domingo, 12 de enero de 2020

LEER UNA NOTICIA – Posverdad

CARLOS RUIZ VILLASUSO
@CRuizVillasuso 
Redacción APLAUSOS

Las empresas de encuestas deberían observar de cerca el micro mundo de la tauromaquia. Se darían cuenta de que lo que sucede en el país sucedió antes en nuestro contexto, en nuestro “mundo”. Antes. Es como si todo aquello que se va a aplicar y que va a suceder en España, se testara en un laboratorio social llamado “toreo”, una especie de “campo de pruebas” de tal o cual medicina o medida, antes de sacarla “al mercado” del país. En realidad es lo que José Ortega y Gasset quiso decir con aquello de que basta observar al toreo para saber cómo está el país.

Hace muchos años que dije, y me reafirmo, que el toreo jamás se metió en política. Y aclaro: “Meterse en política” en lo relativo a introducirse en las hojas de ruta de los programas e intenciones de los partidos políticos. Ha sido justo al revés. Desde que, antes de este siglo, la Generalitat de Cataluña modificara la Ley de Bienestar Animal de esa comunidad, prohibiendo de facto los toros, los partidos políticos, unos antes, otros después, han metido el toreo en su ideología o programa electoral y de gobierno.

Esta es una realidad con la que debemos convivir y sobre la que tenemos que tomar decisiones. El toreo no ha ido jamás a una sede de partido alguno para meterse en su hoja de ruta. Ha sido el revés. Se politizó el toreo desde los partidos políticos y no al revés. Se hizo así de la misma manera que jamás se judicializó a la política. Al revés, se ha politizado y se politiza la justicia de forma aberrante. Ahí tienen el ejemplo claro de la obscenidad que consiste en que una Abogacía del Estado se transforme en una abogacía de un Gobierno en funciones y/o se transforme en los abogados defensores de gente condenada por, nada más y nada menos, que el Tribunal Supremo.

¿Cómo es posible que la lucha ecológica la planteen quienes van a prohibir el toreo? La víctima de lo prohibido no es el toreo, es la dehesa. Quizá resulta que aún no se ha entendido que, o comunicamos todos los días a todas las horas esta realidad y valor, o nos vamos al carajo en esta misma legislatura

Estas mentiras, la de que hemos politizado el toreo (contexto de la tauromaquia) y la de que se ha judicializado a la política (contexto del país) forman parte de lo que, en comunicación política se denomina “posverdad”: una mentira emotiva. Una distorsión deliberada de la realidad para modelar a la opinión pública, para dominar sus emociones. Es una falsificación de la verdad. Una estafa amparada por el eufemismo de lo políticamente correcto a través de la propaganda y la comunicación estratégica. Pura manipulación.

No alcanzo a entender cómo en algunos sectores y organismos del toreo aún se piensa que nos “hemos metido” en la política y que eso es malo y perjudicial, cuando jamás ha sido así. En esa manga nos han metido y debemos actuar en consecuencia. Porque, de la misma forma que se estafa a la gente haciendo de mentira verdad, se estafa poniendo a la tauromaquia en la vía de la prohibición usando una posverdad: que la tauromaquia es inocua y prescindible dentro de la nueva corriente ecológico/climática.

Causa tristeza comprobar cómo una actividad que sostiene al bosque mayoritario europeo que sostiene alrededor del 70 % de la fauna y flora de nuestro país, la dehesa, no sólo no tenga voz ni opinión en las decisiones político-ecológicas, sino que, además, esas decisiones nos van a prohibir. O sea, que siendo garantes y líderes en trabajo ecológico, nos tachan de no serlo y nos prohíben. Una farsa, una posverdad. Y, de nuevo, nos meten en política metiéndonos por detrás lo que quieren.

Tampoco entiendo cómo no se aprovecha esa sensiblería o sensibilidad de las gentes hacia el peligro del cambio climático para hacernos oír. Decir qué somos y qué aportamos desde siempre. ¿Cómo es posible que la lucha ecológica la planteen quienes van a prohibir el toreo? La víctima de lo prohibido no es el toreo, es la dehesa. El “genocidio” natural más grande de la historia moderna. Quizá resulta que aún no se ha entendido que, o comunicamos todos los días a todas las horas esta realidad y valor, o nos vamos al carajo en esta misma legislatura.

Recuerden que en los pactos de gobierno PSOE/UP hay una reforma de la Ley de Bienestar Animal y sus derechos que, manda huevos, la gestionará el Ministerio de Transición Ecológica.

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