sábado, 28 de septiembre de 2019

FERIA DE SAN MIGUEL – SEGUNDO FESTEJO: Emoción y toreo en el adiós de El Cid

El sevillano corta la única oreja en su despedida de la plaza de la Maestranza.
 
CARLOS CRIVELL
Diario EL MUNDO de Sevilla
Foto: EFE

La segunda de San Miguel tenía un protagonista: El Cid. El torero de Salteras acaparó la atención de la plaza antes, durante y después de la corrida. Antes, con una ovación cerrada de dos minutos de duración al romperse el paseíllo. Después, en la atronadora ovación de toda la plaza al cruzar el ruedo en su adiós a la Maestranza. Y durante, porque El Cid fue fiel a lo que ha sido su trayectoria taurina. Dio un curso de toreo de capa a la verónica en el segundo. Fue un primor. Ganó terreno y remató en la boca de riego con una media y una larga de clamor. O la misma faena a ese toro segundo, muy noble pero apagado muy pronto, al que volvió a citar al natural sin probaturas para templar dos tandas de seis muletazos de alto voltaje. Se apagó el toro y siguió airoso y compuesto con la derecha. El estoque viajó a los blandos y perdió la oreja. 

Ese trofeo llegó en el quinto. No fue un regalo porque se la ganó, ya que fue un torero inteligente. El de Toros de Cortés tenía movilidad y poca capacidad para humillar. Lo saludó con un toreo arrebatado con muletazos por bajo, afarolados y uno de pecho. La banda había comenzado a tocar al primer muletazo. La plaza se vino abajo. Luego, su faena fue la de un torero experto, con tandas de mérito a un toro de cara alta y cada vez más aplomado. Pero estuvo entregado, remató algunas tandas al natural con pases de pecho de categoría especial y la plaza estaba emocionada. La espada cayó trasera y tardó en morir, pero llegó el premio. En la vuelta hubo muchas lágrimas. No lo había brindado. El destinatario ya estaba en el cielo desde el año 2010.

A Ponce le tocaron dos toros de pocas posibilidades. El primero, un cinqueño basto que se movió con pesadez y somnolencia. El valenciano se lo brindó a El Cid y estuvo aseado. El cuarto fue otro cinqueño con pinta de corraleado. Sin casta y sin fuerzas, Ponce le dio muchos muletazos sin venir a cuento, hasta el punto de que hubo discrepancias cuando quiso rematar con poncinas.

Manzanares toreó a ratos durante la tarde. Con el tercero logró algunos muletazos vistosos a un toro que se movía sin norte. La plaza rugió en un cambio de manos muy largo, pero todo quedó en nada cuando marró con la espada. El sexto no tenía fuerzas ni ganas de humillar. De nuevo el de Alicante se afanó para lograr algún pase suelto sin estructura unitaria de faena.

VICTORIANO DEL RÍO - Enrique Ponce, El Cid y José María Manzanares

Plaza de la Maestranza. Sábado 28 de septiembre de 2019. Feria de San Miguel. Lleno.

Cuatro toros de Victoriano del Río y dos de Toros de Cortés (3º y 5º), bien presentados, con tres cinqueños, 1º, 2º, y 4º; bravos en el caballo, excepto el 4º, que fue manso y descastado. Mejores el 2º, de poca duración, y 3º. Manso y sin casta el parado 4º; el 1º y 5º, con movilidad a media altura; y el 6º, noble pero sin fuerzas .

Enrique Ponce, silencio y silencio.

El Cid, ovación y oreja.

José María Manzanares, silencio y ovación.

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