Novillada manejable de Algarra,
que sustituyó a la de Talavante, que aprovecha Lagartijo para salir a hombros
por la Puerta de los Califas. Gran dimensión de Ginés Marín.
CARLOS CRIVELL
Se anunciaron novillos de Talavante y se lidiaron de
Algarra. Fue una novillada cómoda para unos chavales que caminan por el
escalafón inferior con los cuidados precisos para que puedan expresar sus
virtudes toreras. La cuestión es que salen unos novillos que están en el límite
de todo: pocas fuerzas, escasa casta y mínima movilidad. En definitiva,
novillos nobles sin casta. Reses para andar a gorrazos. Con ellos, los chavales
de la terna mostraron sus posibilidades.
Dice un maestro de los años 70 y 80, ahora en funciones de
apoderado, que estos toreros nuevos imitan a los que tienen por espejo.
Traducido al lenguage normal, los novilleros hacen lo que ven a las figuras.
Así se ha poblado la tauromaquia actual de tafalleras, espaldinas, circulares,
arrimones, bernadinas y manoletinas. Es el signo de los tiempos. Casi ninguno
torea a la verónica con pureza. Tampoco el toreo de muleta tiene tintes de
verdad.
De la terna cordobesa el que destacó fue Ginés Marín, que a
sus pocos años ya tiene el oficio casi aprendido. A ello le suma fases de toreo
de muy buen corte. Y como guinda definitiva, tiene casta. Es decir, Ginés Marín
tiene los mimbres para ser torero. Es cierto que está impregnado de los 'tics'
del toreo moderno, pero es algo que el tiempo pulirá. Al terciado novillo
primero le hizo una faena suave y templada. El animal no tenía vitalidad, pero
el jerezano criado en Badajoz supo llevarlo con mimo por ambos pitones con
algunas tandas al natural de buen gusto.
El cuarto, de mayor presencia, tenía pocas fuerzas. Marín se
plantó delante y porfió como un novillero de siempre. Los muletazos eran
variados, unos buenos y otros más esforzados. Si no fue posible el lucimiento,
Marín dejó claro que no quería irse sin dejar las pruebas de sus ganas toreras.
El público se lo agradeció y le pidió la oreja después de la estocada, pero el
palco se guardó el pañuelo. Con los novilleros es fácil ser exigente. A los
paisanos se las dio a pares.
Varea pasó por Córdoba sin pena ni gloria. Mató primero uno
noble y soso, pero con posibilidades. Salvo algunos lances a la verónica de
buen corte, poco más se puede anotar en su labor. Algún natural suelto dentro
de muchos pases sin ligazón. El quinto se defendió mucho en la muleta. No era
un buen novillo. Era el momento para dejar claro que no sólo está preparado
para dar pases. No acertó en la lidia, lo desbordó el animal y su imagen no fue
muy afortunada.
El cordobés Javier Moreno 'Lagartijo', con antecedentes
toreros ilustres en la ciudad de Los Califas, tropezó de entrada con uno que se
le murió en la muleta. Se echó tres veces en una demostración lamentable de
falta de casta. O quizás estaba enfermo. Algunos derechazos con mucha enjundia
dejaron entrever un chaval con una personalidad acusada, pero con semejante
enemigo fue imposible. Tampoco demostró que es un as con la espada.
Su cita fue en el sexto, mejor novillo, que le permitió
mostrar un toreo con la mano baja y mucha expresión, casi siempre sobre la mano
derecha. Con la izquierda bajó el novillo y la faena. No descendió la firmeza
de planta del cordobés, que se empeñó en torear muy encerrado en tablas a un
novillo que pedía el centro. Los alardes de valor con circulares y demás
adornos del toreo moderno fueron la guinda cuando apenas tenía fuelle el de
Algarra, que fue el de mejor juego del encierro. Los paisanos arroparon con
fervor a este Lagartijo moderno que lo mató pronto y el paisanaje le premió con
dos orejas, la segunda sin sentido.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Córdoba, 28 de mayo de 2015. 1ª de Feria. Un tercio
de plaza.
Seis novillos de Luis Algarra,
desiguales de presentación, flojos, descastados y nobles en conjunto. Cuarto y
quinto, mejor presentados. El de mejor juego, el sexto.
Ginés Marín, de rosa palo y oro, estocada (una oreja).
En el cuarto, estocada tendida (vuelta al ruedo).
Varea, de verde botella y oro, dos pinchazos, estocada baja y dos
descabellos (silencio). En el quinto, estocada (silencio).
Javier Moreno 'Lagartijo', de agua mar y plata, dos pinchazos y se echa el novillo (silencio). En el sexto, estocada trasera y caída (dos orejas). Salió a hombros por la Puerta de Los Califas.
Javier Moreno 'Lagartijo', de agua mar y plata, dos pinchazos y se echa el novillo (silencio). En el sexto, estocada trasera y caída (dos orejas). Salió a hombros por la Puerta de Los Califas.
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