BORJA ILIÁN
La Cuarta novillada del ciclo Soñadores de Gloria
2019 en La Plaza México, celebrada en la noche de viernes a sábado, acabó sin
trofeos ni nada destacable tras la corrida de seis novilleros.
Unas 1,200 personas acudieron al festejo nocturno
que convocó menos aficionados que los precedentes de este ciclo en la Ciudad de
México. Los cinco toros de San Marcos y el de María Vilas
resultaron de juego y presentación variados, pero todos estuvieron por encima
de los espadas.
La convocatoria nocturna, pensada para el
jolgorio, transcurrió con calma y en un tiempo de dos horas y media, lo que
resultó breve para la duración habitual de los encierros en la Plaza México.
Los seis novilleros resultaron monocordes en su
oferta, lo que provocó una sensación de frialdad en los tendidos. Los novillos,
de presencia pobre en general comparada con anteriores novilladas, fueron
móviles y de fuerzas parejas. Todos recibieron varas largas, incluso tres
novillos fueron dos veces al caballo.
De estos solo uno, Ruiseñor, el mejor toro de la
corrida que ofreció un bello encuentro con el picador, se resintió en la muleta
pues la primera puya había sido muy dura y en la segunda el castigo no se
aminoró.
A pesar de tratarse de astados con menos kilos,
verles salir sin caerse, embistiendo capotes del encuentro con el caballo,
merece una reflexión cuando se compara con lo que sucede generalmente en esta y
otras plazas mexicanas en las corridas de toros, en las que lo habitual es que
tras recibir las micro varas que el aficionado demanda, los toros suelen
caerse.
En cuanto a los novilleros, todos con muy pocas
corridas en su haber a pesar de los muchos años como novilleros, ofrecieron el
mismo concepto de toreo. Todos enfrentaron a sus contrincantes en paralelo, con
la muleta atrasada y muchas precauciones. A pesar de los largos castigos y las
pocas hechuras de los novillos, la desconfianza era visible en sus rostros y
maneras. En muchas ocasiones fueron las cuadrillas las encargadas de la lidia.
Lo mejor de la tarde lo ofreció Cristian Sánchez,
con memorables pares de banderillas que motivaron saludara desde el tercio a
los tendidos, acción que ha repetido en su carrera unas setenta veces.
Curro Durán fue el más resuelto de los novilleros
y el que más olés recogió en su faena, pero por la calidad de Ruiseñor, su
rival, y la pompa con la ejecutaba los pases sueltos a la carrera que iba a
realizando. Adornándose el novillero en figuras compuestas sin acabar pases ni
tandas.
En una noche donde en el lado positivo destacaron
las estocadas certeras de los novilleros, a lo que ayudó las escasas hechuras
de los animales, Durán erró con los aceros y diluyó sus posibilidades de una
oreja que sin ser merecida parecía tener cerca por la reactividad del público
ante su descompuesta faena.
Con la muleta destacar unos pases sueltos al
natural de Rafael Reynoso y al capote unas medias verónicas de Alan Corona.
Paco Miramontes "Lagartijo" resultó
prendido dos veces por su falta de sitio ante un novillo muy móvil que le fue
comiendo los terrenos poco a poco, hasta tenerle en el punto de mira en cada
lance.
Tuvo "Lagartijo" la actitud más valerosa
del sexteto y mató de una gran estocada, méritos que le hacen ser destacar en
este multitudinario festejo sin nada para el recuerdo. / EFE
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