VÍCTOR
DIUSABÁ ROJAS
@VictorDiusabaR
Foto: Camilo Díaz
El diestro peruano Andrés Roca Rey bordó este
lunes una faena poco menos que perfecta al tercer toro de la tarde en la
penúltima corrida de abono de la Feria de Cali y se marchó a hombros, tras
cortarle las dos orejas. El colombiano Luis Bolívar consiguió un apéndice,
mientras el francés Sebastián Castella no obtuvo trofeos pese a sus esfuerzos. Los
toros de la ganadería Juan Bernardo Caicedo fueron bien presentados y de juego
desigual.
Las expectativas de la Feria de Cali estaban
puestas en el cartel de su penúltima de abono y, sin duda, en la presencia de
Andrés Roca Rey. Y el diestro peruano no tardó en responder. Le bastó que le
echaran ese tercero de la corrida para exponer su tauromaquia que, si se mira
bien, va camino a ser tratado.
El faenón comenzó con una sesión de capote que fue
tanto fondo como belleza. Y con la muleta, los tres cuartos de plaza vieron
pasar, sucesivos, temeridad, temple, mando y arte caro. Un natural de cartel
quedó como invitación a la próxima muestra. La gente borró el pinchazo para
otorgar las dos orejas y olvidar la lluvia que comenzaba a arreciar. Vuelta al
ruedo al toro.
Sería todo, que no fue poco, porque el toro del
cierre salió a defenderse y jamás cambió. Roca Rey no se dio por vencido e
intentó de una y otra forma cambiar esa tendencia.
Como anécdota, un espontáneo quiso hacer su
peligroso número, pero la actuación oportuna de las cuadrillas impidió lo que
pudo ser una tragedia.
Faena de importancia de Sebastián Castella al que
abrió la corrida, más aún si se miran las condiciones del toro, de acometida en
el capote y más reservado en el trapo rojo. El francés tuvo sitio y firmeza
para imponerse, sin dejar de lado las posibilidades de exponer alguna obra,
como esa serie de derecha y mano baja que la gente agradeció. La imprecisión
inicial con la espada le negó la opción de un trofeo. Ovación.
Las esperanzas del torero francés terminarían ahí,
porque el cuarto de la ya noche lluviosa duró muy poco, apenas para unos
muletazos de arranque en los que logró templar e hilvanar un par de series.
Saludo de Castella desde el tercio y pitos al toro.
En el primero de los dos que le correspondieron en
suerte, el colombiano Luis Bolívar se puso de rodillas para saludar con largas
cambiadas y volvió a hincarse luego al comenzar la faena de muleta. Formas,
ambas, de enseñar compromiso.
Donde anduvo siempre de pie fue en la labor de
aprovechar las condiciones del toro que, mientras anduvo presto y pronto para
ir tras los engaños, transmitió emoción. En la recta final de la lidia, el
torero colombiano debió apurar las embestidas de su enemigo, eso sí, sin
desdibujarse. Oreja justa.
El quinto de la tarde tuvo otras características.
Porque al lado de la movilidad con que contó lo que hizo fue arrollar, antes
que embestir.
Y la gente se quedó con la imagen de que pasaba
algo más, en desmedro del torero, de lo que en realidad se vio. Larga sesión de
pinchazos y conclusión en medio de los ya notables espejos de agua. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Juan Bernardo Caicedo, bien presentados y de dispar comportamiento.
Le dieron la vuelta al ruedo al tercero de la tarde.
Sebastián
Castella, malva y azabache:
Pinchazo y entera. Saludo desde el tercio. Pinchazo y entera. Saludo desde el
tercio.
Luis
Bolívar, azabache y oro; Tres
cuartos suficientes y oreja. Tres pinchazos y entera. Silencio.
Andrés Roca Rey,
perla y plata: Pinchazo y espada efectiva, dos orejas. Estocadón y palmas.
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