domingo, 10 de mayo de 2015

FERIA DE SAN ISIDRO – TERCERA CORRIDA: La veteranía es un grado superior

Eugenio de Mora y Morenito de Aranda cortan una oreja por montera. Los maduros toreros  'revelación' siguen puntuando en Madrid y pidiendo un sitio en las ferias; corrida muy desigual de  Valdefresno pero con fondo de nobleza más que bravura en sus dos líneas de atanasio y lisardo; un  buen sobrero de El Risco.
Morenito de Aranda
ZABALA DE LA SERNA

@zabaladelaserna



Una ovación saludó Morenito de Aranda como reconocimiento y recuerdo a su Puerta Grande del 2 de  mayo. Una esperanza pasada no correspondida por la entrada registrada. No ya sólo por Morenito se  esperaba otra cosa, sino por Eugenio de Mora, el otro veterano en resurrección desde el domingo de  ídem y el estío anterior. Y por los chinos de José Luis Blanco que en las jornadas dominicales visten  2.000 localidades. No se conocía tanto cemento un domingo de San Isidro desde tiempo inmemorial.



No hacía justicia la entrada a la expectación de los acontecimientos recientes. De Eugenio recuperé el  otro día un artículo que se titulaba 'La Regeneración del 98', escrito en 1998. Y aquí seguimos,  regenerando. Diecisiete años después, el ahora veterano matador de Mora de Toledo vive una etapa  de espléndida madurez. Un nueva juventud con los conocimientos asolerados de la edad. Su  inteligencia madura entendió a la perfección al bajo, recortado, aleonado y acarnerado primero de  Valdefresno. Como dos toros en uno. Como si le faltará la mitad. Tan desarrollado el tren delantero. Y  tan cortas las manos. Pronto marcó las querencias el toro salmantino. Desde que de corrido tomó el  puyazo en el picador que guarda puerta.



Eugenio de Mora, ya muleta en mano, trató de quitárselas todas. Puesta, y con unas carreritas, sobre  la mano derecha. Para que no se fuese. Pero sin atacarlo ni terminarlo de atar para no asustarlo. El  mansito la quería a su aire, y ahí Eugenio le esperó con la mano izquierda dejándose querer la tela  lacia. Uno natural de nota primero y otro de categoría tres después. Ya lo había prendido para trazarle  una serie zurda superior, magnífica, cenital una vez ligada al pase de pecho interminable. El toro tenía  la desigualdad del querer o no. A capricho. Y el pulso de Mora se lo trabajó. Hecho lo más difícil apuró  una tandita más, de sobra, con un circular invertido. Se le puso gazapón el noble valdefresno y lo  pinchó en la suerte natural. Uno apostaba por la contraria. Sería en el siguiente envite. Mas el  descabello fastidió lo que quedaba de posibilidad de triunfo.



Llegaría con el cuarto, en las antípodas de belleza, guapo de atanasio, más que el otro tipo, lisardo el  anterior. Por hechuras también. El voluminoso colorado se prestó a que Eugenio de Mora le dibujase  verónicas de manos increíblemente bajas, rematadas con revoleras airosas. La plaza respondió como  una sola voz.



De rodillas, prologó Eugenio de Mora la faena. Eugenio penitente es como algunos toreros de pie. Y  así corrió la mano derecha. Bueno, mejor que esos mismos toreros de pie. Incorporado, el pase de  pecho adquirió tintes de monumentalidad. Y serían los obligados sellos de la templada obra del  toledano, inteligente en los terrenos y cabal en la colocación. Suave siempre en el trato del buen toro.  Una trinchera a modo de despedida de la coreada faena. Y una estocada trasera y rinconera a la que  los más rectos se agarraban para negar la oreja ganada en buena lid. Pide un sitio en las ferias  Eugenio de Mora con reiteración clamorosa, que para ir por delante adecentaría éticamente los  carteles.



Morenito de Aranda se plantó a portagayola como para decir que no basta con la Puerta Grande, que  quiere más. O hacerla valer. El toro se frenó y el cuerpo a tierra evitó males mayores, con la  arrancada enredada en el capote lanzado a la cara en la huida. De vuelta, Morenito se explayó a la  verónica. Mansito el altón ejemplar de Valdefresno que no terminaba de humillar. Un quite a a favor de  obra rematado con media torera. Y la respuesta de Saldívar por chicuelinas de compás abierto. Los  momentos de la derecha entendiendo la altura duraron poco para lo pronto que se rajó el toro.

Arturo Saldívar

Al presidente Polo le debe Morenito un cordero en Aranda. Porque si el usía no devuelve al quinto, que  se lesionó con el tercio de banderillas ya cambiado, no sale el buen y cornalón sobrero de El Risco, un  cinqueño para acompañar. Y Morenito de Aranda acompaña con sentido de la estética más largo que  el muletazo, exacto para la ocasión. Para alcanzar ese punto, pasaron un par de series ajustarse con  el toro. Mas alcanzada la 'entente cordiale' la estética halló el eco de una plaza volcada. Otro torero en  sazón, que diría Suarez-Guanes. La veteranía es una grado superior, y la torería otro. Un epílogo de  taller de joyería, una estocada honda y otro trofeo a un 'viejo rockero'. Llave para ser llamado. Ya  veremos, ya.



(Por cierto: Adalid en el toro devuelto y en el sobrero clavó en todo lo alto).



El mexicano Arturo Saldívar careció de suerte con un sobrero de Hermanos Revesado, un mulo de  escasas fuerzas al que no le planteó el inicio más idóneo. Saldívar no perdonó un quite con una  variedad tan elogiable como la escasa huella dejada. El voluminoso último de la desigual corrida de  Valdefresno embestía boyancón y con una templanza que no siempre halló. A las 21:40 de la noche, el  mexicano seguía sin perder la fe cuando el toro ya había tirado la toalla. Que templados y nobles  saltaron este domingo unos cuantos, con esa sumisa paz de los bienaventurados mansos.



FICHA DEL FESTEJO

Monumental de las Ventas. Domingo, 10 de mayo de 2015. Tercera de feria. Menos de tres cuartos  de entrada.

Toros de Valdefresno, muy desigual de presentación; noble el grandón 4º; obediente el  mansito, bajo y recortado 1º; altón un 4º que se rajó sin humillar; un voluminoso 6º de contado poder y  bondadoso; y un sobrero cinqueño de Hermanos Revesado (3º bis), flojo y sin fuerza; y otro también  con los cinco cumplidos de El Risco (5º bis), bueno para acompañar.

Eugenio de Mora, de coral y oro. Pinchazo y estocada rinconerilla y tendida y tres descabellos.  Aviso (saludos). En el cuarto, estocada trasera y desprendida (oreja).

Morenito de Aranda, de nazareno y oro. Media estocada tendida. Aviso (saludos). En el quinto  estocada honda (oreja).

Arturo Saldívar, de habano y oro. Estocada tendida y descabello (silencio). En el sexto, estocada  caída (silencio).
Eugenio de Mora

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