CARLOS RUIZ
VILLASUZO
MUNDOTORO
Para terminar con el toreo no hace falta
prohibirlo. A esta conclusión llegaron los sectores prohibicionistas poco
tiempo después de la sentencia sobre la inconstitucionalidad de la prohibición
de los toros en Barcelona. Todas las demandas contra declaraciones o
prohibiciones locales han perdido en los tribunales. Incluso las llamadas
“consultas populares”. Prohibir los toros no es tan sencillo en el panorama
legal español. Esto no quiere decir que haya desaparecido la voluntad política
de prohibir. Pero su estrategia ha cambiado.
Prohibir los toros no es tan sencillo en el panorama legal
español. Esto no quiere decir que haya desaparecido la voluntad política de
prohibir. Pero su estrategia ha cambiado.
Unidas Podemos, uno de los componentes del próximo
Gobierno, decidió hace unos dos años variar su discurso prohibicionista contra
la Tauromaquia, aplicando un instrumento no inventado por ellos, pero muy bien
observado por ellos: hacer inviable al toreo desde el punto de vista económico
para debilitarlo cada vez más. Cocinar a fuego lento su debilidad económica es
poner al toreo bajo mínimos sociales. Y cuando su economía toque fondo, se
puede hablar ya de prohibir algo cuyo peso social es mínimo.
Es una estrategia muy bien planteada por los
partidos afines en todos los países taurinos.
Abandonar la presión violenta visible y sitiar al toreo para provocar su
hambruna. Los casos de Barcelona y
Bogotá y sus sentencias de inconstitucionalidad, tienen mucho en común. Los
partidos de Gustavo Petro en Colombia, Unidas Podemos en España y ciertos
grupos que forman parte de MORENA, gobernando en México, tienen en sus filas a
los “fabricantes” del prohibicionismo que se coordinan en sus formas de actuar.
Petro lo dejó muy claro en su cuenta de Twitter: hay que subir los costes y los
precios de arrendamiento de las plazas para hacerlas inviables a los
“empresarios asesinos”.
Así se hacen en España, Colombia, México…:
denunciando subvenciones inexistentes para que no exista subvención, un derecho
que nos asiste como Patrimonio Cultural. Aplicando una persecución letal de
boicot contra toda marca o empresa que quiera invertir o publicitarse en este
sector taurino. Una estrategia que no es nueva ni la inventaron ellos, sólo la
han observado mejor, desde fuera han sabido leer las consecuencias de nuestra
realidad económica.
En el toreo, desde hace varias décadas, las propiedades
públicas (y privadas) de las plazas han pedido por el arrendamiento de sus
cosos, un dinero que no puede pagar la explotación y gestión del mismo.
Una realidad que se basa en algo primario: si los
costes son excesivos, la economía se estrangula. Y en el toreo, desde hace
varias décadas, las propiedades públicas (y privadas) de las plazas han pedido
por el arrendamiento de sus cosos, un dinero que no puede pagar la explotación
y gestión del mismo. Y si lo paga será a costa de bajar calidad, programar
barato. Y no invertir. Atendiendo a lo que cuentan los gestores de las plazas
en privado, apenas diez cosos de relevancia en España tienen beneficios.
Pero resulta que incluso en éstos hay causas
económicas ajenas al toreo. Pamplona, la plaza de mayor beneficio, los tiene
por los encierros y no da un solo festejo fuera de sus Sanfermines. Asunto que
se da por bueno porque sus beneficios van a obras de caridad. Dice un refrán
castellano que la caridad bien entendida comienza por uno mismo. Y, sin
embargo, obligamos a Madrid a perder sus ganancias de feria en los festejos de
temporada y, de paso, le damos a la Comunidad un dinero que no le ingresa
ninguna otra actividad.
La estrategia de cocinar la debacle económica del
toreo, ni la inventaron los prohibicionistas, ni solo la aplican ellos. Es
paradójico cómo, en la época de mayor apoyo de ciertos partidos al toreo, se
colabore con ayudas (no muy grandes) para escuelas taurinas y similares,
haciendo ostentación de ese apoyo, cuando ese dinero es pecata minuta respecto
a la cantidad que esa administración “amiga” recauda del toreo.
Huesca, dicen, va a hacer una subasta, Málaga, donde los
últimos años ha habido pérdidas brutales, pretende ampliar festejos. Vamos a
ver que piden para Plasencia, tan debilitada, o para El Puerto, en donde el
anterior equipo de gobierno no tenía ni contrato de luz por impago, Albacete,
donde con llenos no hay apenas beneficios, Ciudad Real, Soria, Alicante…
En plazas donde gobiernan los afines al toreo, sus
pliegos de condiciones son propios de Unidas Podemos o de PACMA o de Petro. Da
igual que gobierne un “amparador” que un “prohibicionista”, porque en los dos
casos, los requisitos económicos provocan hambruna. De Huesca, dicen, va a
hacer una subasta, Málaga, donde los últimos años ha habido pérdidas brutales,
pretende ampliar festejos. Vamos a ver que piden para Plasencia, tan
debilitada, o para El Puerto, en donde el anterior equipo de gobierno no tenía
ni contrato de luz por impago, Albacete, donde con llenos no hay apenas
beneficios, Ciudad Real, Soria, Alicante…
Causa tristeza que “en el bando amigo” se pongan
los mismos o peores requisitos económicos de explotación. Y, nadie lo dude, un
espectáculo no sostenible económicamente en sus costes, tiene todas las papeletas
para morir de inanición. A quien corresponda, se le pide sensatez. El toreo no
pide las subvenciones a las que tiene derecho (los ¡¡¡30.000 ¡!! Euros que
Ábalos le ha dado a la Fundación por Real Decreto, además de ser una miseria de
miserable no es una ayuda al toreo sino a una Fundación. Más bien limosna. Se
pide, sobre todo a quienes dicen estar a favor, unas condiciones económicas que
le permitan no caer en la hambruna.
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