Puerta
grande para Lea Vicens por una faena estrepitosamente fallona; Guillermo
Hermoso también se sube, de otro modo, a la triunfal procesión en una tarde con
la seriedad perdida.
ZABALA DE
LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL
MUNDO de Logroño
No sé muy bien cómo contar sin rubor ni sonrojo el
formidable ridículo vivido en Logroño. La puerta grande abierta de par en par a
Lea Vicens colocó la guinda en la tarta piñata de regalos, coñas y bromas. Que
no acabarían hasta no catapultar a Guillermo Hermoso de Mendoza, aunque
Guillermo sea otra cosa, en la misma procesión festivalera. Como festivalera
era la muy buena corridita de los Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez, que ya
sin despuntar hubiera venido a modo...
Pero nada, nada, de calibre tan surrealista como
los peripatéticos últimos lances del penúltimo toro y la consiguiente actuación
del presidente Marchena. Quien debería honrar su ilustre apellido quitándoselo
inmediatamente. Procedo, señorías, a narrar lo ocurrido: Lea andaba decorando
el cuerpo del gordo toro de linda carita como si lanzase las guirnaldas a
oscuras sobre el árbol de Navidad. Con un encomiable afán de superación, las
dos veces que atacó en la suerte del violín las banderillas se le cayeron al
suelo después de rebotar tontamente en horizontal sobre el lomo. El gentío no
paraba de apoyarla. Como a la tercera intentona el palo se sujetó
milagrosamente, la plaza, incrédula, levantó un clamor. Al colaborador toro ya
le pesaban los adentros. Y, entonces, sucedió lo inaudito.
Los tendidos sintieron la llamada de la revolución
#MeToo porque Marchena le negó clavar las rosas. La rejoneadora tiró los
adornos con desdén dentro del callejón y bordó la suerte más lograda: simulando
una banderilla imaginaria encaró al toro y puede que fuera la única de toda la
faena que clavó en todo lo alto. Esto no es completamente seguro. A
continuación, tumbó de un rejonazo al paciente murube. Y se desató la
tremolina, el apocalipsis y la apoteosis. El presidente Marchena se lavó las
manos y entregó las dos llaves de la puerta grande para la faena de rejones más
fallona o fallida que uno recuerde. No hubo ocasión de galardonar su más digna
actuación anterior con un toro flacón e ideal que embistió al tran tran y murió
malamente...
La barra libre siguió para Guillermo Hermoso con
el acorne y vibrante sexto y una faena rauda, enfibrada y certera. Exagerada y
doblemente premiada como rúbrica al cierre de su campaña española: por México
puede seguir encontrando enemigos así de cómodos. No veía a Mendoza júnior
desde su ilusionante alternativa en Sevilla. La presencia del tercer torete
retrotraía también a sus tiempos novilleriles. Fue un pena que se parase pronto
la criatura. Entre desfondada o dañada por el rejón de castigo. El talento de
Guillermo palpitó cuando hubo movimiento. Y se intuyó cuando dejó de haberlo.
El par a dos manos con las cortas levantó pasiones. La inercia pasó por encima
de un pinchazo y liberó una pañolada que en una plaza seria no se habría
atendido.
La misma idea de laxitud se desprendió de la oreja
que Hermoso padre se embolsó en el cuarto. Que lucía una redondez mayor en sus
bajas hechuras y una acometividad boyante. Como contrapeso a toda la bravura
incendiaria que Pablo encajó con veteranos recursos del recortado primero.
Pasado el trago con más solvencia que brillantez, la faena recompensada fue un
oasis de temple y tino. Salvo en la desafinada hora de matar. Pero al
presidente Marchena le daba todo absolutamente igual. Hasta el formidable
ridículo y más allá.
HEREDEROS DE ÁNGEL SÁNCHEZ Y SÁNCHEZ - Pablo
Hermoso de Mendoza, Lea Vicens y Guillermo Hermoso de Mendoza
Plaza de La Ribera. Domingo, 22 de
septiembre de 2019. Segunda de feria. Casi tres cuartos de entrada.
Toros de Ángel Sánchez y Sánchez, de muy escasa presencia; muy buenos.
Pablo
Hermoso de Mendoza, pinchazo y
rejonazo en dos tiempos (silencio). En el cuarto, medio rejonazo muy bajo y
contrario y rejonazo contrario (oreja).
Lea
Vicens, medio rejón atravesado,
pinchazo hondo, rejonazo contrario en los costillares y dos descabellos
(silencio). En el quinto, rejonazo (dos orejas).
Guillermo
Hermoso de Mendoza, pinchazo y
rejonazo (oreja). En el sexto, rejón contrario y descabello (dos orejas). Salió
a hombros con Lea Vicens.
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