El
toledano sale a hombros tras cortar tres orejas de dos toros muy distintos de
Pallarés.
El diestro Cristian Escribano, con tres orejas,
protagonizó una importante y maciza actuación en Illescas (Toledo) con una interesantísima
corrida de Pallarés, con la que tanto Manuel Jesús "El Cid" como José
Garrido puntuaron también, pero en singular.
Repetía Pallarés en la magnífica plaza cubierta de
Illescas después de la gran corrida del hierro andaluz en este mismo coso el
año pasado por estas fechas. Y, con una presencia algo menor que en 2018,
Pallarés volvió a dar una muy interesante tarde de toros, junto a los toreros
que se enfrentaron a ellos, por supuesto.
El Cid puso sosiego con su templada muleta después
de que el primero de Pallarés, con el ojo izquierdo semicerrado, sembrara el
desconcierto en los dos primeros tercios, haciendo pasar un mal rato a los
banderilleros que intentaron realizar su cometido.
El sevillano, que saludó una ovación tras romperse
el paseíllo, demostró su oficio pasando al santacoloma sin apuros aunque
igualmente sin excesiva emoción. Mató a la primera pero su antagonista tardó en
doblar, perdiendo al menos una oreja.
El cuarto procedía de Benítez Cubero, y ofreció un
tranco soberbio en los primeros compases de su lidia. A gorrazos anduvo El Cid
frente a un toro que rompió a extraordinario por el pitón izquierdo y no tanto
por el derecho, lado por el que el de Salteras estuvo menos sutil al manejar la
franela.
Pero al natural hubo series largas, ajustadas y
templadísimas. Se llegó a pedir el indulto levemente aunque finalmente el
premio quedó en vuelta al ruedo. El Cid entró a matar, acertando a la segunda
con media atravesada.
Magnífico fue el recibo a la verónica de Cristian
Escribano al segundo; tan lucido como natural y sin afectación. Siguió
dándosele buena capa al toro en la brega a cargo de Raúl Cervantes, con el toro
embistiendo por abajo hasta el final. Y qué cadencia la del toledano sacándose
al toro en el inicio de faena llevándolo hasta los medios.
Gran toro de Pallarés, por los dos pitones,
persiguiendo el trazo cadencioso que marcaba la muleta de un Cristian Escribano
inspirado, variado, y muy torero. Una maravilla de naturalidad el torero, y de
bravura enclasada el toro. Media estocada arriba fue suficiente para hacer
rodar al toro y que las dos orejas fueran a las manos del buen torero toledano.
La vuelta para el toro no habría estado de más.
No fue fácil el quinto, que se lo pensó bastante y
al que había que esperar mucho hasta verle metido en la muleta. Tuvo
importancia lo realizado por Escribano, tirando lentamente de la templada
aunque dubitativa acometida del de Pallarés, llegando a ser volteado sin
consecuencias.
Dos faenas distintas a dos toros dispares: uno
para torearlo al deleite, y otro para hacer un esfuerzo. Con ambos dio la cara
otro torero a tener en cuenta. Se llama Cristian Escribano.
Bueno fue también el tercero, con el que José
Garrido lució tanto a la verónica en el saludo como en el quite por
chicuelinas. Se acopló mejor Garrido por el gran pitón izquierdo, completando
una faena en la que hubo momentos de gusto y otros menos conjuntados y
ajustados por el derecho. Una contundente estocada al encuentro algo
desprendida fue el broche que el extremeño puso a su trasteo.
El garbanzo negro de una muy interesante corrida
fue el sexto, claramente reparado de la vista -solo veía por el izquierdo-, que
arrolló a Garrido en el recibo y causó notable desconcierto entre los de luces.
Después de las protestas de toreros y público, el
palco lo mantuvo en el ruedo y Garrido se puso por los dos pitones para pasarlo
a media altura, justificándose, si bien perdió los papales un tanto al intentar
acabar con el toro de manera poco correcta. No obstante rectificó a
continuación y entró a matar, varias veces, por derecho, librándose del tercer
aviso por los pelos. / Diario EL MUNDO de Toledo
PALLARÉS - El Cid, Cristian Escribano y
José Garrido
Plaza de toros de Illescas. Domingo, 1 de
septiembre de 20119. Un tercio de entrada.
Toros de Pallarés, de correcta presentación. Noble y con clase el primero.
Extraordinarios el segundo y el cuarto, éste último de nombre Embustero, número
40, premiado con la vuelta al ruedo. Manejable el tercero, exigente el quinto,
y reparado de la vista y muy complicado el sexto.
Manuel
Jesús "El Cid", que
sustituía a David de Miranda, ovación tras aviso y oreja tras aviso.
Cristian
Escribano, dos orejas y oreja.
José
Garrido, oreja y silencio tras
dos avisos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario