ISABEL REVIEJO
El torero español José Tomás regresó el sábado a
la plaza de Aguascalientes, donde casi pierde la vida cinco años atrás,
luciendo un capote de paseo con la imagen de la Virgen de Guadalupe y cargado
de simbología azteca que, según el artista que lo creó, lo acerca a la imagen
de un dios.
A base de pintura y sin ningún bordado, el artista
mexicano Bernardo Rodríguez realizó el diseño del capote, una pieza de fondo
blanco dedicada al matador, quien "prácticamente estuvo muerto"
después de que una sufriera una cornada de 15 centímetros en esa misma plaza,
en abril de 2010. "Para los aztecas, aquel ser humano que regresaba de la
muerte era considerado un dios", asegura en una entrevista telefónica con
Efe el pintor, quien dice haber trasladado este concepto al siglo XXI, al mundo
taurino y, en concreto, al diestro.
El capote recoge motivos realizados en colores
violetas, verdes, naranjas, amarillos y azules, con los que se refleja "la
energía espiritual del ser humano". Los picos dibujados en la esclavina
del capote remiten a los símbolos del poder de los dioses aztecas, así como el
quetzal, ave sagrada cuyas plumas eran utilizadas para sus penachos.
Otro ejemplo de los motivos plasmados en la pieza
son las flores (xóchitl) que plagan la tela y están vinculadas con la
"culminación del trabajo y la autorrealización íntima del ser". Los
símbolos vinculados con el agua representan la vida y la energía creadora del
ser humano, la "capacidad de regenerarnos íntegramente", subraya el
pintor. La tarea de creación del capote, explica el pintor, llevó mes y medio,
sin contar con el tiempo que Rodríguez dedicó a investigar "qué es lo que
más representaba como persona al matador".
El diseño, pensado en "términos
espirituales", queda rematado por la Virgen de Guadalupe en la parte
central, ya que, de acuerdo con el pintor, es lo más representativo de México y
su cultura.
Fue el pasado octubre cuando Rodríguez puso en
manos de Tomás el capote, realizado por iniciativa propia con el ánimo de
entregar un regalo al "monstruo del toreo". Y aunque el torero le
dijo entonces que haría "todo lo posible" por lucirlo en tierras
mexicanas, el artista no sabía que iba a ser su elección en Aguascalientes,
hasta que se enteró de ello escuchando la retransmisión radiofónica del evento.
"Subes y bajas al cielo en un segundo",
afirma el pintor al explicar esa emoción "indescriptible" que sintió
con la "sorpresa" del momento. "Si hubiera usado el capote en
cualquier otra fecha, otra plaza, la repercusión no habría sido la misma",
pero le emocionó el hecho de que reapareciera con él en "la misma arena que
lo vio caer", y en el lugar que "lo vio hacerse torero".
Julián López "El Juli", Enrique Ponce,
Diego Silveti o Antonio Barrera son algunos de los otros toreros que han
portado alguno de sus capotes. A la hora del encargo, Rodríguez solo pide una
cosa, que le indiquen un color y la imagen religiosa de la que los matadores
son devotos. "Lo demás, que me lo dejen a mí", comenta el pintor,
quien a continuación se sumerge en la vida de los toreros con el fin de que el
capote acabe reflejando su personalidad.
El día que le dio el capote a Tomás, el pintor le
dijo: "Matador, lo usa usted y a mí me da un infarto". "Y ya me
dio un infarto a mí (el pasado abril) antes de que lo usara, a Dios gracias que
no fui a la corrida, porque con la emoción igual me vuelve a dar otro",
apunta entre risas Rodríguez. / EFE
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