El
matador paisa malogró en la suerte suprema dos aplaudidas faenas de opuesto
corte. Luis Miguel Castrillón y Joaquin Galdós también matando mal lucieron
menos. Manso encierro de “KiKe” Álvarez.
Juan de Castilla |
JORGE
ARTURO DÍAZ REYES
@jadir45
Foto:
Santiago Osorio - EFE
Los de Paispamba cuatro castaños, un jabonero y un
negro listón, diversa pero dignamente armados, marcaron 495 kilos promedio en
la romana, con 86 entre los extremos. Igual asimetría en los volúmenes. En lo
que sí se identificaron todos es en que dejaron en los petos lo que traían de
bravura, excepto, sí, el bravo e indómito sexto. También en otra cosa; su buena
lámina y juvenil aspecto. Todos sin excepción fueron pronto al monopuyazo de
moda y recargaron con fuerza y celo. El primero y el tercero, mansos, echaron
nobleza, el uno con poco fondo y el otro a fuerza de ser sobado antes de la
rajada total.
Juan de Castilla, el último del cartel, copó la
tarde con las telas y la vació con la espada. Dos versiones presentó, ambas a
corazón abierto. Ambas con intensa respuesta en el tendido y ambas con triste
final. El anovillado “Hacendoso” de su primer turno ilusionó en las tres
verónicas y dos chicuelinas del saludo, en la prontitud con que atacó el jaco
de Torres en la puerta y aún en la rauda persecución a “Chiricuto” tras uno de
los mejores pares de la tarde. Luego, tras dos majas tandas diestras, la
primera genuflexa huyó y huyó de la muleta. Fue allí cuando la compuesta
sujeción brilló y con tan poco material construyó ligó y remató series de
tronío y autoridad que le ganaron la plaza con músicos incluidos. Luego cuando
la gallina cantó en las tablas él porfió allí, dando ventajas y haciéndola
circular. La igualada fue minuciosa y la suerte fatal. Tres en duro, una
estocada inane, un aviso y tres descabellos. Para unas palmas de consolación.
El sexto, el más grande y ofensivo fue bravo y
exigente. Casi no deja salir los picadores para vérselas duro con Torres que salió
aplaudido. Santana y Suasa, lo adornaron en ovacionado tercio y Juan brindó a
su hermanito menor. De allí en adelante
más que una faena fue una batalla sin tregua. Las embestidas en ráfaga no
dieron sosiego a los pies pero tampoco lograron ponerlos en fuga. Acometida,
muletazo, pasos, repetición y repetición sin reposo. Con esguinces corporales
obligados cuando el mando bastaba. Sin embargo, esa vehemencia incontenida de
lado y lado enardeció la parroquia que obviaba que el toreo es primero que
todo, parar, y eso no sucedió nunca. Ni uno ni otro. La gente a fondo con los
dos contendientes hasta que, tras un pinchazo, una espada en guardia, una
estocada inútil, un aviso y un descabello hicieron que los antes jaleantes
abandonaran en masa los tendidos.
Luis Miguel Castrillón, naufragó entre la
mansedumbre de su lote, su trasteo poco embrocado y su desatinado acero.
Avisado en sus dos turnos. Al primero lo tiró sin estoquearlo con dos pinchos y
tres descabellos. Al cuarto con pinchazo, estocada sin efecto y tres
descabellos. Piadosos silencios fueron epitafio de sus dos actuaciones.
El peruano Joaquín Galdós, estuvo pero no estuvo.
Su lote, el peor y más manso, no le dejo estar. Espantar moscas y nada de nada.
Al segundo, dos en hueso, un fierrazo delantero desprendido y un aviso. Al
quinto, pincho y espadazo recursivo.
La corrida tuvo varios problemas, pero también
algunas virtudes que bien administradas hubiesen mejorado su resultado. Lo
demostró Juan con el tercero. Pero además de lidiarla había que matarla y hoy
eso tampoco se hizo.
FICHA DEL FESTEJO
Lunes 6 de enero 2019. Plaza Monumental de
Manizales. 2ª de feria. Sol. Tres cuartos de aforo.
Seis toros de Paispamba (en Parladé), con lámina pero poco cuajo y mansos,
excepto el bravo 6º.
Luis
Miguel Castrillón, silencio tras
aviso y silencio tras aviso.
Joaquín
Galdós, Silencio tras aviso y
silencio.
Juan
de Castilla, palmas tras aviso y
silencio tras aviso.
Incidencias: Saludaron: Hector Fabio Giraldo y Carlos
Garrido tras parear al 4º; y Ricardo
Santana y John Jairo Suasa
“Chiricuto” tras parar al 6º.
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