JORGE
ARTURO DÍAZ REYES
@jadir45
Foto: Camilo Díaz
Lima, Ciudad de México y Bogotá, son las tres
capitales nacionales ibero-americanas (21) que conservan cultura taurina.
Baldón, para unos, valor, para otros, cada cual, en su opinión, su derecho y su
libertad.
La primera, concluyó su Feria Señor de los
Milagros, la segunda cursa su temporada grande y la tercera se dispone a la
propia. En secuencia, el ayer, el hoy y el mañana, inmediatos del rito en el
continente.
Su ahora y aquí diríamos, en un contexto global
pautado por políticos que han descubierto el antitaurinismo como una rica veta
electoral. Acometer contra este culto, paga. Condenarlo como herético, impío,
bárbaro, clamando su exterminio, rinde. Abrogarse para ello la vocería (inconsulta)
de los toros, alegando el despojo de sus “derechos” por el toreo (solo por él),
premia. Sin importar que la cruzada lleve a extinguir la raza de sus
“representados”, en fin, ellos no podrán demandarles.
Bueno, las interpretaciones contradictorias de la
tauromaquia son tan viejas como ella misma. Igual que las de muchas expresiones
morales, teológicas, estéticas, ideológicas, incluso científicas. Lo nuevo no
es esa diferente lectura, lo nuevo es la escalada de intolerancia, similar a
las persecuciones étnicas y religiosas.
La Santamaría de Bogotá, ha sido blanco preferente
de tales campañas. Administrada durante los últimos lustros por alcaldes de
conversa y enconada militancia antitaurina; Petro, Peñalosa, y ahora López, ha
resistido cierres, boicoteos y agresiones de todo tipo, incluyendo asonadas y
terrorismo. Con tan firme convicción, que reabre con un febrero largo de seis
corridas, el doble del año anterior.
Hace poco más de un mes, la empresa colombo-mexicana
Casa Toreros Consorcio Colombia, recibió el coso en arrendamiento. Y el dos de
enero pasado, recién posesionada, la nueva alcaldesa visó el contrato con la
protesta expresa de que lo aceptaba solo porque ya estaba firmado y la ley (916
de 2004) le obligaba. Pero advirtiendo que durante su período de cuatro años
"no habrá un solo peso para corridas de toros".
Bien por ella. Y tranquila, que las corridas no le
pedirán dinero, al contrario, se lo darán y mucho, como han hecho siempre con
la ciudad. Mas para continuar haciéndolo es indispensable que les garanticen su
libertad constitucional y el orden público, mediante la debida protección y el
mantenimiento de las manifestaciones hostiles a distancia prudente de la plaza,
como dicta el sentido común.
No hay comentarios:
Publicar un comentario