La
Macarena emprende en este 2020 el homenaje a su benefactor más ilustre, el «Rey
de los Toreros».
JESÚS
BAYORT
Diario ABC
de Sevilla
El recién inaugurado año ya tiene marcada su
agenda taurina por una efeméride que se prolongará durante todo el curso. Un
obligado recuerdo en el centenario de la muerte de Gallito, tras la descortesía
de no haberle dado el lugar que merece, teniendo en cuenta que es considerado
por muchos como el torero más importante de la historia por sus aportaciones
dentro y fuera del ruedo. Un homenaje que será enarbolado por la hermandad de
la Macarena bajo el título «Joselito el Gallo, cien años de gloria».
Han tenido que pasar cien años para que Sevilla
rinda el tributo necesario a uno de los impulsores del toreo moderno. Único al
que se la ha considerado el «Rey de los Toreros», con la dificultad de haberlo
conseguido con tan sólo veinticinco años, momento en el que perdió la vida en
Talavera.
Sus recuerdos en la ciudad se limitan a formar
parte del noménclator del Real de la Feria y el azulejo que sus partidarios
colocaron en la avenida de la Buhaira por el centenario de su alternativa,
señalando el lugar donde estuvo la Monumental de Sevilla.
La mayor exposición del coloso de Gélves es la
Basílica de la Macarena. Su patrocinio a la renovación estética que impulsó
Juan Manuel Rodríguez Ojeda aún perdura junto a la Esperanza: la corona de la
joyería Reyes, en la que Joselito colaboró actuando como novillero en un
festival celebrado en la Maestranza que recaudó 3.000 de las 12.500 pesetas que
costó; la pluma de oro de Muñoz y Pabón que la Esperanza Macarena luce prendida
en su saya desde 1921, que fue un regalo del pueblo sevillano al canónigo por
defender a Gallito frente a la campaña de descrédito que se había originado por
la celebración de su funeral en la Catedral; y las piezas más significativas de
la virgen: las mariquillas verdes que el torero compró en una joyería de París.
Su mecenazgo no queda únicamente ahí. Organizó dos
festivales más en la Monumental en los años 1916 y 1919 para darle forma a una
nueva invención de Juan Manuel: las corazas de costillas que llevaron los
armaos hasta la década de los 50. Además, es conocida la saya blanca de la
Esperanza, confeccionada con un vestido del torero. Durante su última Madrugada
(1920), y vestido de nazareno, le preguntó a Rodríguez Ojeda: ¿Cuánto puede
costar un varal de oro? «Muchísimo, José», le contestó Juan Manuel. «Pues el
año que viene lo va a tener», sentenció Gallito.
La devoción macarena le venía a la familia por el
patriarca, Fernando Gómez «el Gallo». Fue la Señá Gabriela quien se la
transmitió a José, y éste afloró aún más su fe tras una cogida en la plaza de
toros de San Sebastián, cuando una medalla de la Esperanza fue el escudo que
frenó al pitón de atravesar su pecho. Desde aquel milagro, y mientras su salud
se lo permitió, la madre acompañó en silencio y descalza a la Macarena cada
madrugada del Viernes Santo.
Tras la muerte del patriarca, la familia abandonó
Gelves, donde únicamente había nacido el benjamín de la familia (José), y se
vinieron a vivir a las proximidades de la Basílica. Primero en la calle Relator
y cuando Rafael empezó a ganar dinero se marcharon a la Alameda de Hércules.
La construcción de la Monumental de San Bernardo
fue interpretada como una deslealtad por un amplio sector de la nobleza y de la
burguesía local. La especulaciones señalan éste como el posible motivo para que
Sevilla no erigiera un monumento al torero más importante que había aportado a
la historia de la tauromaquia. Un obligado homenaje que sí encabezó en su
momento la hermandad de la Macarena (aquella icónica imagen de la Esperanza
vestida de luto) y que volverá a representar cien años después con una intensa
agenda de actividades culturales.
Los encargados de supervisar este homenaje serán
el director de la Cátedra Ignacio Sánchez Mejías, Juan Carlos Gil; y el
periodista y biógrafo de Joselito, Paco Aguado –que además reeditará su
requerida obra–. El primero ya fue el comisario de la exposición «Joselito y
Belmonte, una revolución Complementaria», que conmemoró el centenario de la
Edad de Oro del toreo.
Los actos comenzarán el próximo 12 de marzo en la
casa hermandad de la Macarena, donde se ha programado «Las devociones de José:
La Macarena». La siguiente cita será el 7 de mayo en el hotel Colón bajo el
título «Joselito y el toro». Y dos semanas después se llevará a cabo un
concierto homenaje al «Rey de los Toreros» en la Basílica. Antes del parón
veraniego habrá un mesa redonda sobre su vinculación con el flamenco en la
fundación Caja Rural del Sur.
Antes de esto, el 16 de abril, se inaugurará una
exposición conmemorativa que pretende divulgar los momentos más importantes de
su vida. Una muestra de objetos personales, pinturas, esculturas, fotografías y
recortes de prensa y vídeo.
Una vez concluido el descanso vacacional, la
actividad se retomará el 24 de septiembre en la sede del colegio de Arquitectos
con «Joselito y las vanguardias: cine y arquitectura». El Paraninfo de la
Universidad no podía ser menos y acogerá «Joselito como fuente de inspiración
literaria» los días 14 y 15 de octubre. Y el último coloquio será en el Salón
de Carteles de la Real Maestranza a finales del mes de octubre.
El «año Gallito» concluirá por todo lo alto: en el
mes de noviembre se erigirá, por fin, el monumento al «Rey de los Toreros» en
la plaza Esperanza Macarena.
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