MANOLO MOLÉS
Y para eso, es verdad, la
mayor parte de noches mexicanas de La México son la pastilla perfecta para roncar
o quedarte frito. Lo que ves en la televisión, salvo leves noches, es un
espectáculo que parece organizado por antitaurinos. Y lo peor es que esas
retransmisiones, salvo milagro, te quitan las ganas de ver toros. Todo no vale
para la televisión. Alguien se llevará algo de ese martirio. La feria torista
en ese gran país es Guadalajara, no la capital. Ahí tienen la que armó Ferrera,
y una actuación de buen nivel de Roca Rey. Lo de la “dormidera” de la capital
lo siento por Perera porque pagó el pato Perera, un torero en buen momento y
que tuvo animales sin opciones.
@ManoloMoles
Redacción APLAUSOS
Lo
de Ferrera es para tomarlo muy en serio. Te gustará más o te gustará menos,
pero es una figura del toreo. Como suena y sin quitarle un ápice. Su espléndida
y rotunda madurez va escribiendo libros de tauromaquia en tardes como Madrid,
en Guadalajara (México), la plaza en la que se lidian los toros más serios de
todo México. Muy por encima de la Monumental de la capital, que, por cierto,
quitando un par de tardes al año, aquello parece un monumento al cemento y,
además, salvo bienvenidas excepciones, un desfile de mansos, de toros que
perdieron la casta, de animales somnolientos que pueden herirte, claro, pero
que no tienen los mínimos necesarios para la emoción. Ojo: me refiero a la
emoción del toreo profundo, entregado y necesario para que fluya el misterio de
la Fiesta. No de la siesta. Que allí les llega por la tarde y que a España, por
la diferencia horaria, se mastica ya con el sueño.
HAY QUE APOYAR Y ACABAR CON LA SEQUÍA
DE AMÉRICA
Menos
mal que esta no la vimos porque en Lima, la bella y española capital del Perú,
también organizaron algo similar a “una limpieza de corrales” bajo el hermoso
título de “Encuentro de Naciones”. Y como es normal, hubo un cuarto de plaza
ocupado y el resto, desierto. Y en el cartel, un poco de todo, con los hierros
(parecen religiosos) de Santa Rosa de Lima y del Apóstol Santiago. Miren la lista:
Jerónimo, silencio; Luis Bolívar, qué maltratado está este torero, más
silencio; Paco Ramos, paisano de mi tierra, de Castellón, también silencio para
una vez que baja de los pueblos dignos de la montaña y le ponen en la capital;
Vaya tela. A un tal Luis López le tocaron los tres avisos y le sonaron los
pitos; Rafa Serna, otro silencio; y la única vuelta al ruedo fue para Jesús
Enrique Colombo, un venezolano que da la cara.
Los Bailleres (padre e hijo, que ha tomado las riendas) reeditan la
historia pero al contrario. Su unión con los herederos del gran Chopo supone la
reconquista taurina de España para los empresarios mexicanos. No solo han
comprado fincas y ganaderías en Extremadura. Además, han llevado a su terreno
el imperio Chopera
Te
digo una cosa, Victorino, tú que eres buen ganadero y abres caminos. Lo de
América es fundamental defenderlo. Francia, gracias a Dios y a su talento, lo
remedian ellos. Pero, ¿qué se puede hacer, Victorino, qué pajuelas, qué semen,
qué sementales les enviamos para que levanten la emoción y, por tanto, el
espectáculo y el triunfo? Aquí hay muchas ganaderías, aquí y en Francia, y
hasta Portugal, que podrían aliviar esa necesidad ya casi general en toda
América. Aquí hay ganaderías bravas y con casta -ver carteles de Francia-. Hay
que apoyar y acabar con la sequía de América. Y España tiene la obligación y
sementales para frenar la caída. Yo creo. La historia va y viene. Todo tiene su
tiempo. Hubo un tiempo en que un gran empresario español (Manolo Chopera y en
parte también José Antonio Chopera) reinó en todos los países americanos. El
gran Chopo fue empresario en México, Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador… Como
aquel rey, no se ponía el sol en sus dominios. Manejó toda la América taurina y
añadió una ganadería en Venezuela. Esa es la verdad.
LAS COLONIZACIONES TAURINAS NUNCA
SALIERON BIEN
Ahora
la historia nos devuelve la reconquista taurina pero al revés. El gran amigo de
los Chopera era y es el gran Bailleres, el veterano, el padre que,
afortunadamente, está vivo y cargado de afición. Y parece que su hijo también
la ha heredado. Pero la historia ahora se escribe al revés.
Los
Bailleres (padre e hijo, que ha tomado las riendas) reeditan la historia pero
al contrario. Su unión con los herederos del gran Chopo supone la reconquista
taurina de España para los empresarios mexicanos. No solo han comprado fincas y
ganaderías en Extremadura. Además, han llevado a su terreno el imperio Chopera.
Es verdad que mantienen el contacto, y un par de ellos están en el grupo, pero ahora
los Bailleres con Chopera junior, su gerente en España, y Antonio Barrera, con
el cargo de director corporativo del grupo BAL, lo dominan todo. Van a regir
Bilbao por quince años, si, además, qué bien, tienen fincas y ganaderías en
Extremadura y, si como aseguran, tienen en parte o en totalidad plazas que
fueron de Manuel o de José Antonio Chopera, como Bilbao, Salamanca, Logroño,
Córdoba, San Sebastián, Badajoz, etc., muchas en propiedad y otras interinas,
el panorama cambia totalmente. Unen este poderío hispano con el que ya tienen
en México y el resto de América. Vale. Pero esto cambia el sentido de la
Fiesta. Que no está repartida sino con un grupo muy dominante que no sabemos
cómo defenderá la Fiesta en España. Las colonizaciones taurinas nunca salieron
bien. De América nos echaron, de Francia, también, y lo normal es que gente del
país, que tiene más cerca el pulso y el gusto de la afición, sea quien tenga
las plazas.
Visto
el panorama que lo cambia todo: una empresa mexicana va a gobernar la Fiesta en
el país que la inventó. Vale. Yo digo una cosa muy en serio: “Señor Bailleres,
hijo o padre, concédame una entrevista y aclaremos qué es lo quiere hacer de la
fiesta de los toros en España, en donde usted será el máximo empresario, cuando
a mí y a muchos lo que nos gustaría sería la diversidad, y no el monopolio, y
que cada plaza tuviera su gestor y su personalidad. Espero que me conceda esa
entrevista y me diga realmente cuáles son sus proyectos para una Fiesta que
primero es española y luego todo lo demás. Espero su amable respuesta. Esa
entrevista es urgente para saber en qué manos y en qué proyectos estamos. El
silencio sería mala respuesta”. Hablar es necesario. El dinero es suyo. Pero la
Fiesta es nuestra.
Por fin escucho (leo) una voz que que alza en contra de ese predominio de una gestión post moderna de la fiesta de toros donde lo esencial, empezando por el toro de verdad brilla por su ausencia; y que mejor muestra de lo anterior que la llamada temporada grande en la Plaza México que resulta verdaderamente intolerable, porque como atinadamente dice el columnista parece ser orquestada por el más radical antitaurinismo que pueda existir.
ResponderEliminarEs lamentable.