mejor, desde fuera han sabido leer las consecuencias de nuestra realidad económica.

En el toreo, desde hace varias décadas, las propiedades públicas (y privadas) de las plazas han pedido por el arrendamiento de sus cosos, un dinero que no puede pagar la explotación y gestión del mismo.

Una realidad que se basa en algo primario: si los costes son excesivos, la economía se estrangula. Y en el toreo, desde hace varias décadas, las propiedades públicas (y privadas) de las plazas han pedido por el arrendamiento de sus cosos, un dinero que no puede pagar la explotación y gestión del mismo. Y si lo paga será a costa de bajar calidad, programar barato. Y no invertir. Atendiendo a lo que cuentan los gestores de las plazas en privado, apenas diez cosos de relevancia en España tienen beneficios.

Pero resulta que incluso en éstos hay causas económicas ajenas al toreo. Pamplona, la plaza de mayor beneficio, los tiene por los encierros y no da un solo festejo fuera de sus Sanfermines. Asunto que se da por bueno porque sus beneficios van a obras de caridad. Dice un refrán castellano que la caridad bien entendida comienza por uno mismo. Y, sin embargo, obligamos a Madrid a perder sus ganancias de feria en los festejos de temporada y, de paso, le damos a la Comunidad un dinero que no le ingresa ninguna otra actividad.

La estrategia de cocinar la debacle económica del toreo, ni la inventaron los prohibicionistas, ni solo la aplican ellos. Es paradójico cómo, en la época de mayor apoyo de ciertos partidos al toreo, se colabore con ayudas (no muy grandes) para escuelas taurinas y similares, haciendo ostentación de ese apoyo, cuando ese dinero es pecata minuta respecto a la cantidad que esa administración “amiga” recauda del toreo.

Huesca, dicen, va a hacer una subasta, Málaga, donde los últimos años ha habido pérdidas brutales, pretende ampliar festejos. Vamos a ver que piden para Plasencia, tan debilitada, o para El Puerto, en donde el anterior equipo de gobierno no tenía ni contrato de luz por impago, Albacete, donde con llenos no hay apenas beneficios, Ciudad Real, Soria, Alicante…

En plazas donde gobiernan los afines al toreo, sus pliegos de condiciones son propios de Unidas Podemos o de PACMA o de Petro. Da igual que gobierne un “amparador” que un “prohibicionista”, porque en los dos casos, los requisitos económicos provocan hambruna. De Huesca, dicen, va a hacer una subasta, Málaga, donde los últimos años ha habido pérdidas brutales, pretende ampliar festejos. Vamos a ver que piden para Plasencia, tan debilitada, o para El Puerto, en donde el anterior equipo de gobierno no tenía ni contrato de luz por impago, Albacete, donde con llenos no hay apenas beneficios, Ciudad Real, Soria, Alicante…

Causa tristeza que “en el bando amigo” se pongan los mismos o peores requisitos económicos de explotación. Y, nadie lo dude, un espectáculo no sostenible económicamente en sus costes, tiene todas las papeletas para morir de inanición. A quien corresponda, se le pide sensatez. El toreo no pide las subvenciones a las que tiene derecho (los ¡¡¡30.000 ¡!! Euros que Ábalos le ha dado a la Fundación por Real Decreto, además de ser una miseria de miserable no es una ayuda al toreo sino a una Fundación. Más bien limosna. Se pide, sobre todo a quienes dicen estar a favor, unas condiciones económicas que le permitan no caer en la hambruna.

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