jueves, 9 de enero de 2020

Comienza el «año Gallito»: Una simbiosis que alcanza sus «cien años de gloria»

La Macarena emprende en este 2020 el homenaje a su benefactor más ilustre, el «Rey de los Toreros».
 
JESÚS BAYORT
Diario ABC de Sevilla

El recién inaugurado año ya tiene marcada su agenda taurina por una efeméride que se prolongará durante todo el curso. Un obligado recuerdo en el centenario de la muerte de Gallito, tras la descortesía de no haberle dado el lugar que merece, teniendo en cuenta que es considerado por muchos como el torero más importante de la historia por sus aportaciones dentro y fuera del ruedo. Un homenaje que será enarbolado por la hermandad de la Macarena bajo el título «Joselito el Gallo, cien años de gloria».

Han tenido que pasar cien años para que Sevilla rinda el tributo necesario a uno de los impulsores del toreo moderno. Único al que se la ha considerado el «Rey de los Toreros», con la dificultad de haberlo conseguido con tan sólo veinticinco años, momento en el que perdió la vida en Talavera.

Sus recuerdos en la ciudad se limitan a formar parte del noménclator del Real de la Feria y el azulejo que sus partidarios colocaron en la avenida de la Buhaira por el centenario de su alternativa, señalando el lugar donde estuvo la Monumental de Sevilla.

La mayor exposición del coloso de Gélves es la Basílica de la Macarena. Su patrocinio a la renovación estética que impulsó Juan Manuel Rodríguez Ojeda aún perdura junto a la Esperanza: la corona de la joyería Reyes, en la que Joselito colaboró actuando como novillero en un festival celebrado en la Maestranza que recaudó 3.000 de las 12.500 pesetas que costó; la pluma de oro de Muñoz y Pabón que la Esperanza Macarena luce prendida en su saya desde 1921, que fue un regalo del pueblo sevillano al canónigo por defender a Gallito frente a la campaña de descrédito que se había originado por la celebración de su funeral en la Catedral; y las piezas más significativas de la virgen: las mariquillas verdes que el torero compró en una joyería de París.

Su mecenazgo no queda únicamente ahí. Organizó dos festivales más en la Monumental en los años 1916 y 1919 para darle forma a una nueva invención de Juan Manuel: las corazas de costillas que llevaron los armaos hasta la década de los 50. Además, es conocida la saya blanca de la Esperanza, confeccionada con un vestido del torero. Durante su última Madrugada (1920), y vestido de nazareno, le preguntó a Rodríguez Ojeda: ¿Cuánto puede costar un varal de oro? «Muchísimo, José», le contestó Juan Manuel. «Pues el año que viene lo va a tener», sentenció Gallito.

La devoción macarena le venía a la familia por el patriarca, Fernando Gómez «el Gallo». Fue la Señá Gabriela quien se la transmitió a José, y éste afloró aún más su fe tras una cogida en la plaza de toros de San Sebastián, cuando una medalla de la Esperanza fue el escudo que frenó al pitón de atravesar su pecho. Desde aquel milagro, y mientras su salud se lo permitió, la madre acompañó en silencio y descalza a la Macarena cada madrugada del Viernes Santo.

Tras la muerte del patriarca, la familia abandonó Gelves, donde únicamente había nacido el benjamín de la familia (José), y se vinieron a vivir a las proximidades de la Basílica. Primero en la calle Relator y cuando Rafael empezó a ganar dinero se marcharon a la Alameda de Hércules.

La construcción de la Monumental de San Bernardo fue interpretada como una deslealtad por un amplio sector de la nobleza y de la burguesía local. La especulaciones señalan éste como el posible motivo para que Sevilla no erigiera un monumento al torero más importante que había aportado a la historia de la tauromaquia. Un obligado homenaje que sí encabezó en su momento la hermandad de la Macarena (aquella icónica imagen de la Esperanza vestida de luto) y que volverá a representar cien años después con una intensa agenda de actividades culturales.

Los encargados de supervisar este homenaje serán el director de la Cátedra Ignacio Sánchez Mejías, Juan Carlos Gil; y el periodista y biógrafo de Joselito, Paco Aguado –que además reeditará su requerida obra–. El primero ya fue el comisario de la exposición «Joselito y Belmonte, una revolución Complementaria», que conmemoró el centenario de la Edad de Oro del toreo.

Los actos comenzarán el próximo 12 de marzo en la casa hermandad de la Macarena, donde se ha programado «Las devociones de José: La Macarena». La siguiente cita será el 7 de mayo en el hotel Colón bajo el título «Joselito y el toro». Y dos semanas después se llevará a cabo un concierto homenaje al «Rey de los Toreros» en la Basílica. Antes del parón veraniego habrá un mesa redonda sobre su vinculación con el flamenco en la fundación Caja Rural del Sur.

Antes de esto, el 16 de abril, se inaugurará una exposición conmemorativa que pretende divulgar los momentos más importantes de su vida. Una muestra de objetos personales, pinturas, esculturas, fotografías y recortes de prensa y vídeo.

Una vez concluido el descanso vacacional, la actividad se retomará el 24 de septiembre en la sede del colegio de Arquitectos con «Joselito y las vanguardias: cine y arquitectura». El Paraninfo de la Universidad no podía ser menos y acogerá «Joselito como fuente de inspiración literaria» los días 14 y 15 de octubre. Y el último coloquio será en el Salón de Carteles de la Real Maestranza a finales del mes de octubre.

El «año Gallito» concluirá por todo lo alto: en el mes de noviembre se erigirá, por fin, el monumento al «Rey de los Toreros» en la plaza Esperanza Macarena.

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