miércoles, 11 de septiembre de 2019

OBSERVATORIO TAURINO - Una vuelta por la provincia

Conviene echar un vistazo por los ruedos de los pueblos para saber todo lo que se ha quedado por el camino y todo lo que aún se puede rescatar...
ÁLVARO R. DEL MORAL
Diario CORRE DE ANDALUCÍA

La feria de Écija estrena su alumbrado este mismo martes. Pero su programa festivo, un año más, no tiene sitio para el toro. Aquella plaza que se publicitaba en los días de vino y rosas como “la de los carteles de lujo” agoniza entre jaramagos sin que el Ayuntamiento, que se hizo con la propiedad hace justo un lustro, haya materializado su intención de sacar el coso a concurso. La imagen que se publica junto a estas líneas –extraída de Twitter- es elocuente. La plaza es ahora mismo una alberca desvencijada y cubierta de maleza. A finales de julio se aprobó una moción presentada por el Grupo Popular en el pleno municipal en la que se acordaba adecentar el histórico recinto y buscar un empresario que diera una corrida para la feria que ahora comienza. 

Se trataba de que Écija, una vez más, no se quedara sin toros pero el vetusto coso de Pinichi permanecerá con sus puertas cerradas mientras estallan de luz los farolillos. En la web municipal se asegura que el gobierno municipal mantiene contactos con una empresa innominada desde el pasado mes de febrero. Ese mirlo blanco –prosigue la misma web- estaría dispuesto a aflojar 700.000 euros aunque el asunto permanece pendiente de la farragosa política municipal y sus correspondientes pasos. Mientras tanto, la Sartén de Andalucía tiene dos novilleros en sazón. El primero es Ángel Jiménez, que está a punto de tomar la alternativa de manos de Morante de la Puebla en la próxima feria de San Miguel. El otro se llama Jaime González y une a su apellido el nombre de su cuna: Écija. Fue el ganador del ciclo de promoción celebrado el pasado mes de julio la plaza de la Maestranza, que volverá a pisar –ya como novillero con picadores- el próximo 12 de octubre para cerrar el lujoso cartel del festival organizado a beneficio de las obras asistenciales de las hermandades del Baratillo y la Esperanza de Triana. Écija, a pesar de todo, mantiene su condición de cuna de toreros. La pregunta es... ¿Podrán torear en la plaza de su tierra?

De paso por Guillena y Utrera

El coqueto y cuidado coso de Guillena ocupa el patio de armas de un antiguo –y prácticamente perdido- castillo musulmán. Su estupendo estado y presencia debe mucho, entre otros, a un personaje fundamental para entender la pujanza taurina de la localidad. Hablamos de Rafael Aguilera, que hace algunos años rescató de una posible ruina esta placita que volvió a abrir sus puertas el pasado sábado. Se trataba de acoger una novillada picada enmarcada en las tradicionales fiestas de la Virgen de la Granada. El dato es relevante: era el tercer festejo picado celebrado en la provincia si dejamos aparte las siete novilladas que organiza la empresa Pagés en la plaza de la Maestranza. Pero es que el primero tuvo lugar también en Guillena con un cartel casi idéntico: el que forman José Ruiz Muñoz y Daniel de la Fuente. Sólo ha habido una novillada picada más en tierras sevillanas, que ha servido de rodaje para el joven Manolo Vázquez. Fue en Almadén de la Plata el pasado 16 de agosto... Hablamos de fechas emblemáticas que han pasado sin pena ni gloria mientras las respectivas plazas languidecen. Ahí está el caso de Utrera. La tradicional corrida del día de Consolación se trasladó al mes de junio para intentar rescatar ese público que prefiere los farolillos al impersonal e inhóspito coso de la Mulata, que no ha logrado recuperar el rico universo social, humano y taurino que otorgaba su carácter al viejo corralón del Arrecife. La historia es sabida: los vaivenes del ladrillo y la especulación se llevaron por delante ese recinto irrepetible que no gozaba de ninguna protección. Y ya que hablamos de la ciudad del mostachón hay que lamentar la retirada de un novillero que mereció más y mejores oportunidades. Se llama Daniel Araujo y no nos resistimos a reproducir algunos renglones de la crónica que publicó este periódico en marzo de 2014. En ella se narraba el desarrollo de una novillada montada a beneficio de la hermandad de los Gitanos en la que también alternaba un chaval de ambiente creciente llamado... Pablo Aguado. “El chaval torea como el que lo inventó, compone con empaque natural, se coloca en el sitio preciso y suma calidad e inteligencia. Es obligado seguir pendientes de su evolución. Ojalá le den toros y no se malogre, que en Utrera tienen un proyecto de torero caro...”. El párrafo, desgraciadamente, no sirvió de profecía. Lo mejor viene ahora, Daniel. Siempre serás torero

La pujanza de La Algaba

Pero no todo van a ser lamentaciones. En La Algaba ya están calentando motores para sus tradicionales fiestas septembrinas en la que el toro es rey indiscutible. El ciclo de promoción alcanza su XLI edición en ese peculiar coso ribereño -mitad de carros, mitad de obra- que se convierte en eje inexcusable de la celebración. Los festejos prestan el hilo argumental pero el alma de la fiesta, reivindicada como remoto impuso atávico, va mucho más allá de la lidia reglada y encuentra sus valores más absolutos en las ancestrales capeas. El grito de ¡vaca¡ enciende los entusiasmos y el ancho ruedo del coso algabeño se puebla, en milésimas de segundo, de una amalgama de polos y camisetas de todos los colores que esperan la salida del totem ibérico por excelencia. Es la llamada ancestral del valor y el miedo, el auténtico motor que alienta la fiesta taurina -en su estado más puro o primigenio- en las tierras de la vieja piel de toro; como siempre fue...

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