A propósito de actividades de la Plataforma Taurina Nacional
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Son tiempos difíciles los que transcurren en el toreo
venezolano. Muy lejos en el recuerdo ha quedado la época de esplendor de
comienzos y mediados de los ´70, donde plazas como Caracas, Maracay y las para
el momento recientemente inauguradas Plazas de Toros Monumentales de San Cristóbal,
Mérida, Valencia y Maracaibo convirtieron la campaña venezolana en codiciado
trofeo de las figuras del toreo mundial, quienes se peleaban por actuar en
dichas arenas. Eran tiempos de un Dólar a 4,30 Bs, y en especial una afición
volcada por sus ídolos, tanto en el escalafón mayor como en cuanto a novilleros
se refiere.
Hoy corren otros tiempos. Menguado panorama, la cabaña de
toro bravo está casi en su nivel más bajo, a tal punto de contarse con los
dedos de las manos –y sobran- las ganaderías de garantía para cubrir con
categoría nuestra limitada agenda de festejos. Si unimos a esto, el escaso o
nulo apoyo por formar toreros por parte de quienes son el principal sostén de
la fiesta que es el ganadero de bravo, pues vemos que es un milagro hacerse
torero actualmente en el país.
No hablemos de matadores de toros venezolanos, donde así
mismo son pocos los elegidos que brillan con rutilante peso en nuestras
cartelerías, y los pocos que hay en este instante se les trata con la poca o
escasa categoría que merecen quienes deben de estar.
¿A todo esto que pinta el aficionado o publico amante a la
fiesta brava? Pues indudablemente que poco, si nos atenemos al llamado que la
activa Plataforma Taurina Nacional que representa el abogado Rafael Escalona
viene impulsando. Sin duda, importante y meritorio esfuerzo que debe de ser
apoyado, pero el cual no ha tomado en cuenta también la otra parte importante
de este entramado como es el aficionado, quien es quien se retrata en taquilla,
exige el toro integro en sus plazas y comisiones taurinas capacitadas para
defenderle.
Lo escuchado por Escalona en sus recientes convocatorias
bien vale la pena analizar. Si bien se ha dado cita personajes del lio del
toro, los que de verdad les interesa la actual situación han brillado por su
ausencia.
¿Dónde están los principales ganaderos de reses bravas, a
excepción de Hugo Domingo Molina, el único que por lo menos, en parte
responsable del momento que estamos viviendo ha dado la cara?. Los demás, bien
gracias por ni siquiera dar testimonio.
¿Dónde están los principales matadores de toros del momento,
caso de Benítez, Orellana, Vanegas, El Rubi, Castañeda, Valencia, por mencionar
los que han tenido presencia en parte de las últimas ferias de relevancia?.
Ninguno ha dicho presente.
¿Dónde están los que se han lucrado de la actividad taurina
en los últimos años, como es el caso de los Rodríguez Jáuregui, Marubini, Ramguertauro,
Guillermo Pérez, Amenodoro Suarez, Chamarú, por mencionar los que le han visto
el “queso a la tostada” y se han hecho multimillonarios regentando las
principales citas de la campaña?. Ninguno, ni siquiera se ha manifestado con un
aviso de prensa de convocatoria o promoción a un espectáculo al que le han
sabido buscar la mayor rentabilidad económica y poco han invertido en su
promoción y fomento, a no ser para su propio peculio.
¿Dónde está el más beligerante y conflictivo representante
de la Asociación de Matadores de Toros y Novilleros de Venezuela, Sr. Leonardo
Varela, a quien únicamente se le ve jacarandoso pasearse en las plazas para
cobrar las respectivas aportaciones de toreros extranjeros y nacionales en las
plazas de toros que dicen tener el peso de la importancia del toreo nacional?.
Ni siquiera una palabra.
Mala cosa señores. Una sola golondrina no hace verano. Y más
cuando tenemos, valga el termino, “el enemigo” al acecho, como es el caso del
Defensor del Pueblo, o del Puesto que es lo mismo, reuniéndose secretamente con
activistas antitaurinos planificando estrategias arteras y certeras en aras de
apuntillar un espectáculo en terapia intensiva si no unimos fuerzas, las mismas
que desafortunadamente se difuminan en intereses personales, intrigas, celos, y
especialmente DESINTERÉS de muchos a quienes no les duele lo que ha degenerado la
“caricatura” de fiesta brava que en su mayoría somos responsables todos
–incluyéndome y en este caso a los medios de comunicación también- de
promocionar de cara a un aficionado o taurino que se está alejando de las
plazas por esta misma DESUNIÓN.
No estaría de más que el Sr. Escalona, gran orador y veterano
profesional ligado al momento político que atraviesa el país, “lidiando” y
“metiendo en la muleta” diputados más pendiente de lo que digan los “caciques
mayores del gobierno” que otra cosa, tomase en cuenta la opinión de quienes son
el sostén de esto que llamamos fiesta brava. Asociaciones, peñas, fundaciones,
y conglomerado de taurinos –la base de esta fiesta- estarían dispuesto “arrimar
el hombro” ante el desafío que supone –con el actual sistema o forma de
gobierno con la que vivimos actualmente- enfrentar numerosos elementos en
contra de un espectáculo que se niega a morir con todas las condiciones para ello
si de una buena vez no nos avocamos a la unión, y no simple simulacro de
convocatoria donde faltan quienes deben y están quienes no deberían.
Es vencer la apatía de un sector en alerta roja, si no nos
avocamos organizadamente planificar estrategias en concreto. Sin exclusión de
sectores, y en especial, con el esfuerzo de todos, y no de un solo estamento
entiéndase, para beneficio del que menos apuesta, como ha sido la tónica.
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