JUANJE
HERRERO
@TorosdeLidia
Foto: Camilo Díaz
No es algo que nos sorprenda, es más… se veía
venir lo que ha pasado con “El Juli” en su encerrona en Manizales. Algo
bochornoso, que solo le da munición a los antitaurinos. Los toros elegidos por
Julián, aprobados por la autoridad y pagados por el empresario de Manizales
para su encerrona son de vergüenza ajena.
Una lástima, que una figura del toreo se preste a
torear semejante corrida, con escaso trapío, arreglada de pitones, y muy
cómoda. Definitivamente las figuras no están por la labor de arrimar el hombro,
y dar ejemplo a las futuras generaciones. Ventajistas y con aires de grandeza…
embaucan al espectador, y condenan al aficionado.
No veras nada en la prensa (mundotoro.com le
ensalza como si fuera la apoteosis del año), ni una sola palabra sobre el
bochornoso espectáculo, “El Juli” paga bien a sus lacayos, y estos le
corresponden omitiendo la verdad. Torear un toro que da más pena que gloria es
generar un espectáculo grotesco, sin ambición, integridad ni verdad. Y eso fue
a lo que se dedicó Julián ayer en una plaza de primera categoría de Colombia.
No podemos solo señalar al torero, porque en esto tienen culpa desde el
empresario, hasta el ganadero, y el público por aplaudir tan evidente fechoría.
“El Juli” es una decepción para muchos toreros
antiguos, muchos que en los años 60, 70 y 80 se enfrentaron a todo tipo de
encastes, en todo tipo de ferias, dignificando la tauromaquia, y dándole aires
de grandeza. Hoy, unos cuantos, nos quieren hacer creer que el toreo es citar
con el pico, el toro debe ser cómodo, y los cánones son una ofensa. La
tauromaquia 2.0 ha llegado de una manera fuerte, llena de trampas, y carencias
que sirven solamente para dañar a nuestro querido mundo taurino, atacar a la
pureza del toreo y extinguir encastes centenarios.
La evidencia se haca palpable de la mano de
Julián, un torero que año tras año cosecha escándalos por el afeitado de sus
reses. Uno de los más sonados fue en 2018 en Huesca, donde la ganadería del
Vellosino dio positivo en los seis toros, y donde el diestro madrileño
alternaba en un mano a mano con Enrique Ponce.
Muy poco respeto tiene por la profesión de torero,
que en vez de dignificar… solo sabe tirar por tierra. La ataca constantemente
con esa forma de proceder, esa falta de escrúpulos para torear cualquier cosita
arreglada y llevarse el dinero caliente. Para Julián los valores más antiguos
del toreo, como el respeto, verdad, honestidad e integridad brillan por su
ausencia.
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