El novillero extremeño corta una oreja de un
extraordinario novillo del Conde de Mayalde, el único válido para el triunfo de
una mala y mansa novillada, y el peruano
se juega la vida sin cuento con el marrajo sexto.
ZABALA
DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Los clásicos echamos de menos una ovación para Roca
Rey, como Madrid siempre tributaba a los triunfadores en el paseíllo a su
regreso. Los clásicos estamos muertos.
Rey había abierto la Puerta Grande venteña el 19 de abril con fe de Roca. Un
peruano a hombros en Las Ventas 66 años
después. Un tibio amago de aplausos brotó al llegar su turno sin cuajar en lo
esperado. Lo que sí cuajó fue un saludo de Roca Rey ¡con el capote a la espalda! Y más sereno y templado que el mar
Menor. Ya había presentado sus cartas en un quite afarolado, y precisamente con un farol y una larga
despidió tan singular y acojonante salutación. Que de quitarle importancia a
las cosas, el toreo se queda en nada.
Como sus hermanos, le buscó las vueltas a los caballos
antes de escupirse del peto con acusada mansedumbre. Esto ya lo dejó
arreglado el maestro Matías Prats Cañete
en su día: "¿Mayalde otra vez alcalde? / ¡Cosa rara entre las raras! /
Será el único mayalde / que haya tomado
dos varas". Yo creo que se echó, tras pararse en la muleta de Rey, porque
sabía que su hermano cuarto traía una embestida de primor.
Antes de que 'Agachado' la desarrollase, se le cruzó a
Posada cuando lo ponía en suerte en el caballo. Un volteretón seco le sacó todo
el aire. Y gracias. Porque en el suelo
lo tuvo para asesinarlo. San Isidro está trabajando más que García Padrós.
El nieto del inolvidado Juan lo vio claro en su
nebulosa de boxeador grogui. Brindó al personal sin la casaquilla, en chaleco y
con el 'cartucho de pescao' citó de
lejos a 'Agachado', que se arrancó con alegría y tranco. La izquierda desplegó
la muleta y el toreo al natural soñado por el
chaval. La plaza se volcó. Un paseo largo. Faltaba oxígeno en el pecho.
Y Posada ofreció la derecha acaderada hasta un cambio de mano extraordinario que indicaba el regreso a la
zocata. Y así fue. Desembocaban los naturales pronto, embrocados abajo, a pulso
de muñeca sólo, y 'Agachado' seguía un
tranco o dos más arando el ruedo. El único negrito del sexteto de castaños
mayaldes. La faena se hallaba en el
punto de decantarse como los vinos de la excelencia aterciopelada hacia
la Puerta Grande o... Posada volvió a cambiar la mano, en esa estrategia de no repetir una tanda por el
mismo palo, volvió a torear con su sello manierista con la derecha, y se fue a
por la espada... Una estocada y una
oreja de ley. De sabor. Y se marchó por su propio pie por la puerta de la
enfermería como en el despertar de un sueño que
esperaba otro final.
Para abrir boca había aparecido por toriles el novillo
más bonito que haya pisado la arena de la Monumental en años. Un zapato. Un
zapato que duró exactamente tres
naturales de Posada antes de anclarse.
Andrés Roca Rey, una vez hecho el lindo paréntesis de
Posada, demostró con el más serio sexto que por sus venas corre un valor de
plomo que asienta las zapatillas como si
fueran botas de buzo. Soltaba la cara el de Mayalde con violencia. Un cabrón de
miradas amenazantes que no provocó que
pestañeara un músculo. Se lo pasó por todas partes. Como si fuera bueno. Hasta
en la hora de matar. Los pitones por el
corbatín, por los muslos -la taleguilla desgajada por una cuchilla- y
por el cuello en la última intentona. Cayó con las manos palpándose la integridad del gañote. Importante el tipo
toda la tarde. Muy de verdad.Una verdad atada al piso con el valor de lo
auténtico
Clemente, el joven de Burdeos de quien tanto hablan,
no perdió ocasión de entrar en quites. Por Chicuelo, Gaona y un barullo sin
dueño. Negada la suerte en el sorteo no
pasó el fielato con dos mansos a la defensiva. Quiere ser Pepín Jiménez pero
tampoco llega a Chicuelo II.
FICHA
DEL FESTEJO
Monumental
de las Ventas. Lunes, 18 de mayo de 2015. Undécima de feria. Menos de tres
cuartos de entrada.
Novillos del
Conde de Mayalde, bonitos, terciados
y mansos desfondados los tres primeros; con más presencia los tres últimos;
extraordinario el 4º por las dos manos;
a la defensiva el parado 5º; una prenda violenta el serio 6º.
Posada de Maravillas, de nazareno y oro. Pinchazo y estocada honda
(silencio). En el cuarto, estocada (oreja).
Clemente, de rioja y oro. Estocada muy trasera y tendidísima, pinchazo, pinchazo
hondo y tres descabellos (silencio). En el quinto, media estocada y descabello (silencio).
Roca Rey, de salmón y oro. Pinchazo y estocada (silencio). En el sexto,
pinchazo, pinchazo hondo y estoconazo (saludos y ovación de despedida).
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