El de
Salteras, tras gran faena, pincha y cala el toro de su despedida, pero le
obligan a dos vueltas al ruedo y a un paseo en hombros final. Emilio de Justo
corta una seria oreja. Castrillón se va
silenciado. Bronco encierro.
JORGE
ARTURO DÍAZ REYES
@jadir45
Fotos: Camilo
Díaz
La del cuarto fue la faena. También fue el toro
más potable de un encierro de serias hechuras, pero mansobronco, al que no le sobró un gramo de sus 525 kilos promedio.
Lo que le faltó fue raza y estilo. El Cid sonriente, le saludó con verónicas,
chicuelinas y dos medias tomadas con el ímpetu abanto de toda la corrida.
Aunque el juego de los tres anteriores no daba para el optimismo, había ambiente
de acontecimiento. “Aguador”, que no
estaba para protocolos desacató la cuadrilla y atacó la montura de Cayetano
Romero guardián de la puerta. Luego José Luis López y Emerson Pineda se la
cobraron clavando con exposición y fuerza los tres pares arriba, saludando.
Brindis a la concurrencia que terciaba el aforo.
Cuatro diestras templadas, ligadas e inflamadas
por las codiciosas arremetidas, cambio de mano y pecho. Una segunda tanda
natural con farol intermedio, y la banda y el público estallaron. De allí en
adelante todo fueron amores.
La derecha y la izquierda se alternaron en series
buenas al ritmo de “Nerva”, liberando las alegrías contenidas. Ayudaban la
transmisión y la fijeza de los viajes. Pero no hay felicidad completa, el furor
se fue atenuando, y las tandas acortando, aunque sin afectar la buena onda de
Manuel con el público, ni su mando. La igualada fue laboriosa y minuciosa. No
quería fallar, era la última suerte del año de sus adioses. Silencio absoluto y
todos tras el estoque deseando que la despedida fuera por la Puerta grande.
Pero el sino fatal de su tizona que casi siempre le ha nublado las grandes
ocasiones no podía faltar en esta; dio en duro, arrancando un colectivo y
penoso ¡Ahh! Volvió a la carga, y la
estocada toda devolvió la ilusión, pero la punta salió por los bajos y el ¡Ahh! se repitió más desgarrador. Un
tercer viaje dejó otra completa, en sitio, que no hizo efecto y obligó al
descabello definitivo. El arrastre fue aplaudido y cuando el despedido se “malayaba” en el callejón, la ovación
unánime insistente forzó el saludo y una vuelta fervorosa y una segunda. Cali
le quería decir cuanto admiraba su veraz carrera.
Emilio de Justo, porfío y porfió con el taimado
manso segundo hasta conseguir arrancarle una serie corta de limpieza y aguante
notables. La estocada tris descentrada mató pronto y la oreja para entendidos
cayó con justicia. La lidia todavía se valora. Vale.
El malgeniado y asechador quinto no tenía pases y
la porfía fue cara y estéril. Encima, la estocada baja. Pitos al hosco y
silencio al esforzado.
Luis Miguel Castrillón, abundó en ganas y toreo de
rodillas frente a un lote complejo y áspero. Logró música, oles y palmas
momentáneos. Más consistentes con el sexto al cual pinchó, le dio medió
espadazo trasero, uno más en sitio y un crucetazo que le cambiaron la oreja por
silencio. Con el tercero había envainado en guardia antes de fierrazo letal
para otro silencio.
Presencia, edad y riesgo trajeron los históricos
Achury Viejo. Eso es importante y muy de agradecer. Más en América. Chapó. Pero
les faltó en general aquello que diferencia el toro de lidia de las otras
fieras, la clase. Que no vengan otra vez con el cuento manido de “los kilos”. Mejor el cuarto.
Este desahogo hacía falta en una feria que
naufragaba en mansedumbre, vanos esfuerzos y buenas intenciones malogradas.
FICHA DEL FESTEJO
Cali. Diciembre 29 2019. Plaza de
Cañaveralejo. Festival, 4ª de feria. Lluvia. Un tercio del aforo.
Toros de Achury Viejo, bien presentados, pero broncos y mansurrones.
Aplaudido el encastado 4º en el arrastre.
El
Cid, saludo y dos vueltas al
ruedo.
Emilio
de Justo, oreja y silencio.
Luis
Miguel Castrillón, silencio y
silencio.
Incidencias: Saludaron: Ricardo Santana tras parear al 3º, y José Luis López y Emerson
Pineda tras parear al 4º. *** Se despidió El Cid.
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