Cambios
sociales, nuevos hábitos y problemas económicos
Parece
como si la estadística le diera toda la razón al empresario Ramón Valencia, que
viene desde hace un tiempo reclamando la necesidad de negociar una
reestructuración del sector taurino. Entre una economía poco ajustada a la
realidad, unos cambios sociales importantes y unos hábitos diferentes entre los
aficionados, todo lleva a que el número de festejos mayores se haya reducido en
las últimas 10 temporadas; lo que en 2010 fueron 721 corridas de toros, en la
pasada campaña se redujeron a 450, contabilizando datos sólo de España y
Francia.
Redacción www.taurologia.com
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Cuando se mira hacia la evolución seguida por la
Fiesta en los últimos 10 años, puede aproximarse uno bastante a la nueva
realidad que hoy se vive. Los cambios sociales habidos, los nuevos hábitos de
los aficionados --que priman las entradas sueltas sobre los abonos-- y la
propia economía del negocio taurino, todo ello ha dado un cierto vuelco a lo
que hace tan sólo una década era usual.
Y así, si se toma como referencia la evolución de
las corridas de toros en mercados homogéneos como son España y Francia, se
observa una reducción del número de espectáculos mayores organizados, que de
los 721 que hubo en la temporada de 2010 se ha pasado a 450 en la de 2019, el número
más bajo de la época.
Pero esa drástica reducción se ha hecho
básicamente a costa de plazas de tercer orden. De las 324 plazas que dieron
corridas de toros en 2010, ahora hemos pasado a tan sólo 224.
"El Juli" lidera el escalafón con 43 festejos, el
menor número de los últimos 100 años
Se trata de una caída que mayoritariamente se
refiere a cosos que daban al año un solo festejo mayor, que ahora se ha
transformado sobre todo en festivales picados. Lo que nos viene a confirmar que
en plaza de poco aforo no caben los actuales números de la economía taurina: no
pueden soportarse los costes de estos espectáculos.
De forma paralela, la actividad de los matadores
de toros se reduce. Si en 2010 hasta 209 toreros se vistieron de luces, en la
pasada campaña la nómina en activo se redujo a 145. Es lo que explica los cambios profundos que
se dan en los escalafones.
Como resulta obvio, todos estos cambios tan
apreciables ha traído de la mano una nueva estructura económica de la Fiesta.
La viabilidad de un festejo mayor en nuestros días encuentra no pocos escollos
en su camino.
Aunque también es cierto que en esta última década
nunca ha sido posible sentarse seriamente a negociar, para construir un nuevo
sector. Por más que Ramón Valencia, gestor de la Maestranza, lo haya dicho con
toda claridad: "En algún momento habrá que sentarse para reestructurar el
sector". Son palabras que cayeron en el vacío.
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