Sebastián Castella |
@VictorDiusabaR
Fotos: Santiago Osorio - EFE
El diestro francés Sebastián Castella se consagró
una vez más en la Monumental de Manizales. Tres orejas cortadas y una plaza a
los pies del diestro francés, en especial luego de su faena a un bravo de las
Ventas del Espíritu Santo. El colombiano Paco Perlaza y el español Alvaro
Lorenzo se fueron en blanco.
Dos faenas del francés Sebastián Castella en un
solo idioma, el universal del toreo. Así lo vivió Manizales, en especial en su
segundo turno, cuando bordó un toro de Las Ventas del Espíritu Santo hasta
postularse, cuando aún falta mucho del serial, al trofeo de la Feria.
La tarde inició con un abanto de salida, primero
de la tarde, al que Paco Perlaza le tributó un saludo con tres verónicas
templadas y mandonas. Luego de brindar a El Cid, el diestro colombiano dio los
terrenos que el ejemplar pedía, hacia los adentros. Y allí cuajó tandas
templadas que tuvieron como pausa los intentos de huir por parte del animal.
Pinchazos y silencio.
Paco Perlaza |
Metió la cara el segundo, pero mostró falta de
fuerza en el capote de recibo del francés Sebastián Castella. En donde enseñó
ímpetu fue al ir al caballo. Y ante la muleta, se repitió con gusto en los
cites genuflexos del lidiador, quien se hizo dueño de los terrenos y de las
distancias. Un trincherazo cerró con lujo la primera serie de tandas con el
trapo rojo. Ramillete de naturales para enmarcar abrió el segundo capítulo. Ese
fue el pitón del toro, para lucir aún más en recortes toreros que le propuso
Castella, momentos antes de echarse encima para cobrar una oreja. Palmas al
toro.
Con suavidad en las suertes de percal, Álvaro
Lorenzo buscó administrar las escasas fuerzas del tercero, primero de los
suyos. Con el trapo rojo le plantó pelea en los medios, donde hubo respuesta a
medias de parte del astado, que casi siempre fue inconcluso en sus viajes, eso
sí, con la nobleza como principal expresión. Espada trasera. Palmas.
Álvaro Lorenzo |
Más ofensivo que los anteriores fue el cuarto,
aunque distraído y a la defensiva, hasta armar un herradero y ser devuelto. El
bis que lo sucedió apareció con motor que prometía, pero una voltereta
estrepitosa lo minó de manera considerable hasta hacerlo inválido. Paco intentó
pero no había de dónde. Pinchazo, estocada baja y silencio.
Un tío, el quinto. Muy serio y ofensivo, se empleó
en el caballo. Tras el quite por chicuelinas a las que fue pronto y de largo,
el ejemplar comenzó a prometer algo más que trámite. Y llegó lo que parecía iba
a ser un combate, pero terminó siendo una danza. En ella, Castella llevó el
paso con muletazos lentos y cosidos ante un toro bondadoso como todo el
encierro. Y entregado por ambos pitones. La faena alcanzó la cima hasta obligar
a las notas del pasodoble de la Feria, ese caro trofeo de esta plaza. Locura
general y petición de indulto no concedido. Espada colosal y dos orejas, más
vuelta al ruedo al de Rincón en el arrastre.
Al sexto, Lorenzo quiso desde un principio
aprovechar la cualidad de embestir por abajo. Y así fue, porque el de Las
Ventas del Espíritu Santo no decepcionó. Había eso sí que darle tiempo para que
se pusiera, cosa que supo entender el toledano, y aplicar.
Ante tanta calidad en las embestidas no hubo más
que disponerse a disfrutar del temple y de la lentitud, hasta poner de acuerdo
a toda la parroquia. Pero quizás se embriagó con las mieles de su enemigo y
terminó complicado con el estoque. Palmas tras aviso. / EFE
FICHA DE LA CORRIDA
Toros de Las Ventas del Espíritu Santo, bien presentados y nobles en
general. Bravo el quinto, al que se le dio la vuelta al ruedo.
Paco
Perlaza, sangre de toro y oro:
cinco pinchazos y entera, silencio tras dos avisos. Pinchazo estocada baja,
silencio.
Sebastián
Castella, malva y oro: espadazo y
descabello. Oreja. Magnífico espadazo y dos orejas.
Álvaro
Lorenzo, grana y oro: espada trasera
y dos intentos de descabello. Palmas.
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